|
Mal
de Río Cuarto. El enemigo del maíz
El virus del Mal de
Río Cuarto ataca los sembradíos de maíz cada año,
provocando cuantiosas pérdidas. Para contrarrestar su incidencia,
investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto en conjunto
con técnicos y productores del Grupo CREA Chaján Sampacho,
han desarrollado desde hace más de 15 años una técnica
de escape basada en la modificación de la fecha de siembra.
"Verrugas" en la cara inferior
de la hoja, pricipal síntoma de las plantas afectadas por el
MRC
En la
lucha para controlar el MRC es indispensable considerar las fluctuaciones
poblacionales del insecto vector (Delphacodes kuscheli) del virus causal
de la enfermedad, el desarrollo de los cultivos de avena sobre los cuales
crecen estas poblaciones, las condiciones climáticas y el período
de mayor susceptibilidad del maíz, para así poder disminuir
a límites aceptables la incidencia de esta enfermedad.
Los métodos utilizados
para predecir la incidencia de la enfermedad se basan en la combinación
de dos tipos de pronósticos. Uno de pre-siembra que se realiza durante
los meses de invierno-junio, julio y agosto- sobre la base de variables
climáticas correlacionadas durante varios años con la incidencia
de la enfermedad (porcentaje de plantas de maíz afectadas de manera
severa). El otro es en el momento de la siembra y consiste en realizar
semanalmente muestreos de las poblaciones del insecto vector en cultivos
de avena, para determinar cuándo se produce la dispersión
de los vectores hacia el maíz.
El pronóstico de
presiembra se emite a principios de setiembre, con el objetivo de anticipar
lo que va ocurrir durante la época de siembra, es decir, entre septiembre
y diciembre.
Los años de ataques
severos han coincidido con un incremento de las poblaciones del insecto
vector a partir de agosto, alcanzando niveles de riesgo desde mediados
de octubre hasta principios de diciembre. En cambio, en años de
incidencia moderada las poblaciones del vector comienzan a crecer recién
a mediados de setiembre, alcanzando niveles de riesgo a fines de noviembre
y pueden llegar a perdurar hasta fines de diciembre.
Por esta razón, en
años de pronóstico de presiembra severo se puede sembrar
con riesgos mínimos hasta principios de octubre. Después
de esa fecha se aconseja continuar con el pronóstico de siembra
hasta mediados de diciembre, momento a partir del cual los riesgos son
nuevamente mínimos, aunque estas siembras tardías estarán
por otra parte expuestas a otros problemas sanitarios.
Los males
Los síntomas que
ocasiona la enfermedad pueden ser severos o leves. En el primer caso, se
manifiestan como enanismo, malformación en hojas, espigas y panojas,
acortamiento de los entrenudos y presencia de verrugas en la cara inferior
de las hojas (enaciones). En el segundo, los síntomas no son perceptibles
a simple vista para aquellos poco familiarizados con la enfermedad, aunque
está demostrado que también provocan daños económicos
importantes.
Toda aquella condición
que provoque estrés en el maíz, como el viento, el planchado
por las lluvias intensas y la sequía después de la siembra,
pueden favorecer el desarrollo de la enfermedad, porque predisponen al
cultivo a ser más susceptible. En el caso de los planchados, incluso
en los maíces más tolerantes han favorecido el ataque del
mal.
Estudios experimentales
han permitido comprobar que independientemente del cultivar usado (susceptible
o tolerante al MRC) cuando la infección se produce entre la emergencia
de cultivo y la tercera hoja, mayor es la cantidad de plantas con síntomas
severos, ocasionando mayores pérdidas en el rendimiento.
Una de las causas de la
aparición -a mediados de la década del ´60- del MRC
en la región centro sur de Córdoba fue el cambio de las variedades
utilizadas hasta entonces por híbridos de mayor producción
provenientes de Estados Unidos. A partir de la severa epidemia ocurrida
en la campaña agrícola 1981/82 se ha trabajado en mejoramiento
y se han obtenido híbridos con un mejor comportamiento frente a
la enfermedad en el área endémica.
Generalmente se aconseja
el empleo de cultivares calificados comercialmente como "tolerantes" al
MRC, cuando las épocas de siembra coinciden con los picos poblacionales
del vector.
Además de la modificación
de la fecha de siembra para atenuar la incidencia de la enfermedad, desde
hace aproximadamente diez años se han desarrollado técnicas
para el control químico del vector con buenos resultados; pero debido
a su elevado costo, en su momento no se difundieron entre los productores.
De todos modos los investigadores consideran que este tema merecería
ser retomado ya que en la actualidad el potencial de rendimiento de los
cultivares disponibles supera ampliamente al de los utilizados en aquella
época.
En este sentido los investigadores
son optimistas en el uso de insecticidas de tipo sisté-mico
a la semilla. En tal sentido el grupo de trabajo de la UNRC viene desarrollando
ensayos para la prueba de diferentes productos y dosis de los mismos.
|