La biodiversidad en crisis 
 
“...es hora de entender y aceptar que los recursos biológicos del planeta son limitados, y que por ello no podemos ir más allá de su capacidad productiva  y de regeneración. De otro modo, el hombre se expone no sólo a perder el capital biológico natural, sino también a romper el delicado equilibrio de los procesos naturales básicos que aseguran el mantenimiento de la vida sobre el planeta”.  
Esta frase, extraída del libro Biodiversidad de la provincia de Córdoba, sintetiza la amenaza que significan para la tierra los cambios que el hombre ha provocado, y que sólo se comparan con las modificaciones que a lo largo de miles y millones de años de evolución biológica la propia naturaleza ha experimentado. 

 
 
Si uno quisiera definir la biodiversidad, término que aparece desde siempre en los libros de ciencias naturales, éste hace referencia a la inmensa diversidad de seres vivos que existen en el planeta”, explica el profesor Adolfo Martino, de la Universidad local.  
La vida es intrínsecamente diversa, desde los niveles más simples de organización hasta los más complejos, es decir desde el nivel molecular hasta los sistemas biológicos complejos, denominados ecosistemas. “La vida se define como la capacidad de los organismos de autoperpetuarse en el tiempo, y esa propiedad está basada en una molécula fundamental: el ácido desoxirribonucleico (ADN). Todos los seres vivos presentan esta molécula que es la clave de la inmensa diversidad de formas que existen en los organismos. Esa molécula define todos los caracteres presentes en los organismos y hace a la diversidad molecular, estructural, orgánica, sistémica, etc.,  que existe en todos los niveles de organización de la vida. Por eso no existen individuos iguales, salvo en los casos excepcionales como son los gemelos” señala Martino. 
La diversidad en los seres vivos está basada en los cambios que ocurren tanto en el espacio como en el tiempo en el ADN. Por ejemplo, si un organismo está adaptado a un determinado tipo de clima, y ese clima se torna más frío o caliente, tendrá la capacidad de adaptarse a las nuevas condiciones ambientales si ha experimentado cambios a priori que le permitan responder a las nuevas temperaturas. Así las especies han sobrevivido a cambios tremendos como glaciaciones, incendios, erupciones volcánicas y calentamientos del planeta “Un ejemplo de esto último -explica- es la adaptación a los cambios que ocurrieron en la atmósfera de la tierra hace unos dos mil millones de años, en la cual existían trazas de oxígeno y un alto porcentaje de dióxido de carbono. En la actualidad, encontramos esta relación invertida, 20 por ciento de oxígeno y trazas de dióxido de  carbono, lo que ha permitido la evolución de millones de organismos que utilizan oxígeno como es el caso del hombre.” 
 
La amenaza del hombre 
La evolución de la especie humana comenzó hace aproximadamente un millón de años, pero el hombre como especie, ha comenzado hace apenas unos doscientos años a producir cambios importantes del entorno. Tal vez las alteraciones más profundas del medio comienzan a partir de la Revolución Industrial en los siglos XVII y XVIII. Esto ha continuado a un ritmo exponencial en el presente, “Por ejemplo -señala- cuando se necesitan espacios para cultivos, se talan los bosques y eso implica que se eliminan todas las especies asociadas con la vegetación existente: aves, mamíferos, lagartos, anfibios, etc. Así se ha avanzado sobre todos los ambientes naturales y tal vez esa sea la causa más importante a nivel de impacto que ha ocurrido en la última centuria. La otra es la contaminación, que por una parte es consecuencia de la producción y por otra un fenómeno propio de nuestra cultura”.  
Estas acciones del hombre han excedido la capacidad de adaptación de los seres vivos, debido a los drásticos cambios que han provocado y como consecuencia muchas especies se han extinguido o se han visto seriamente reducidas en número. 
Darwin denominaba como “los más aptos” a aquellos organismos que eran capaces de sobrevivir ante los cambios ambientales. Pero esa capacidad tiene un límite y es evidente que muchas especies no han sobrevivido a cambios tan impresionantes como los que se están dando en la actualidad. “El límite es ese. Por eso, en el ámbito de la producción agrícola, una propuesta para el aumento de producción es mejorar las técnicas agrícolas con la finalidad de producir más en la misma cantidad de tierra, sin avanzar más sobre la naturaleza. Pero eso a la vez implica un serio problema económico de los países subdesarrollados”,  señala el docente. 
  
La situación en Córdoba 
En lo que va del siglo se han extinguido dentro del territorio provincial varias especies: el ciervo de las pampas, el jaguar o yaguareté, el aguará guazú y el tatú carreta. Otras, como el loro hablador, el loro barranquero y el cóndor, están en peligro, ya que se ha reducido drásticamente el número de individuos de sus poblaciones. 
Por otra parte, la deforestación y la expansión de la agricultura han afectado considerables porciones de la vegetación autóctona original y muchas especies vegetales y animales están siendo sometidas a una intensa explotación, como el caso de los algarrobos, hierbas medicinales e iguanas. 
“Para afrontar situaciones de este tipo -señala Martino-  hemos comenzado a trabajar desde hace unos años en un programa que se llama PROBIO, con el que, a través de convenios con otros centros de estudio, se intenta conjugar a través de trabajo interdisciplinario la confección de un inventario de las especies presentes en nuestra provincia. Esta información es imprescindible para poder monitorear las especies presentes, con la finalidad de generar estrategias de manejo y conservación de nuestra flora y fauna. También se han realizado convenios con otras universidades del país, con el objetivo de delinear una estrategia de biodiversidad en el ámbito nacional.” 
Quizá la iniciativa más importante en la que trabaja el grupo de universitarios es la creación de una reserva en la Quebrada de los Condoritos, ubicada en las Sierras Grandes de Córdoba. Se trata de un ecosistema muy particular que está a 2400 metros de altura donde viven especies que son únicas en el mundo, como el Bufo achalensis (una especie de sapo) y el Pristydactylus achalensis (lagarto verde). Se pretende hacer un parque nacional de 40 mil hectáreas rodeado de una reserva de 200 mil hectáreas en esta zona denominada Pampa de Achala. 
“Allí viven los cóndores, lo que es realmente un hecho de gran interés científico, cultural y, aunque parezca mentira, hasta hace poco, eran presa de cazadores furtivos que practicaban tiro al blanco con ellos. Estas aves tienen características adaptativas y genéticas que los diferencian de los que viven en otros sectores de Sudamérica, porque hace miles de años que viven en la Pampa de Achala” explica el docente de la cátedra de Ecología y añade: “si se perdiera una de esas especies, por más que se repatriara de otros sectores, no se sabe si esos animales podrían adaptarse a este particular ecosistema”. 
 
¿Cuántas especies hay?  
A diferencia de otras ciencias, como la química o la astronomía, en las que se conocen los elementos existentes o el inimaginable número de átomos existentes en el universo, los biólogos aún no han podido determinar cuántas especies viven en el planeta. El esfuerzo a través de 200 años realizado por los taxónomos de todo el mundo ha permitido la determinación de alrededor de 1.400.000, pero estudios realizados en zonas tropicales indican que pueden existir unos 30 millones de especies. 
Las estrategias actuales de investigaciones en biodiversidad se orientan entonces a inventariar las especies existentes, conocer cómo funcionan para posteriormente generar estrategias de manejo y conservación de la naturaleza con la finalidad de preservar cada una de las entidades biológicas existentes, dado que constituyen un patrimonio que le pertenece a la humanidad. “Esto se fundamenta -asegura el especialista- en que algunas de esas especies podrían ser la solución para problemas de la humanidad, como es el caso de algunas enfermedades o escasez de alimentos. 

PROINBIO: un programa ecológico 
Investigadores de las universidades de Córdoba, La Plata y Río Cuarto se reunieron tiempo atrás con el objetivo de constituir el Programa Interinstitucional de Biodiversidad (PROINBIO). Los profesionales representan los programas de Relevamiento de la biodiversidad de la provincia de Córdoba (PRO - BIO), y el Programa para el estudio y uso sustentable de la biota austral (PROBIOTA) que se desarrolla en la provincia de Buenos Aires. 
Entre los objetivos que persigue esta agrupación se destacan el interés por generar un ámbito que posibilite la participación conjunta de instituciones abocadas al estudio de la biodiversidad y a establecer pautas metodológicas que unifiquen criterios para la investigación y la difusión de resultados relativos al conocimiento, conservación y manejo de la diversidad biológica y los recursos naturales. 
También se promueve la participación de otras universidades y organismos gubernamentales en proyectos de esta índole, a la vez que se impulsa la interacción entre programas similares, desarrollados en países limítrofes.  
La iniciativa también busca contribuir con la formación de recursos humanos en esta área, además de iniciar actividades de extensión y transferencia a la comunidad con la participación de organismos oficiales y no gubernamentales. 
Entre otros objetivos, los universitarios pretenden generar y mantener un banco de datos actualizado y un órgano de difusión periódica de los avances logrados en los programas. 

Equipo de Investigación: 
Dr. Adolfo Martino 
Fac. de Cs. Exactas / Dep. de Cs. Naturales 
Tel: 0358 - 4676167 / EMail:amartino@exa.unrc.edu.ar: