Producción porcina para evitar el éxodo  
 
La Producción porcina aparece como una alternativa real para reducir el éxodo de pequeños y medianos productores, según lo revela un estudio realizado en la Universidad Nacional de Río Cuarto.  
 
 
 

Un grupo de investigadores del Programa de Salud Porcina, luego de llevar adelante un trabajo científico a lo largo de más de cinco años, han demostrado que la cría de cerdos es una posibilidad que permite al hombre de campo aumentar sus ingresos y, por ende, seguir viviendo en el campo, manteniendo su condición de productor, con un aceptable nivel de vida. 
Esto cobra importancia si se tiene en cuenta que Córdoba en el último lustro perdió casi la mitad de su población rural. El censo realizado a fines de diciembre del ’96 por el Gobierno Provincial demuestra que el sector agropecuario se quedó con un 47,62 por ciento menos de sus habitantes; a lo que se agrega que un reciente estudio realizado por Mora y Araujo, señala que en la Pampa Húmeda hay entre un 30 y un 35 por ciento menos de pequeños y medianos establecimientos rurales. Esta tendencia está además reflejada en el último Censo Nacional Agropecuario, en el que aparecen cifras que demuestran una creciente disminución del sector. 
En este marco, se ha comprobado que la producción porcina como núcleo e integrada al resto de las actividades ocupa un lugar importante como alternativa superadora en sistemas que por sus limitadas escalas productivas son altamente dependientes de los recursos naturales y de los precios. 
“El supuesto que se planteó el equipo de trabajo fue que la producción de cerdos podría ser viable para productores de nuestra zona que están en una situación económica comprometida”, explica el médico veterinario Arnaldo Ambrogi, director del mencionado Programa, del que participan investigadores de varias ramas del conocimiento de la UNRC; a la vez que sostuvo que esto se pudo demostrar sobradamente luego de un estudio de caso realizado en la zona, cuyos datos fueron cotejados con otros aplicados a unos 70 productores ubicados en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán y Córdoba. 
Contextualizando la tarea realizada, los investigadores señalan que la mayoría de los pequeños y medianos establecimientos de la región se enfrentan a un proceso de fuerte descapitalización, en el que está incluida la producción bovina, situación que es de difícil retorno debido principalmente a las necesidades de inversión que esa actividad demanda, todo lo cual se traduce en un marcado desmejoramiento en las condiciones de producción y de vida de los campesinos, que los lleva en muchos casos a que se retiren del campo.  
Ante esta situación, muchos productores ven a la agricultura como una alternativa promisoria, debido a la fuerte oferta y competencia comercial que presenta y al amplio financiamiento con que cuenta; todo lo cual se suma al estímulo que ofrecen los elevados precios de los granos. Así, particularmente los pequeños y medianos campesinos, tienden a volcarse hacia esta producción, a pesar del alto riesgo climático y de otro tipo que lleva consigo, situación que muchas veces trae aparejado un fuerte endeudamiento en el sector. 
En este marco, la producción porcina aparece como una alternativa viable. Es una actividad que requiere una mínima inversión inicial y que es generadora de valor agregado para los granos, aunque requiere de mucha mano de obra. Estas características la convierten en una posibilidad para este tipo de productores, quienes tienen importantes restricciones financieras y de capital, con subocupación de mano de obra familiar. 
Actualmente, la producción cerdos que se realiza en los establecimientos de la zona es tenido como una actividad marginal, con bajos índices productivos, que no superan los 700 kilos de carne por cerda por año. 
A partir de la experiencia llevada adelante por los investigadores universitarios, se sabe que esta situación se puede revertir rápidamente, y que los pequeños y medianos criadores están en condiciones de llevar esos índices a niveles superiores, de entre 1200 y 1600 kilos, con sólo aplicar un manejo adecuado, para lo cual es indispensable la capacitación del productor. 
En este contexto es que cobra relevancia el trabajo que viene llevando adelante este equipo de investigación de la Universidad, apoyado por las Secretarías de Ciencia y Técnica y de Extensión de la UNRC y financiado por el FONCYT (Organismo dependiente de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación), que apunta a la transferencia tecnológica directa, con un importante impacto socioeconómico y productivo.  

Establecimiento modelo 
Además de contar con datos de otros establecimientos de distintos lugares del país, para afirmar que la producción porcina se puede convertir en la salvación de los productores de la región, desde 1993  y hasta la actualidad, los facultativos universitarios han realizado un seguimiento en un establecimiento mixto, de 140 hectáreas de superficie, el cual fue tomado como modelo para la aplicación de la producción de cerdos. 
De esas 140 hectáreas, 90 son propias, con un capital promedio de 200 mil pesos y la principal actividad es la porcina, seguida por la agricultura (maíz y soja), con rendimientos de entre 30 y 16 quintales por hectárea, lo cual se convierte en la base de la alimentación de los cerdos, ya que aporta el 60 por ciento de los granos utilizado. Además, en el lugar se realiza invernada de vaquillonas, con una producción media de 230 kilos por hectárea por año, en 65 hectáreas. 
En ese establecimiento, con tales características, los resultados que se han obtenido son que tanto la cantidad de cerdas madres como la producción fue aumentando progresivamente. Se pasó de  55 a 90 madres y de 800 a 1300 kilos de carne por madre. A esto se agrega que el precio de venta de bolsillo siempre superó los 90 centavos por kilo de capón y que el margen bruto por cerda evolucionó de 300 a más de 500 pesos en los últimos años. 
De esta manera, la rentabilidad del establecimiento pasó de -4,6 por ciento al 12 por ciento actual. 
Al hacer una comparación de los tres últimos ejercicios del establecimiento analizado con una situación hipotética -en la que se elimina la producción porcina y el principal ingreso es la agricultura, de acuerdo con las características anteriormente descriptas- se observa una marcada diferencia en la rentabilidad, en la que se pasa de un 12 por ciento, en el caso en el que se trabaja con cerdos, a un -2,2 por ciento en la situación hipotética sin cerdos (ver cuadro 1). 
Por otra parte, se realizó un análisis comparativo entre los logros obtenidos en el campo en estudio y el promedio de los mejores rendimientos agrícolas -situación mejorada- obtenidos en la zona, en los distintos períodos, según datos correspondientes a varias fuentes, como la propia Universidad, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Recursos Renovables de Córdoba y el INTA. De la comparación se obtuvieron datos tales como que la producción puede pasar de un 7 a un 17 por ciento. (ver cuadro 2) 
En este marco, los universitarios sostienen que en la medida en que aumentan los rendimientos agrícolas, mejoran los resultados de la actividad porcina, pues la alimentación es el 70 por ciento del total de los costos. 
Sin embargo, aclaran que para la situación sin actividad porcina el capital que se utilizó en el cálculo de la rentabilidad fue un 30 por ciento inferior. 
   Estos resultados están demostrando que la producción porcina como actividad principal, integrada al resto, ocupa un importante lugar para los sistemas de bajas escalas productivas que dependen en gran media de los recursos naturales y de los precios. 
   Este estudio fue llevado adelante por el médico veterinario Arnaldo Ambrogi, del Departamento de Patología Animal de la la Facultad de Agronomía y Veterinaria y por los ingenieros agrónomos María Villaberde, Leandro Sabanés  y Javier Salminis, entre otros. 
 
 “Los porcinos son una alternativa” 
   El ingeniero Leandro Sabanés sostuvo que “vemos que mejorando la producción de cerdos, ésta pasa a ser una alternativa interesante para aumentar el ingreso de los productores, lo cual frenaría el éxodo del campo hacia la ciudad”. 

“Apostar todas las fichas a la agricultura resulta riesgoso” 
   Por su parte, el ingeniero Javier Salminis, explicó que “el 70 por ciento de los costos directos de la actividad porcina están referidos a la alimentación, la cual está en función del grano de maíz, sorgo y soja desactivada”, agregando que para integrar la agricultura de manera eficiente a una importante producción porcina se tiene que apuntar a una buena siembra de maíz y soja, lo cual le va a dar al productor cierta independencia del mercado granario”.  

Con una mínima inversión 
   Por otro lado, el doctor Ambrogi señaló que la inversión que se debe realizar es mínima y que los productores pueden contar la metodología utilizada por los universitarios, quienes están en condiciones de transferir dicha tecnología, junto con la capacitación hacia el productor; subrayando que “hay cuestiones de manejo de los animales, que cambiándolas se mejoraría notablemente la producción”. 

 
Cuadro 1 
Períodos
95 / 96
96 / 97
97 / 98
Situación real 
13,5
 3,8
 12
Situación sin cerdos
 -2,70
-11,6
-2,2 
 
Cuadro 2          
Períodos
95 / 96
96 / 97
97 / 98
Situación real mejorada
22
13,3
17
Situación sin cerdos mejorada
 17
 -6
7
            

Equipo de Investigación: 
Med. Vet. Arnaldo Ambroggi 
Fac. de Agr. y Veterinaria / Dep. de Patología Animal 
Tel: 0358 - 4676110 / EMail:7alvec@ayv.unrc.edu.ar