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Susana Trimarco pasó por el campus

El testimonio de una mujer valerosa frente a las mafias

19 de Marzo de 2015 - Recibir amenazas pone a prueba el coraje. Sobrevivir a intentos de asesinato conlleva un dolor más agudo. Perseverar a pesar de que lo que era una casa se reduce a un montón de ladrillos y paredes quemadas revela que Susana Trimarco encarna aquello de “amar hasta que duela”, dicho acuñado por otra gran mujer, la Madre Teresa de Calcuta.

En diálogo con la 97.7 a su arribo al campus, la madre de Marita Verón dijo claramente que ha venido luchando contra mafias. Para muestra basta ver que llegó con custodia.

Su amor a la justicia es el homenaje a su hija, desaparecida víctima de las redes de trata que cotidianamente revelan que la esclavitud, sea sexual o de otra índole, sigue vigente.

Mientras unos hacen trizas vidas y destinos por el lucro, otros eligen una lucha no violenta, plena de valores, entre ellos la mansedumbre con la que Trimarco sobrellevó la burla de un tribunal tucumano que absolvió a los imputados y la constancia que la condujo a continuar con su esfuerzo por otra sociedad.

Trimarco es el compromiso vivo con la lucha por los derechos humanos. Una banda de delincuentes le cambió su existencia. Ella la enalteció con una valentía inconmensurable. Tiene 60 años y no parece; quizás sea por la vitalidad de su causa, la de salvar a mujeres de ser esclavizadas como objetos de placer masculino.

En conferencia de prensa al cabo de un encuentro en el cual fue recibida por el rector, Marcelo Ruiz, otras altas autoridades de rectorado y de facultades, Susana Trimarcó vertió expresiones tales como estas:

-C uando nos llaman a la fundación, comunicamos de inmediato a la justicia, a las fuerzas nacionales que combaten delitos federales. Hoy la situación en este sentido es mejor, con mayor agilidad, no como cuando la llevaron a mi hija, cuando nadie hablaba de la trata y ni yo sabía que existía.

-Fue muy duro para mí descubrir todo lo que descubrí, ha sido para mí un golpe muy fuerte, muy grande.

-Desde que la llevaron a ella (su hija, Marita Verón), la gente se anima a hablar. Nosotros recibimos información permanentemente. Hoy la sociedad argentina está comprometida y se llama a la policía ante movimientos extraños.

Susana Trimarco abordó distintas aristas de la trata de personas, uno de ellos la necesidad de trabajar en la difusión del tema y en su prevención. Por ejemplo, “mediante charlas en los colegios, especialmente a los varones, inculcarles que el hombre es más hombre ganándose a la mujer, no pagándole”. La socialización saludable que propicia también alcanza a las chicas, a quienes hay que educar “para que no den tanta información, sea por Internet u otros medios, a gente que no conocen”.

Consultada respecto de quienes sostienen que las prostitutas están más seguras todas juntas en un prostíbulo que en pequeños grupos en las calles, fue contundente: “Los políticos que dicen eso son unos vagos que no trabajan para darles oportunidad”. En otras palabras, la búsqueda de excusas para no emprender caminos de fondo como el suyo desde la Fundación María de los Angeles, que a diario rescata a mujeres que ejercían la prostitución en la calle. Relató el caso de “98 mujeres a las que les conseguimos trabajo en la empresa Gas Nor (equivalente de Ecogas en el norte). Ahora tienen obra social y les damos también un bolsón de comida.

Acerca de aquellos para quienes la prostitución es elegida, no impuesta, como fuente de ingresos, Trimarco señaló: “Ninguna mujer elige serlo. Aun las que dicen ‘yo trabajo porque quiero’ son explotadas porque tienen que pagar el lugar, el lavado de sábanas y los preservativos, de manera que si cobran 100 puede que les queden 30”. Además, planteó, “las mujeres necesitamos ser respetadas, no maltratadas”.

En su encendida alocución previo a ser investida Doctora Honoris Causa, Susana Trimarco dio datos escalofriantes: los proxenetas drogan a quienes ejercen la prostitución ‘para que vayás a trabajar contenta´, como les dicen, ´para que yo me pueda comprar una camioneta´. Y si, por ejemplo, no hacen 2 mil pesos por día, las matan a palos”.

Desahogos como estos salen de la boca de mujeres en la Fundación, que provee apoyo psicológico a quienes por años han sido privadas de su libertad y sometidas a que “pasen cuarenta tipos por noche por encima de ellas”, lo cual “no es digno, no es humano”.

Córdoba fue un lugar recurrente en la conferencia de prensa. Trimarco manifestó su satisfacción porque “el gobernador (José Manuel) De la Sota nos está apoyando” y su conformidad con relación a la ley por la cual están prohibidos los prostíbulos en la provincia y la ve “como un granito de arena que aporta a la lucha contra la trata de personas”. La referencia a Córdoba también se debió a que allí “tuve que estar escondida el año pasado”. A consecuencia de esto, “mi nieta perdió tres meses de colegio y tuvo que rendir libre para pasar a quinto año”.

Deseosa de “verdad y justicia”, esta madre del dolor llamó a “no callarse” dado que “ellos (la justicia) nos tienen que dar respuesta”.

La justicia...

En la conferencia, Trimarco narró que se quejó de su lentitud, la calificó de “tortuga” y eso le valió ser recibida con “mala voluntad” por “el presidente de la Corte de Tucumán”. Lo confrontó haciéndole ver que mientras él tenía en su oficina “cuadros con su familia”, ella tenía que andar “como desgraciada buscando a mi hija; ustedes no hacen nada, la que investiga soy yo mientras ustedes ganan grandes sueldos”.

En su tránsito de años por tribunales, prostíbulos y calles, Susana Trimarco percibió que hay jueces que “no son capaces” y que existe “mucha complicidad”. Afirmó que a cada uno de los tres magistrados que determinó la inocencia de los acusados de la desaparición de Marita Verón “les pusieron muchísimo dinero: 2 millones de dólares a cada juez, seis millones en total”. Frente a esto, valoró el rol “del doctor Carlos Gonella, a cargo de la investigación contra quienes, para dar una idea del poder que manejan, son capaces de tener “180 millones de pesos en efectivo”.

Tortuoso sendero el que tuvo que recorrer esta mujer convencida de que “la justicia tiene que cambiar y somos los responsables de hacer cambiar a esta gente” de “mirada altanera, por encima de los hombros”. Otra fuente de dolor fue “el fiscal que la defendía a mi hija, un hombre de 87 años que me confundió a mí con una abogada”.

“Pensar en mi hija me da potencia”, dijo también Trimarco, quien siente que “no sería capaz de no seguir buscándola”,

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