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La revista Nature celebró
en 1994, 125 años de su fundación. En cierto sentido, podemos,
aproximar en unos 130 años como el tiempo en que la ciencia moderna
se desarrolló. Después de todo, el hoy omnipresente electrón
fue descubierto solamente 100 años atrás y la biología
molecular no tiene 50 años! La ciencia y la técnica cambiaron
el mundo. Cabe preguntarnos si países como el nuestro han comprometido
la importancia que tuvo, tiene y tendrá la ciencia como factor de
desarrollo.

Cualquiera que sea el significado
de un proyecto de nación es, o debería ser, evidente
que implica un proyecto de política tecno-científica. Así
como el primer tipo de proyecto, uno del segundo tipo, es decir, la implementación
de una orientación lo más objetiva posible de los aspectos
técnicos y científicos apropiados para un determinado país,
no es fácil de entender y mucho menos de poner en práctica.
Pero tampoco tenemos la alternativa de ignorar su necesidad y sobre todo,
su urgencia.
Las dificultades son mayores
en países como El Salvador, en que hay todavía una tradicional
falta de planificación (y de incentivo) de los aspectos tecnológicos
y científicos.
Sin embargo el nuevo paradigma
de proceso tecnológico, con patrones ambientales, aceptables, entre
otros, ha hecho que se revalorice el desarrollo técnico-científico
para permitir impulsar un desarrollo sostenible. Esta revalorización
ha llegado a la empresa privada dado que está relacionada, entre
otros aspectos, al mantenimiento de la competitividad.
Una característica
particularmente salvadoreña es la carencia de recursos naturales.
Esto implica que los recursos humanos sean, en este país, la única
variable posible de ser controlada para alcanzar un nivel de desarrollo
apropiado. Entonces es más evidente en El Salvador la necesidad
de formular políticas científicas y tecnológicas.
Tradicionalmente ha habido
en el país un bloqueo del desarrollo de disciplinas científicas
básicas. La visión de corto plazo es la dominante. Sin embargo
creemos que en la orientación, ya sea de proyectos de investigación,
en los cursos científicos o en la educación en general, también
hay que considerar la visión de medio y largo plazo. Aunque claro,
debe darse prioridad a los problemas urgentes de nuestra sociedad, por
encima de las demandas de las diferentes ciencias. En el fondo hay aún
una visión basada en la existencia de una “ciencia de ellos” (de
los países ricos) y una pretendida “ciencia nuestra” (los países
en vías de desarrollo). Esa visión desconoce que los problemas
científicos no tienen fronteras y las únicas limitaciones
son las provenientes de recursos económicos y de la existencia o
no de una tradición científico-tecnológica. La primera
limitación no depende del sector académico de manera directa,
la segunda sí.
No se trata de negar que
realmente existen problemas más urgentes que otros (por ejemplo
nuestros recursos hídricos), sino señalar que la información
de nuestros profesionales debería ser como el de otros países,
porque si los problemas son, o pueden ser, diferentes, los métodos
para resolverlos son los mismos. Por ejemplo, la simulación por
computadora de los eventos obtenidos en aceleradores de altas energías
son semejantes, en lo que se refiere a la exigencia de calidad de los profesionales
y capacidad de cálculo (máquinas y programas), a la simulación
del fenómeno El Niño que, por otro lado es un ejemplo de
problema global en el sentido que ningún país podrá
resolverlo sin tener los datos necesarios y estos dependen de una colaboración
internacional.
El problema discutido antes
se encuentra dentro de una temática más general. La innovación
tecnológica ha llegado de manera irreversible a la empresa privada.
Esto hace que la imagen de “empresa” sea proyectada para todas las universidades.
Debemos entonces preguntarnos: ¿Debe la Universidad imitar a la
industria? De manera más directa, ¿Debe la ciencia sostener
a la industria? ¿Las universidades tendrían que proveer resultados
útiles a la industria y serían administradas como se administran
industrias?
Esa problemática
no es sólo nuestra, sintomáticamente, los laboratorios de
investigación industriales están desapareciendo en los países
ricos. Esto deja claro una vez más que estamos frente a una situación
universal y que no ocurre solamente en nuestro país. Se cree que
la ciencia básica y la tecnología tienen que atacar el mismo
tipo de problemas. De hecho eso ocurre en algunas áreas de la investigación
pero no podemos generalizarlo. Es fácil entender el porqué
de esta manera de pensar. No lo es, sin embargo, convencerse de que esa
posición no resuelve el problema y, peor, que puede ser completamente
equivocada, a mediano o largo plazo si se aplica de manera exagerada.
Una posición frente
a este problema generalmente depende de nuestras expectativas con relación
al desarrollo de una determinada área de la ciencia o tecnología,
en un futuro inmediato. Sin embargo ese es un problema lejos de ser trivial.
Científicos como Rutherford y Von Neuman se equivocaron al hacer
predicciones sobre el futuro de sus respectivas áreas. Eso sólo
refuerza nuestra creencia en el carácter imprevisible de la ciencia.
Decíamos que es fácil
entender la prioridad de la técnica porque la revolución
en el intercambio de información y de capacidad de cálculo
es obvia; también lo es la necesidad de un desarrollo sostenible
que por un lado no agreda al medio ambiente y que por otro lado sea más
competitiva y por último, pero no menos importante, con menos efectos
sociales negativos. Sin embargo, es bueno resaltar aquí que no existe
ningún país en el que solamente la parte técnica haya
sido desarrollada. Japón ha hecho contribuciones importantes en
todas las áreas del conocimiento científico y Corea lo está
haciendo cada vez más también.
Pero “la base de una universidad
no puede medirse en dólares sino en ideas e iniciativas. Es tarea
de académicos tener una visión amplia” (Saunders Mac Lane,
American Scientist, nov-dic 1996). Alguien debe ocuparse de las cosas a
largo plazo y el llamado a hacerlo son principalmente las universidades
públicas. ¿Cómo se mide en colones el estudio de fenómenos
como El Niño mencionado antes? O el estudio de las glaciaciones
y los mecanismos que las provocaron. Saber esto es de utilidad para todas
las personas del planeta: a partir de ellas, podrán ser controlados
los efectos debidos exclusivamente a la acción humana. Estos asuntos
no son patrimonio de ningún país, sea rico o pobre.
Claro siempre tendremos
que escoger. En un país pequeño como El Salvador, los recursos
marinos son de vital importancia. ¿No sería importante que
los físicos estudien, según sus métodos de investigación
teóricos y experimentales, ondas y corrientes marítimas,
la relación de los fenómenos marítimos con el clima,
acústica marítima y la circulación de aguas? Los geólogos
deben estudiar la cartografía del fondo del océano y su evolución,
micropaleontología marítima y mineralogía de sedimentos
marítimos. Los químicos deben conocer la composición
del agua del mar, metales en ambiente marítimo, polución
marítima. Igualmente se estudia la oceanografía biológica.
Evaluación de poblaciones
y organismos marítimos, bioecología y ecosistemas costeros
tropicales, polución de aguas oceánicas y costeras. Sin duda,
algún levantamiento de datos como: características físicas
del agua, temperatura, salinidad, presión, velocidad y dirección
de las corrientes, entre otros, son de interés mundial. Aunque un
determinado país también está interesado, por motivos
obvios, en hacer el levantamiento en sus aguas territoriales. Sin embargo,
vale la pena insistir que solamente el conjunto global de datos tendrá
un significado bien determinado y será del interés de todas
las naciones del orbe. Para eso será necesario una mayor acumulación
de datos por la comunidad internacional y si queremos participar como país
en esa tarea tenemos que tener personas con el nivel de conocimiento adecuado.
Actualmente es posible predecir
el lugar dónde tendrá lugar un terremoto pero no cuando.
Uno de los métodos de estudiar efectos precursores de terremotos
son las anomalías químicas en algunos iones como Cl> , K+
, Mg++ , NO3>, e SO 4> , sin embargo, para hacer su análisis es
necesario usar métodos de física teórica como la aplicación
de modelos de mecánica estadística a los datos experimentales.
Así es necesario tener gente con una amplia formación académica
aún es estas áreas de interés vital para el país.
Actualmente ya se están realizando, por una colaboración
entre investigadores de la UES y de la Universidad de Ohio, observaciones
sistemáticas de los volcanes de San Salvador y San Miguel con métodos
físicos y químicos. ¿Cuánto vale la vida de
la población? En este tipo de investigación deben envolverse
un número de personas e instituciones cada vez mayor.
Así vemos que la
diferencia, en principio, entre la ciencia de los países desarrollados
y la de los países en vías de desarrollo se hace nula. Solamente
límites presupuestarios, que existen aún en los primeros,
tienen importancia en la atribución de prioridades de temas de investigación.
¿Cómo se mide
la importancia de los proyectos anteriores? ¿Cómo se mide
el inventario del planeta, de las especies de plantas y animales que el
Museo de Historia Natural de París realiza? ¿Es importante
solamente para Francia? ¿Cuánto vale la teoría de
números y la álgebra Booleana? ¿ambas son importantes
solamente para los países ricos? ¿Cómo se mide la
lingüística, un poema, la literatura fantástica, una
pintura? ¿Cómo se mide el impacto de Fermi, Einstein o del
transistor?
De la misma manera, aunque
cada región tiene sus propósitos problemas de medio ambiente,
hay muchos efectos comunes. El estudio de ellos es prioridad para cualquier
sociedad y las limitaciones, insistimos, son sólo económicas
no de interés.
Debemos discutir las posibles
acciones para llevar adelante una política técnico-científica
adecuada y competente. Es decir, nuestro sistema educativo debería
ser como si tuviéramos los recursos económicos que tal vez
un día tengamos. De no hacerlo así caeremos en un círculo
vicioso y entonces sí podemos estar seguros de que nunca seremos
una sociedad sana, educada, creativa.
No sabemos cuáles
serán las tendencias dentro de una o dos décadas por eso
lo que hay que acentuar es la formación básica, el conocimiento
fundamental. Este es más estable que las respectivas aplicaciones.
En algunos años no sabemos cuales serán los aspectos importantes
de la biotecnología pero sí podemos dar por cierto que esa
área continuará a ser importante para el desarrollo. Por
ese motivo, la biología molecular tiene que ser desarrollada independientemente
de las necesidades actuales.
Una característica
que nunca será demasiado enfatizada es el carácter multidisciplinario
de la ciencia y la tecnología modernas. Aunque la biología
molecular podrá ser la ciencia más importante en el futuro
inmediato, a través del estudio del genoma humano y por el indiscutible
impacto en medicina y la agropecuaria su desarrollo, de la misma manera
que para otras áreas importantes como geofísica, meteorología,
etc. Necesita de computadores y programas cada vez más poderosos.
Pero resulta que cada vez es más evidente que computadores de ese
tipo están acercándose al límite impuesto por las
leyes físicas conocidas hasta el presente. Así solamente
por el descubrimiento de nuevas propiedades (o quizá nueva leyes
universales) de la física podrá mantener el ritmo de mejoramiento
de los computadores. Por ejemplo, no sabemos aun el alcance de la computación
cuántica. De esta manera, el desarrollo de muchas áreas como
las mencionadas arriba, dependen en última instancia de la comprensión
de las leyes físicas aún no descubiertas. Obtener resultados
en éstas áreas es importante para cualquier país y
muchas veces lo que más se necesita es tradición y no tanto
medios materiales.
Otro aspecto importante
es que cada vez con mayor frecuencia la ciencia coloca nuevos problemas
éticos. Sin embargo, cualquier ajuste en la ética humana
que sea necesario no puede provenir solamente del medio científico.
Necesitamos de una sociedad educada y participativa. De aquí la
importancia de la divulgación científica en los diversos
niveles educacionales.
El Dr. Salvador Moncada
en entrevista a la revista Tendencias observó que la falta de una
base científico-técnica “no permite a los países subdesarrollados
obtener beneficios de primera categoría del avance científico
y tecnológico. En términos relativos estamos cada vez más
atrás. No se puede absorber ciencia y tecnología sin que
la gente que supuestamente la absorbe entienda lo que absorbe”. Debemos
convencernos de la necesidad de aprender a resolver problemas nuevos, de
preferencia relacionados con problemas propios. De ‘preferencia’ porque
no podemos o no deberíamos desestimular actividades que promuevan
la actividad científica-tecnológica cualquiera que sea su
motivación. La investigación dirigida por la curiosidad continuará
a ser el factor determinante aunque la investigación inducida debe
ser también estimulada.
Finalmente me gustaría
hacer hincapié en las sugestiones del Dr. Moncada para conseguir
crear una base científica-tecnológica:
1- Un análisis
exhaustivo del proceso de educación del país,
2- Un énfasis
absoluto en la parte científica “hacer que la ciencia sea el eje
alrededor del cual se construya la educación en todos los niveles
de educación media y superior”.
3- La comunidad científica
es fundamental, “es necesario crear el ambiente y la cultura que favorezca
la actividad científica intelectual”.
De hecho, la educación
es un asunto demasiado serio para dejarlo en las manos de los pedagogos
únicamente, si saber como enseñar es importante, no lo es
menos saber el qué enseñar. Es necesario reconocer que si
bien la inversión económica es fundamental en el desarrollo
científico, no menos importante es la tradición de saber
hacer ciencia.
Es necesario que se reconozca
de una vez por todas que los países ricos no hacen investigación
básica porque son ricos, sino todo lo contrario: son ricos porque
realizan ese tipo de investigación. Ni los Estados Unidos podría
seguir siendo la potencia que son si no invierten, continuamente, en educación
e investigación técnico-científica. En El Salvador,
repetimos, dado que el potencial humano es su mejor variable para el desarrollo
de la educación, en todos los niveles debe encararse como una guerra
y por eso el gobierno es el mayor responsable por su éxito o su
fracaso.
Entre otras actividades
debemos resaltar la creación de una red de salvadoreños que
estén en el exterior y que podría ser coordinada por CONACYT.
También, podrían ofrecerse becas para estudiantes de cursos
de postgrado (ya existentes en el país en algunas áreas)
y para estudiantes graduados que realicen proyectos de investigación
en industrias. Crear sociedades científicas que puedan dar un apoyo
desde afuera a todas las universidades del país.
Creo que Ilya Prigogine
está correcto cuando dice que “el mundo está en construcción
y todos podemos participar de ella”. La ciencia y la técnica cambiaron
el mundo y lo continuarán haciendo, pero debemos estar concientes
de que la jornada científica solamente esta comenzando. ¡Tenemos
que hacer de El Salvador un país-universidad!
(*) por Vicente
Pleitez
(El Salvador) Instituto
de Física Teórica-UNESP São Paulo, Brasil.
Boletín del Programa
Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación
Detalle de la obra «El
hombre controlador del universo» de Diego Rivera (México).
1934 |
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