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Medio     Ambiente    Regional  
 
Ambiente, región  y deber(*) 
        
El hombre, como individuo y comunidad, establece una relación vital 
con su propio ambiente: necesita de él para vivir e imprime 
sobre él la  impronta de su actividad.  
Esta relación, se vincula directamente con el desarrollo de las comunidades en cualquier región o  país del mundo.  
Por tanto, todo proceso de desarrollo está condicionado, en distinta medida, por el ambiente natural al que pertenece o  se vincula una sociedad.  
 
 
Existen, al menos, tres aspectos en los que se producen las influencias entre la sociedad y el medio ambiente: 
a) la extracción, transformación, distribución, acumulación y consumo de materia y energía proveniente de la naturaleza; 
b) la generación, distribución y acumulación de desperdicios, desechos y disturbios del medio físico; 
c) el ordenamiento territorial y manejo de ambas relaciones. 
En consecuencia, cada sociedad debe definir y periódicamente evaluar, a la luz de los nuevos conocimientos científicos - tecnológicos y de su capacidad de gestión, la manera más adecuada de organizar y asignar sus recursos humanos y materiales para el ordenamiento territorial de todas las actividades que demanden los procesos productivos de bienes y servicios, manteniendo niveles socialmente aceptables de deterioro y contaminación para asegurar, de ese modo, un uso sostenido del ambiente. 
En la región Centro Sur de Córdoba, la obtención de productos agropecuarios ha sido y es el principal proceso de extracción y transformación de materia y energía del medio natural y esto ha implicado el deterioro, agotamiento y en algunos casos extremos, la extinción de dicho medio, en especial el recurso suelo. Los principales procesos de deterioro ambiental están vinculados con la degradación física, química y biológica de los suelos, la erosión hídrica y eólica, el anegamiento, salinización y alcalinización de suelos, inundaciones, contaminación del agua, pérdida de la biodiversidad y desertificación, cuya intensidad depende de la resiliencia de cada ambiente, de la presión de uso y del nivel de especialización y artificialización de los agroecosistemas. 
Las consecuencias directas de este deterioro para la región son 750.000 has. afectadas por erosión hídrica en manto con 600 cabeceras de barrancas activas; 1.000.000 has. sujetas a erosión eólica; 430.000 has. sujetas a anegamiento, salinización y alcalinización y un 20 % de la red vial secundaria y terciaria destruida por erosión hídrica y un 50 % de la misma afectada por el mismo proceso, con distintos grados de intensidad. Además de estos datos, hay que agregar el agotamiento de los suelos lo que se traduce en un menor rendimiento físico de la producción y el aumento en la incidencia de plagas y enfermedades requiriendo una mayor dependencia de insumos técnicos para mantener niveles de productividad rentables. Por otro lado, los productos generados en este marco productivo pierden competitividad por quedar sujetos a barreras para-arancelarias al no cumplir con normas internacionales de calidad y protección ambiental. 
La Universidad Nacional de Río Cuarto desde 1972 ha desarrollado para esta región, diferentes estudios ambientales. Ha ido avanzando desde la descripción de los principales recursos naturales, pasando por la interpretación del funcionamiento de éstos y de los procesos de producción y deterioro, el delineamiento de propuestas de ordenamiento territorial a diferentes escalas (regional, microregional y de predios rurales), el desarrollo y ajuste de tecnologías de manejo y utilización del ambiente hasta la implementación y evaluación de tecnologías desarrolladas de acuerdo con la problemática social y ambiental particular de cada subespacio regional y de las posibilidades científicas de la propia Universidad. 
No obstante estos avances y ante la magnitud de los problemas ambientales mencionados es preciso reforzar, en el marco de la actividad universitaria, acciones en dos campos concretos: la extensión y la investigación. En cuanto a la extensión, es imperativo la difusión de las tecnologías actualmente disponibles, formalizando en un documento las Normas de Uso y Manejo de las Tierras de la región que sirvan de base para el ordenamiento territorial de la producción primaria, el control de los procesos de deterioro y el mejoramiento de las cualidades del ambiente que definen la capacidad productiva del mismo. En el plano de la investigación, es preciso avanzar hacia una mayor interpretación, valoración y parame-trización de los procesos de producción y deterioro que permitan desarrollar modelos de organización técnica de la producción agropecuaria que incorporen la incertidumbre y la optimización como variables operativas de los modelos de planificación y por tanto, permitan seleccionar o crear las opciones técnicas de manejo y ordenamiento más conveniente. 

 
(*) Prof. Américo Degioanni 
Dpto. de Ecología Agraria 
Facultad de  Agronomía y  Veterinaria 
U.N.R.C.
 
 
La compactación 
de los suelos(*)  
 
En gran parte de la región de influencia de la UNRC, los suelos poseen una condición natural denominada esquelética, es decir poseen entre sus partículas constitutivas elevada cantidad de limo y arena muy fina, lo que a su vez genera una estructura y porosidad de elevada fragilidad y  fuertemente dependientes  de la actividad biológica. 
Cuando estos suelos son intervenidos, fundamentalmente por sistemas agrícolas que incluyen loboreos reiterados con equipos pesados, se producen disturbios. Frente a estos disturbios el sistema se adapta modificándose hasta alcanzar un nuevo equilibrio con su entorno.  
En este nuevo estado, el suelo superficialmente muestra una elevada pérdida de compuestos orgánicos, colapso de estructura e individualización de partículas y subsuperficialmente compactaciones o pisos de labranzas.  
Estas modificaciones en el suelo producen disminuciones muy marcadas de macroporos, y por lo tanto se compromete severamente el ingreso y distribución de agua y por lo tanto se crean condiciones para el escurrimiento y pérdida de suelo  aún frente a precipitaciones de mediana intensidad, como así  también para la pérdida de agua necesaria para los cultivos.  

 
(*) Prof. Estela Bricchi                                  
Dpto. de Ecología Agraria                              
Facultad de Agronomía y Veterinaria  - UNRC