1972. Rectorado, Sec. General.
Construcción de los Departamentos de Asuntos Jurídicos
y Despacho.
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Recuerdos
1974: La universidad
recién comenzaba a dar sus primeros pasos (sus comienzos reales
fueron en 1972), con alumnos ingresantes y con el resto (la mayoría)
provenientes de la Ex Universidad del Centro y del Ex Instituto Superior
de Ciencias; en la primera con carreras como Ingeniería Agromecánica
y Contador Público y en el segundo los profesorados a nivel terciario,
tales como Historia, Geografía, Matemática, Física
y Cosmografía, Inglés, Educación Física, Filosofía
y Pedagogía, Física y Química, entre otros.
Nada mejor que para ilustrar
esto y dar verdadero testimonio de estas instituciones pioneras en su época,
que hicieron historia en el desarrollo potencial de esta hoy gran ciudad,
que contar con el Profesor Héctor Silvestre Tenaglia (Ex Rector
del Ex Instituto Superior de Ciencias y del Dr. Manuel Gregorio Irusta
como Ex Rector de la Ex Universidad del Centro y sus equipos de colaboradores)
que con visión de futuro hacia nuestros jóvenes montaron
las bases de lo que es esta Casa de Altos Estudios.
Cuanta expectativa de quienes
engrosábamos el grupo de aquellos pioneros, que dieron el primer
paso para que con cimientos sólidos , se levantara lo que
hoy es orgullo de Río Cuarto y la región, reconocida a nivel
nacional y con proyección y extensión de sus miembros a nivel
internacional, por sus trabajos de investigación y maestrías,
cursos de posgrado, doctorados y por que no la participación de
cursos a distancia; aún también oficiando de anfitriona,
cuando recibe a personalidades distinguidas o alumnos de otros países,
buscando aquí un venturoso porvenir, por sus excelentes cualidades
académicas, de docencia e investigación.
Volviendo a nuestro ingreso,
realizado el 1º de junio de 1974, pudimos por primera vez pisar suelo
universitario, donde las expectativas, los miedos, la ansiedad y curiosidad
hacia lo desconocido, conjuntamente con las ilusiones, fueron dragando
nuestro interior, plagado de nuevas emociones.
Nuestra llegada al Campus
que contaba con cinco pabellones, hoy en su mayoría ya demolidos
para dar paso al progreso con la construcción de nuevas aulas y
laboratorios, cuyo Rector era por entonces el Lic. Klappenbach, presentaba
un aspecto netamente campestre, con una gran alfombra verde que se podía
definir como llanura y pradera por los desniveles de su terreno bien definidos,
y cuyas plantaciones daban una fisonomía especial al paisaje que
sólo podíamos apreciar quienes tuvimos la suerte de ser partícipes
directos (las del Instituto, tal la denominación que nos dieron),
luego de varios intentos y tras aquel 1º de mayo de 1971, bajo un
día lluvioso y frío, con paraguas, carteles y pancartas la
delegación del Ex Instituto y Ex Universidad del centro con otras
instituciones educativas y fuerzas vivas de la ciudad y la zona, instituciones
civiles, militares y eclesiásticas, con las llegada del entonces
presidente de la nación Tte. Gral. Lanusse y la presencia de una
Comisión Ad- Hoc, acto realizado en la plaza Olmos, desde su estrado
se anunció oficialmente que se creaba una Universidad para Río
Cuarto, y a partir de allí la lucha para nuestra incorporación
a la nueva institución por cierre de nuestra hasta entonces única
fuente de trabajo, no fue tarea fácil para aquellos delegados que
nos representaban.
Muchos recordarán
la estructura, donde su sistema era departamental -no facultades- centralizándose
todo, existiendo un solo registro de alumnos, cuya misión y función
era la de inscripción, censo, reinscripción, entre otros
funcionando en el Pabellón I, (actualmente se encuentra la Dirección
de Salud y aulas). Fue el pabellón administrativo por excelencia,
ya que allí funcionaban las áreas de Prensa, Personal, Tesorería,
Contabilidad, Secretaría Económica y otras, que luego con
el paso del tiempo, y la densidad poblacional fueron reacomodándose
en diferentes sectores. En lo que atañe a la Dirección de
Despacho y Rectorado se encontraban en el Pabellón A, actualmente
para orgullo de todos se encuentra el Jardín Maternal Rayito de
Sol.
Muchos son los recuerdos
de sus comienzos, en las conducciones de sus primeros rectores normalizadores
unos, interventores otros; pero si alguien le dio un cambio de fisonomía
en cuanto a la parquización que necesitaba para embellecimiento
de sus jardines fue el Ing. Milan Dimitri, convirtiendo a sus jardines
y espacios verdes en un verdadero paraíso, cuya ornamentación
de plantas y flores multicolores, daban a sus canteros un marco adecuado
con las variedades en todas las épocas del año.
¿Otro recuerdo? Todos
los que a golpes de dedos manejábamos rudamente la clásica
máquina de escribir (Remington, Olivetti, Hermes) que pasamos a
otra muy moderna para entonces, la máquina de escribir eléctrica,
todo un acontecimiento y por qué no, vivida como algo fuera de lo
común, la famosa IBM a bochita que repiqueteaba a cada golpe
de tecla con su cassette de cinta de seda o plástica –recargables–
pioneras, para luego dar paso a otras como las Brothers o similares,
ya que con su memoria incluida entre otras (década 80/90), cimentaron
las bases de las hoy modernas computadoras.
Cuantos recuerdos memoriosos
que el paso del tiempo, y así en otras áreas –otras facultades–
nos trae vivencias de un tiempo transcurrido, de políticas educativas
diferentes, de grupos estudiantiles bullangueros, aguerridos por la defensa
de sus derechos que ostentan ahora con orgullo el título de Médico,
Ingeniero, Contador Público ó Profesor/a, que ahora tienen
la enorme responsabilidad de marcar el camino de nuestros hijos, de nuestros
nietos que son el plantel futuro de un mañana mejor.
Vibró en nosotros
el ruido de sus palpitaciones, el eco de esos corazones, pero podemos presentirlo
hoy, a través de los años, que los nuestros laten con el
mismo entusiasmo y a igual diapasón al evocar la memoria de su creación
y poder saludarla henchidos de ese fluido misterioso, que ligan las almas
de los que la aman en la fortuna venturosa y más aún
en las desventuras. Ella es orgullo en la prosperidad, aliento en la lucha
y esperanza en su desenvolvimiento, encarnada de ideales, de sentimientos,
de virtudes, de entusiasmo, que navegan en su grandeza en el
alma de su pueblo.
(*) por Vilma
Nora B. De Etcheverry
Agente No Docente |