Una
concepción ambiental en
la planificación del uso de los recursos hídricos(*)
El agua en sus
diversos estados es uno de los
componentes básicos
que sostiene a los ecosistemas. Analizar el aspecto ambiental de los recursos
hídricos implica necesariamente el conocimiento de su dinámica
global, el ciclo hidrológico, y de todos aquellos factores que condicionan
su calidad.
En el ciclo hidrológico,
verdadero circuito contínuo e indivisible, pueden distinguirse tres
arcos: oceánico, atmosférico y terrestre, éste último
con una fase superficial y otra subterránea. En los distintos ambientes
hidrológicos, el agua se mueve a diferentes velocidades por la acción
de dos “motores”, radiación solar y gravedad. En algunos sectores,
como por ejemplo el ámbito subterráneo, el movimiento del
agua es muy lento y los tiempos de tránsito o de renovación
de las moléculas de agua alcanzan varios cientos de años,
particularmente para los acuíferos (napas) más profundos.
Este aspecto permite resaltar un concepto ambiental ineludible tal como
es el de la renovabilidad del recurso agua. Así, y para el ejemplo
del agua subterránea, se puede decir que en ese ambiente no es un
recurso renovable si se considera la escala de tiempo de los seres humanos,
ya que si se la explota y se agota, tardará cientos de años
en reponerse, por lo que varias generaciones podrán verse negativamente
afectadas. En estos casos, la explotación del recurso hídrico
subterráneo debe hacerse teniendo en cuenta las reservas de agua
y los mencionados tiempos de renovación, de manera de permitir una
aproximación lo más cercana posible a lo que ha dado en llamarse
desarrollo sustentable.
Respecto a la calidad, y desde
el punto de vista de su aptitud para distintos usos (humano, ganadero,
etc.) el agua puede ser, naturalmente, de buena o mala calidad y como consecuencia
de diversos factores (geológicos, climáticos, etc.). Sin
embargo, el crecimiento demográfico explosivo del planeta significó
la aparición de un nuevo factor fuertemente condicionante de la
calidad: el hombre y sus actividades. Existe una vasta gama de sustancias
derivadas de acciones humanas que pueden contaminar el agua: metales (cobre,
níquel, plomo, hierro, etc.), ácidos (clorhídrico,
sulfúrico, etc.), aceites, derivados nafténicos, anilinas,
antibióticos, herbicidas, etc.
En la región Sur de la
Provincia de Córdoba se han realizado diversos estudios tanto de
la dinámica cuanto de la calidad de aguas superficiales y subterráneas.
En relación con las aguas
superficiales, representadas en la zona por arroyos y ríos de muy
diversa envergadura, puede destacarse el régimen de tipo torrencial
que poseen, con crecidas importantes en la época estival, lo que
ocasiona numerosas pérdidas de infraestructura. La calidad naturalmente
buena del agua de estos cursos, la mayoría de ellos con nacientes
en las Sierras, se ve alterada por la alta carga de sedimentos (partículas
de rocas y minerales) que transportan en suspensión, como resultado
de los procesos de erosión hídrica. Respecto a las lagunas,
de muy variado tamaño y volumen de agua, las hay con aguas dulces
en la zona medanosa, hasta muy saladas en la región
oriental de la provincia. Independientemente de su aptitud para consumo,
son todas muy importantes ya que cada una de ellas constituye un ecosistema
específico de muy particular interés.
El agua subterránea de
la región se encuentra alojada en acuíferos libres (primera
napa) o en acuíferos más profundos llamados confinados. La
velocidad de escurrimiento y los caudales posibles a extraer de los distintos
acuíferos son sumamente variados ya que dependen fundamentalmente
de las características geológicas del terreno, las que también
presentan gran variabilidad (permeabilidad de los materiales, tipos de
rocas, formas del relieve, etc.). En cuanto a la calidad, existe una evolución
natural del agua subterránea desde aquellas zonas más altas,
ubicadas al pie de la Sierra de Comechingones hasta las más deprimidas
al Este de la provincia. La mencionada evolución geoquímica
produce un aumento progresivo en el contenido salino del agua y en algunos
componentes específicos como por ejemplo sulfatos y cloruros.
Las aguas subterráneas
revisten gran importancia ya que todo el abastecimiento del Sur de la provincia
procede del ámbito subterráneo, incluida la ciudad de Río
Cuarto, la que distribuye agua potable procedente de perforaciones ubicadas
en sitios geológicamente aptos y de una galería filtrante
situada a escasa profundidad por debajo del cauce del río Cuarto.
En la zona urbana los focos más importantes potencialmente contaminantes
del río Cuarto son los efluentes cloacales, los que se vuelcan al
propio río sin tratamiento previo y el sitio del ex - basural municipal
ubicado en la llanura de inundación del curso de agua. En ambos
casos, se han realizado estudios parciales, pero no de algunos contaminantes
químicos específicos que pueden proceder de estas actividades.
Respecto al Arroyo Del Bañado, la fuente contaminante generalizada
son los microbasurales. En el caso del agua subterránea las principales
fuentes potencialmente contaminantes son el relleno sanitario de la ciudad,
que está ubicado en un terreno donde el agua subterránea
se encuentra a escasa profundidad por lo que es vulnerable a contaminarse
con los lixiviados de las basuras, y los pozos negros existentes en aquellos
sectores del área urbanizada que no poseen servicio cloacal. En
este último caso, y sólo para algunos barrios, los resultados
obtenidos en los estudios de detalle, permiten asegurar la existencia de
contaminación microbiológica (bacterias coliformes totales
y fecales, etc.) y química (nitratos, nitritos, hierro, etc.). Este
problema puede asociarse a todos aquellos centros poblados en los que la
eliminación de excretas se realiza a través de pozos negros
y en los que el agua subterránea se encuentra poco profunda.
En la zona periférica de la ciudad de Río Cuarto y en sectores
rurales, así también como en numerosas localidades del Sur,
el agua subterránea presenta altos contenidos en sales, arsénico
y flúor. En estos casos se trata de aguas no aptas para consumo
humano, y en numerosas ocasiones para ganado y riego, y su pobre calidad
para tales usos está condicionada por factores naturales, por ejemplo
el tamaño de grano y tipo de minerales que conforman el acuífero
y el largo trayecto de circulación que ha sufrido el agua desde
que infiltró. Los estudios realizados permiten destacar para la
zona rural, en el agua del acuífero libre, la presencia de contenidos
elevados de nitratos, compuesto químico que no aparece naturalmente
en el agua subterránea y que se detecta en la actualidad en aquellos
sectores donde existe una concentración de compuestos biogénicos
(por ejemplo, derivados de la actividad tambera) o en campos donde es muy
importante el uso de fertilizantes nitrogenados.
Para una problemática
como la descripta es importante realizar estudios geológicos que
permitan comprender el funcionamiento del medio físico, y estudios
ambientales en grupos interdisciplinarios, con profesionales que posean
distintas perspectivas de los recursos hídricos y de su interacción
con el medio social. Esto permitirá establecer acciones preventivas
y no correctivas, fundamentalmente basadas en la planificación del
uso del territorio. Planificar el uso de los recursos hídricos,
que son una parte vital del ambiente, implica el conocimiento acabado de
su dinámica, disponibilidad y calidad y de la vulnerabilidad, amenaza
y riesgo de contaminación e inadecuada explotación. De este
modo, por ejemplo, si los estudios indican que existe un alto riesgo de
contaminación o de sobre - explotación del agua subterránea
en un determinado sector, estos resultados deberán ser una herramienta
importante a la hora de tomar la decisión de construir allí
un barrio, un parque industrial, etc., con lo cual estaremos en presencia
de una verdadera actitud preventiva.
(*)
Lic. Mónica Blarasin
Dpto.
de Geología.
Facultad
de Ciencias Exactas
U.N.R.C.
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