Medio
ambiente y
conservación
biológica(*)
El final del segundo
milenio nos encuentra sumidos en serios problemas ambientales y en
la llamada crisis de la biodiversidad. Esto provocado por sólo una
de las diez millones de especies que existen sobre la Tierra:
la especie humana.
El hombre a través de
su instinto, creencias, mitos, religiones, desarrollo cultural y económico
comenzó a alterar la armonía ambiental, modificando gravemente
grandes áreas del planeta y logrando en muchos casos el exterminio
de diferentes especies. Prueba de ello es la desaparición de 115
especies de aves y 58 de mamíferos en los últimos 400 años.
Nuestro país, con su
extensión y características territoriales, posee diferentes
climas y heterogénea geomorfología por la que discurren ríos
y arroyos de variado origen. En este marco se encuentran dentro de su flora
y fauna, una diversidad de elementos propios o compartidos regionalmente,
los cuales representan nuestras riquezas naturales y que son en definitiva,
componentes de nuestra soberanía. Este último concepto no
es novedoso.
Desde fines del siglo XVIII,
en nuestro medio, científicos como Cosme Argerich, Alberto Palcos,
Francisco P. Moreno, Raúl A. Ringuelet, entre otros, han planteado
la necesidad de censos y codificación de la naturaleza como elementos
propios de la soberanía nacional, considerados como un paso previo
e indispensable para un ensayo racional de aprovechamiento de las riquezas
naturales y de su adecuada conservación.
El conocimiento adquirido a
través de esta tarea nos posibilitará establecer diagnósticos
que permitan comprender el comportamiento de los sistemas y establecer
claramente el rol de las especies que componen los mismos y de esta manera
evitar que diferentes situaciones pongan en peligro el equilibrio natural.
Un ejemplo de ello fue la gran mortandad de peces ocurrida hace unos años
en Yacyretá como producto de una sobresaturación de gases
del ambiente, con las consiguientes consecuencias negativas para el ecosistema
de la región.
Los trabajos referidos a fauna
y flora regionales tuvieron como pioneras a las provincias de Santiago
del Estero y Buenos Aires, con los trabajos de A. Alvarez (1919) y C. A.
Marini (1924), respectivamente. A partir de la década del treinta
comienzan a surgir contribuciones y obras generales de diferentes autores
que permiten visualizar las diversas especies vegetales y animales presentes
en nuestro territorio.
Escapa a los fines de este artículo
la enumeración de los trabajos e informes publicados por diferentes
entes nacionales y provinciales así como los surgidos de asociaciones
profesionales y organizaciones no gubernamentales (ONG’s). No obstante,
no se puede dejar de mencionar que el trabajo realizado es muy importante.
Pero en general, no ha existido una planificación que evitara la
duplicación de esfuerzos y recursos ya que no ha habido en la mayoría
de los casos una integración y coordinación entre los diferentes
organismos involucrados. Considero que éste será uno de los
principales objetivos de los responsables del diseño de la estrategia
de bio-diversidad que se encuentra en elaboración en la Secretaría
de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable de la Nación (SRNyDS).
¿Cuál es el rol
de los biólogos y naturalistas en este gran proyecto?. Entiendo
que el poder transmitir de manera comprensible a la sociedad en su conjunto
los conocimientos adquiridos, es nuestro mayor desafío y es donde
debemos poner nuestro principal esfuerzo, ya que, por un principio de ética
profesional y social, nos cabe quizás una de las mayores cargas
en la bien llamada crisis de la biodiversidad.
(*)
Prof. Hugo L. López
Instituto
de Limnología
«Dr.
Raúl A. Ringuelet»
(UNLP-CONICET)
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