1971 /  1º de mayo - Plaza Olmos

La Universidad Nacional de 
Río Cuarto: una trayectoria de significados

Nuestra universidad registra, en sus treinta años, una transformación de amplio alcance. La formulación de proyectos pedagógicos innovadores en la actividad docente, la generación de conocimientos a través de la investigación científica y tecnológica y la articulación de la Universidad con la comunidad promovida por la extensión universitaria, así lo están confirmando. 

La nuestra es una universidad del futuro y para el futuro y como historiadoras nos preocupa su pasado. Es éste un momento oportuno para recuperarlo desde el reservorio documental, como desde las expresiones testimoniales de todos aquellos protagonistas que desde los años ´60 pensaron la universidad con el objetivo fundamental de contribuir al desarrollo de la sociedad en su conjunto. 
Historia, en toda su dimensión cultural, es memoria, presente y futuro. La realidad social surge así como realidad múltiple, como una gran cantidad de hechos y fenómenos particulares, pero no es menos total por ello. La historia es un instrumento primordial para abrir las puertas a un conocimiento cabal del análisis de las relaciones sociales que implica. Razonar sobre una sociedad sin haberse sumergido de manera concreta, directa en lo que fue su pasado, arriesga interpretaciones mal fundamentadas y genera falsos debates. 
Desde su creación, el 1º de mayo de 1971, por ley 19020, la Universidad Nacional de Río Cuarto significó un impacto que trascendió el ámbito académico para convertirse en un hito en el devenir local y regional. Su historia es prácticamente un campo inexplorado y tratándose de una institución oficial que cuenta con un voluminoso registro escrito, así como un considerable archivo gráfico, dispone de un importante soporte documental para el estudio iniciado. El recurso a la memoria colectiva constituye otro campo desde donde percibimos motivaciones y valoraciones sobre la experiencia compartida y sobre la significación de la institución en sí. 
La trayectoria de nuestra casa de altos estudios no puede ser disociada de los tiempos políticos e ideológicos que gravitan desde su exterioridad. La universidad es así impensable si se soslaya su inserción en un contexto espacio temporal, tanto en el ámbito regional cuanto nacional e internacional y a esa interrelación se suma la sostenida con la sociedad circundante. 
Esta investigación está destinada a recuperar el pasado de la institución para la propia universidad y para la sociedad donde se halla inmersa, en especial la riocuartense, con cuya propia historia siempre ha interactuado. Ello, en coincidencia con uno de los fines establecidos en nuestro Estatuto en su título I, capítulo I, artículo 2 que expresa: “... su actividad se orienta hacia el esclarecimiento de los grandes problemas humanos, en forma preferente los de la vida nacional y en modo especial los de la región de Río Cuarto”. 
De manera entonces que nuestro interés no sólo radica en efectuar un estudio del mundo académico por dentro y desde adentro, sino también plantear aspectos de un análisis donde puedan concurrir los enlaces con el mundo exterior, considerando a la universidad como expresión de una realidad social que la contiene y al margen de la cual no existe. 
Al interior del mundo universitario, sus estamentos docente, no docente, estudiantil y de graduados presentan problemáticas específicas y comparten, además, en una interrelación permanente, un compromiso institucional que trasciende a los propios actores para proyectarse a la comunidad de la cual forma parte. Esto impone delimitar temas o campos de estudio con el objeto de buscar una posición intermedia entre una investigación amplia en extremo que pierda en precisión, o demasiado meticulosa que resulte intrascendente. Del mismo modo, se trata de seleccionar desde una visión valorativa lo más representativo, reconstruyendo las grandes líneas de su acontecer histórico que aporta una mirada sobre las políticas universitarias y el marco general, pero también refleja las historias de vida insertas en la institución. 
Para los investigadores en ciencias sociales, la importancia de estas experiencias se vincula con preocupaciones teóricas y de orden práctico. Las primeras, tienen que ver con el rescate de la subjetividad, la espontaneidad, las identidades y los sentidos de pertenencia en los estudios sociales de sesgo interdisciplinario. Las segundas, con el imperativo de rescatar recuerdos significativos que, de otro modo, se perderían irremediablemente. 
En consecuencia, aspiramos a construir con la gente, con sus recuerdos y visiones, la representación colectiva de la institución, en un ejercicio mental de reencuentro con el pasado común. Ejercicio por otra parte tan necesario y clave en el recupero de nuestra memoria local, singular y compleja y de indubitable sentido en el intento de reconstruir desde ella fragmentos del quehacer nacional. 

(*) por  C. Basconzuelo; O. Bonet; Z. Larrea; T. Morel
Facultad de Ciencias Humanas