René Gerónimo Favaloro(*) 
ETICA AL CRECIMIENTO    
ECONOMICO(**)   
 
 
(*)Doctor Honoris Causa de la U.N.R.C. 

 
 

-¿Doctor, ve una sociedad cuya moral está hipotecada por la corrupción?
Sin ninguna duda; el problema es mucho más complejo. Nosotros vivimos en una sociedad que ha traído todo este cambio de la globalización, de la competitividad, de la desregulación, y no digo que esto no ha traído cosas positivas. Nosotros no podemos negar el cambio trascendente en nuestro país. Haber terminado con la inflación lo reconoce todo el mundo; haber aumentado el PBI también. Ahora, también hay otro enfoque. En todo el mundo hay graves problemas sociales; eso resulta de solo leer el Programa de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. El mundo globalizado ha traído como primera consecuencia que cada vez hay más pobres y los ricos son cada vez más ricos. Es decir, si uno analiza las estadísticas globales, no sólo de la Argentina, un 10 a un 20 por ciento de la población, que son los más ricos, son los que se quedan con la mayoría de lo que se produce, y el resto está perjudicado. A esto nos ha llevado la famosa sociedad de la globalización. Un ejemplo de esto es Estados Unidos donde la cantidad de multimillonarios es cada vez mayor, pero es un país que tiene 45 millones de pobres que no tienen ninguna protección de su salud. En Nueva York hay por lo menos 100 ó 120 mil personas que no tienen dónde ir a dormir; es decir, cuidado, que este progreso que trajo esta bendita globalización ha llevado a un gran desajuste social. Esto lo dice el Papa, no lo digo yo. Hay un discurso de abril pasado que parece escrito por Karl Marx. En realidad lo que hace el Papa es llamar la atención de este desajuste social, entonces hay que tener conciencia de que este mundo del neoliberalismo, al que yo llamo a veces neofeudalismo por sus características económicas, hace que cada vez haya más pobres desamparados, y esto a mí no me gusta.
-¿Le falta una línea ética a este crecimiento?
Efectivamente, le falta sentido ético; eso es lo que el Papa remarca a cada rato. Falta un sentido ético, no tengo ninguna duda.
-¿A los jóvenes no les falta modelos en esta sociedad?
Tampoco hay duda, pero ellos no tienen la culpa. La culpa es de nosotros como decía Don “Ata”; es decir, esta sociedad maneja valores que son el poder, el tener plata y el placer. Eso es lo que estamos vendiendo, por ejemplo, a través de la televisión; es decir, de esta televisión bastarda que estamos recibiendo para los jóvenes, que les vende plata, plata y más plata, y no hay programa que no se maneje con ella y también con la violencia. El interrogante es qué hacemos con tener una buena escuela, una buena universidad, si el chico vive frente al televisor todo el día. Hay que hablarle a los jóvenes; ellos necesitan escucharnos. Hay que hacer algo también para modificar el mensaje de ese monstruo que es la televisión, y cuidado que este no es un problema exclusivamente argentino, es un problema del chico de Nueva York como el de San Martín de los Andes, que hasta son parecidos y que en este marco de culturalización carecen de modelos y de utopías.
-Yo tuve abuelos inmigrantes que creían que no había más moral que la del trabajo, es decir que mientras más se trabajaba, entendían, se era más bueno y respetado...
Yo también tuve abuelos italianos. Esa gente trabajaba y no ganaba grandes sueldos; lo suficiente para comprarse un terrenito y hacerse una casita, pero trataban de educar a sus hijos. Esa era la cultura del trabajo y del esfuerzo. Por el contrario, hoy tenemos una sociedad “light” donde no se le puede pedir mucho a los muchachos, y lo peor es que la culpa es de nosotros, de la propia sociedad. Recientemente escuché una frase que me llenó de asombro y de preocupación; se les había prohibido actuar a la banda “Los Redonditos de Ricota” en una ciudad de la provincia de Buenos Aires. Uno de los chicos entrevistados por la televisión que protestaban por la medida dijo que para él el conjunto musical era más importante que su madre, y lo repetía. Sentí un gran dolor, porque pensé ¡pobre chico!, pero también ¡pobre nosotros!, porque de nosotros también es la culpa, de la sociedad que le brindamos.
-¿Cómo ve el nivel de inversión que hace el Estado en la educación actualmente?
El Estado no invierte lo suficiente en la educación. Los números son muy claros, las cifras son muy bajas, y estamos lejos del aporte que corresponde mundialmente en términos de Producto Bruto Interno; es decir, no hay dinero para desarrollar los planes de educación, y esto es grave, se hipoteca el futuro.
-Usted ha sido receptor de varias candidaturas políticas, ¿por qué nunca aceptó?, ¿temió ser usado por la política?
Las ofertas han provenido de todos lados, y no es que yo no quiera participar; lo que me canso de decir es que si me van a utilizar, utilícenme en lo que sé o en lo que sirvo; para implementar un plan de salud o educación, pero aclaro, nunca tuve aspiraciones políticas de ninguna naturaleza. Es decir, no es que no participe, al contrario, creo que todos estos temas de los que hemos hablado es hacer una alta política, y esta ha sido mi conducta. Siempre estuve comprometido, pero no me siento en la política partidista porque creo que no voy a funcionar. A los políticos, dicho sea de paso, hay que llamarles la atención; sin distinción, están demasiado ocupados en lo coyuntural. Hay que ponerse por encima de los partidos, buscar el consenso, para definir los grandes lineamientos estructurales de la sociedad.
-¿Qué piensa de la salud pública?
No hay un plan de salud pública, hay que elaborarlo, hay que sentarse a hacerlo. Una sociedad sana es la base de un desarrollo armónico, con futuro, y con la educación son dos pilares básicos para una sociedad.
-¿Cómo ve la Universidad?
Está enferma porque el presupuesto es insuficiente, carece del número de docentes adecuados, la proporción de docentes y de auxiliares con dedicación exclusiva es insuficiente, pero por el contrario está atestada de estudiantes. Las clases de menores recursos siguen siendo minoritarias en la universidad. Como resultado final, los profesionales no están capacitados para desempeñar sus funciones con responsabilidad y eficiencia. Esta universidad tan defendida por los estudiantes y los centros de estudiantes no es para la gente pobre y los hijos de trabajadores. 
-El papel de la universidad en el desarrollo del país...
La universidad debe contribuir a ese desarrollo, pero sin ciencias básicas no hay futuro. Esto es algo difícil de hacerlo entender a los comerciantes, a los industriales u otros que disponen del dinero.
-Ultima pregunta..., dos palabras para el médico que recién se recibe
Se están graduando muchos más médicos de los que realmente estamos necesitando, con el agravante de que los estamos formando mal para el ejercicio profesional. Antes que nada, que el médico estudie, estudie y estudie, y se capacite para salvar la deficitaria formación que tiene. Un consejo, si cabe, es que esta capacitación profesional exige ser honesto, por un lado, y respetar al paciente, por el otro, con toda responsabilidad. 

 
 

La Medicina rural es la mejor residencia  
 

-¿Sigue transitando el quirófano como hace cincuenta años?
Sí, yo sigo operando, tengo 74 años y estoy llegando al medio siglo como médico. Uno está en sus cosas y sigo trabajando en esto porque me gusta. La cirugía es un trabajo artesanal, como el tornero, el carpintero; es un trabajo que combina la mano con el cerebro. El cirujano no sólo debe tener buena mano sino buen criterio, el que aparece cuando la cirugía exige capacidad de improvisación y cuando aparece alguna complicación. Me funcionan ambas cosas, por eso sigo haciéndolo. Es difícil la vida del cirujano porque siempre está en contacto permanente con la muerte; situación diferente es la del clínico. El cirujano cuando opera y el paciente se le muere, ese es un poco su muerte. Uno se muere un poco con cada paciente y el cirujano que no sufra tiene que dejar el bisturí.
-¿Qué lo marcó en su vida profesional?
Me marcaron doce años de médico rural; a veces voy a Alemania o a Polonia a congresos internacionales y cuando me preguntan qué es lo más importante que he hecho en mi vida, piensan que voy a decir que los diez años que estuve en Estados Unidos perfeccionando una técnica cardiovascular. Yo les digo que fueron los años de médico rural donde conviví con el dolor de una comunidad en una zona pobre del país. Allí es donde realmente el médico es de cabecera pues charla y conoce a su paciente.
-¿La medicina rural es la mejor residencia?
Lo es. En México o en Venezuela se tiene que hacer medicina rural cuando el estudiante se recibe. Creo que en este país tiene que ejercerse un año la medicina rural obligatoriamente antes de otorgar el título de médico.
-¿El futuro de la medicina cardiovascular está en el trasplante del órgano vivo o eventualmente del corazón artificial?
Esta es una discusión eterna; no hay suficientes órganos. A nosotros se nos mueren semanalmente pacientes que están esperando órganos. Por otra parte, se trabaja muy intensamente en el corazón artificial y hay investigaciones muy avanzadas, por ejemplo en Polonia, para el desarrollo de un corazón artificial. Ya hay pacientes que han vivido más de un año con corazones artificiales; con el correr del tiempo va a haber otros que van a vivir muchos más años con un corazón artificial.
-¿Podrán sobrevivir ambas terapias, la del órgano vivo por un lado y la implantación artificial por el otro?
Seguro. El trasplante de órganos ha avanzado enormemente sobre todo en lo que hace a la identificación de mecanismos de rechazo, lo que es muy complejo, y cada vez se conoce más y hay mejores maneras de tratar el rechazo. Hoy el trasplante hay que tomarlo como una terapéutica más y no es una cosa experimental. Nosotros tenemos algunos trasplantados de corazón que han pasado los diez años de vida. El corazón artificial, ni bien se desarrolle técnicamente mejor, también será en el futuro una posibilidad de curación a los problemas cardiovasculares.
-¿Qué futuro tiene la implantación de órganos de animales con genes humanos?
Es lo que se llama los órganos transgénicos. Ya existen vegetales de este tipo; la soja transgénica o el maíz transgénico. La biotecnología es un adelanto tremendo y puede ser la solución del futuro. Se trata de implantar  ADN humano a un animal, preferentemente un cerdo. La cría que va a nacer ya tendrá características genéticas humanas; esos órganos teóricamente deberían servir para ser trasplantados al hombre. En varios lugares del mundo se está en la etapa experimental de este proyecto. No hay que sorprenderse que un día de estos aparezca alguna aplicación en humanos a raíz de la gran demanda de órganos que hay. Esta técnica, si resulta, no solamente se podrá aplicar al corazón sino al hígado, a los riñones y a otros órganos en condiciones de ser trasplantados a los seres humanos.
 
 

La ética de la Conducta 

Jovial y campechano, su  personalidad no desdeña el acento grave para la reflexión.    Acostumbrado a encontrarse cara a cara con la muerte, René Favaloro, con sus 74 vigorosos años, sabe que la vida exige mirarla de frente.
Le pudo bastar con el prestigio que le dio la ciencia médica, en la que puso todos sus afanes, pero nació con compromiso ético, que lo llevó permanentemente a echar una mirada, no siempre contemplativa, a los vicios y carencias de la sociedad.
Oyendo resonar su conferencia magistral en el Aula Mayor del campus universitario, no fue necesariamente una coincidencia con toda la concurrencia. No está conforme, por ejemplo, con la Universidad de hoy; la quiere más severa, menos abierta, más direccionada; no por falta de espíritu amplio sino por experiencia y por mirar la vida más allá del consultorio.
Los jóvenes, que son los principales protagonistas de la Universidad, justamente se ubican en sus antípodas, pero lo escucharon con atención, nadie se levantó, y lo aplaudieron desde el respeto.
En esto, como en eso de ponerle ética a todas las actitudes de la vida, Favaloro habló desde la conducta, desde su integridad moral como persona.
La ciencia cara que ha desarrollado por décadas le pudo dar un bienestar mayor, pero prefiere tener su Fundación para hacer medicina social. Es otra postura frente a la existencia, que hoy más que nunca clama transparencia.
Pudo dejar de lado las “garras” de la globalización económica que hunden secuelas de exclusión, pero en vez de darle la espalda, desde su sitio de privilegio en la vida, la denuncia.
Le preocupa la educación; sin ella “no hay sociedad sustentable” como “tampoco desarrollo si no hay ciencia básica”.
René Favaloro no se conformó con ser médico, salvar vidas y patentar universalmente una técnica de cirugía cardiovascular. Decidió también asumir un compromiso con la sociedad, que necesita referentes morales; es decir, tiene una conducta por la Sociedad, no sólo una pasión por salvar la vida humana.

 

(**) Nicolás Angel Florio 
Departamento de Prensa - UNRC