Integran un equipo junto con especialistas de España, Francia, Portugal y Brasil
Investigadores de la UNRC trabajan en el desarrollo de técnicas de detección de transgénicos
02 de Septiembre de 2014 - Docentes del grupo de Sistemas Organizados del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Río Cuarto llevan a cabo un proyecto financiado por la Comunidad Europea para el desarrollo de técnicas de detección de transgénicos.
Los investigadores de la UNRC integran un equipo conformado por 41 especialistas en el tema pertenecientes a 10 instituciones de educación superior de España, Brasil, Francia, Portugal y Argentina.
La presente propuesta es un proyecto científico innovador y bien organizado con el objetivo de avanzar en dispositivos (sensores) para evaluar la presencia de organismos modificados genéticamente (OGM) en los alimentos y semillas.
Este proyecto adquiere especial relevancia si se considera que durante la última década el desarrollo de la biotecnología ha revolucionado la agricultura por la introducción de organismos genéticamente modificados (OGM) con características de interés agronómico que confieren una nueva protección a los cultivos, tales como tolerancia a herbicidas, resistencia a los insectos y otros, asociado principalmente a la agricultura comercial.
Según la doctora Patricia Molina, docente investigadora integrante del Grupo de Sistemas Organizados del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNRC, hasta la fecha cerca de 130 organismos genéticamente modificados han recibido una autorización con fines comerciales en el uso como alimentos en el mundo. Según el Servicio Internacional para la Adquisición de Agrobiotech Aplicaciones (ISAAA), en el año 2011 se estimó que unos 16,7 millones de agricultores emplean cultivos transgénicos sobre 160 millones de hectáreas repartidas en 29 países.
“A pesar de las ventajas que presentan las plantas OGM, no se acepta su uso como alimentos en todo el mundo, especialmente en Europa, donde los consumidores están muy preocupados por su seguridad. Los principales problemas de seguridad se relacionan con el potencial de flujo de genes a otros organismos, la inducción de resistencia a los antibióticos y los efectos sobre biodiversidad. En un principio se pensó que el uso de transgénicos iba a contribuir a mayor producción de alimentos lo cual paliaría el hambre del mundo pero hasta ahora ese objetivo no se ha logrado lo cual nos hace reflexionar acerca de que el problema no está en la producción de alimentos sino en su distribución”, señaló la doctora Patricia Molina.
También destacó la profesora Molina que independientemente de la controversia en torno a los organismos genéticamente modificados, su cultivo está en constante aumento. Todos estos hechos contribuyen a la creciente complejidad de la detección y la identificación correcta del material derivado de los OGM.
Por tal motivo, la investigadora consideró que es necesario el desarrollo de nuevas técnicas de análisis para poder detectar transgénicos en alimentos o semillas.
En este marco, “el objetivo principal de este proyecto entre cinco naciones es el establecimiento de una sólida, competente y activa red entre Europa y América del Sur, la participación de instituciones de educación superior y unidades de investigación, apoyadas por la experiencia de cada institución y de laboratorios para la promoción e intercambio de conocimiento científico básico”, expresó la química Patricia Molina.