DOSSIER  DOSSIER  DOSSIER  DOSSIER  DOSSIER  DOSSIER 

Medio     Ambiente    Regional  
 
El punto de partida:    
alertarnos y alertar(*)  
 
Como docentes e investigadores en el ámbito de las ciencias sociales, es imprescindible plantearnos, desde nuestra situacionalidad, la necesidad de detenernos a reflexionar críticamente sobre lo cotidiano, es decir, la búsqueda del sentido y significado que le queremos proporcionar a nuestro quehacer hoy: el desafío de internalizar la problemática medio ambiental o ambiental se convierte en pretexto necesario. 
 
 
 
Hoy, los cambios socioambientales globales y la cuestión ambiental -que se expresan local y regionalmente- interpelan los métodos de investigación y las teorías científicas para aprehender una realidad compleja problematizando los intereses disciplinarios. Surge así, la necesidad de construir un marco teórico para organizar, interpretar, y comprender la problemática ambiental y crear un ámbito de debate y reflexión respecto al empleo, resignificación y producción de conceptos que legitimen su abordaje. Pero en este contexto, el concepto de medio ambiente o ambiente tiene muchas veces un uso especulativo e intencional y en otras un uso corriente, abusivo e indiscriminado que contribuyen a desmerituar esfuerzos serios para hacer comprensible una nueva posición y actitud frente a la vida. Estos usos nos obligan por un lado, a desentrañar y comprender las intenciones políticas, económicas e ideológicas que se esconden detrás de la utilización de éste concepto; y por otro a intentar desmitificar el uso alegre e irrespetuoso que de éste término  hacen divulgadores y comunicadores sociales en diferentes medios y ámbitos. 
He aquí algunos interrogantes que podemos plantearnos reflexivamente frente a la diversidad de éstas cuestiones:
-¿Cuántas veces se hace y hacemos referencia al medio ambiente o ambiente para señalar un estado de situación en desequilibrio?.
-¿Es el medio ambiente o ambiente  resultado de una valoración sólo de lo “natural”?.
-¿Es el medio ambiente o ambiente sólo lo que afecta o puede afectar a las personas?.
-¿Es el medio ambiente o ambiente, todo?, ¿o debemos hablar de un medio ambiente o ambiente natural y un medio ambiente o ambiente humano?.
-¿Nos debemos conformar con afirmar que es un concepto vago, difuso e impreciso? y en éste caso, ¿la conformidad es por incapacidad de definirlo o intención de no hacerlo?.
-¿Qué queremos expresar cuando hablamos de preservar y/o conservar el medio ambiente o ambiente?. 
- ¿Es medio ambiente o ambiente?.
Este concepto y muchos otros (desarrollo sostenible, sostenido y sustentable, disponibilidad de recursos naturales, etc.) suelen formar parte de diferentes discursos para mostrar una preocupación por la crisis de medio ambiente y desarrollo que sufrimos situadamente y que inciden no sólo en el enfoque que, como docentes le damos al tratamiento de ésta temática en nuestra tarea cotidiana, sino también en la estructura del imaginario colectivo de la población estudiantil condicionando sus ideas acerca de las cuestiones medioambientales o ambientales.
Si no ejercitamos una actitud crítica en la lectura de éstos discursos, podemos convertirnos en reproductores de situaciones de un modelo no deseado, a la hora de encauzar esas ideas hacia la construcción de conceptos.
¿Qué es el medio ambiente o ambiente?
Ante todo nos apresuramos a afirmar que el concepto medio ambiente -como reflejo de un estado de situación- emerge y se dispara en determinado momento del proceso histórico de desarticulación de la mediación sociedad-naturaleza, planteando requerimientos a las comunidades científicas, políticas y sociales cuando comienza a advertirse, desde diferentes perspectivas, signos de que el marco de vida se halla amenazado de deterioro o degradado de hecho. La visualización de éste estado de situación genera a fines de la década del 60 y principios de la del 70, diferentes respuestas desde distintos sectores  y contextos (Estocolmo 72, Informes del Club de Roma, movimientos contra-culturales juveniles y estudiantiles en París, Roma, Berkeley de 1976 y 1968) e institucionaliza el uso del concepto medio ambiente para expresar las cuestiones relativas a su alcance. Quizás el concepto aparece como redundante. Es en realidad un reduplicativo; pero creemos que encierra la potencialidad de concientizar y reencauzar un diálogo armónico entre lo social y natural.
No abandonar, por el momento, el concepto medio ambiente es un desafío para comenzar a dar consistencia histórica, desde aquí y ahora a la construcción del concepto ambiente para orientar la acción.
Creemos que es ineludible entender que el medio ambiente es  resultado del proceso de mediación sociedad-naturaleza, desde las relaciones de poder, que se expresa en modo de uso del espacio y utilización de los recursos y se refleja en formas de organización y condiciones de calidad de vida, en cada etapa histórica en su contexto tecnológico.
¿Por qué la conceptualización sociedad-naturaleza? 
Es importante destacar que se contrapone al concepto mediación hombre-naturaleza que dominó en los países desarrollados como forma de diluir responsabilidades sobre consecuencias criticables del mal uso de la naturaleza. Hablar de sociedad  implica que ésta no es indiferenciada, que existen actores con responsabilidades e involucra una evaluación crítica de las decisiones tomadas por quienes las manejan.
La emergencia del concepto medio ambiente como una categoría de análisis es producto de involucrar valores, saberes y comportamientos excluidos del estilo de pensamiento que ha prevalecido y prevalece -desde las relaciones de poder a diferentes escalas- en la organización del espacio colocando lo económico como matriz explicativa de la realidad.
El desafío es construir el medio ambiente
El medio ambiente es una categoría social, relativa a un modo de ver y pensar la realidad. Como resultado de  un proceso de construcción social, debemos convencernos que debe reflejar un estado de situación que potencia calidades a aspirar y debe inducir al desarrollo de conductas sociales que comprometan la necesidad de participación desde posiciones relativas en el contexto social.
De allí que el  desafío no es conservar y/o preservar el medio ambiente, sino construirlo con aquella imagen objetivo. El desafío es construir un medio ambiente que posibilite ensanchar socialmente la satisfacción de las necesidades básicas e involucre a todos la oportunidad de aspirar a una calidad ambiental y de vida mejor.
La internalización de una formación ambiental no debe ser una especulación económica, una moda, un snobismo o una cuestión privativa de ecologistas o movimientos ambientalistas. Implica un estilo de vida; un cambio de actitud. En definitiva la reconstrucción de un estilo de pensamiento a partir de la combinación de prácticas e ideas que va incorporando nuevas formas de ver y leer la realidad.
¿Son nuevas?, ¿O son ideas y prácticas que han esperado su turno?. Y en éste caso, ¿Con qué intenciones las incorporamos?. 

 
(*) Prof. José María Cócaro. 
Dpto. de Geografía 
Facultad Ciencias Humanas 
U.N.R.C.