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Años PEAM*
Por aquel otoño,
entre las hojas maduras de los plátanos y aquellas que aún
deseaban permanecer aferradas a sus ramas, tuvimos la oportunidad de plantar
en un nuevo jardín, delgados, flexibles, vivaces y nudosos sarmientos.
En cada vástago, en cada esqueje, se dibujaba el pasado y cada nudo
buscaba un nuevo calor para seguir creciendo.
Sabíamos que ese nuevo
jardín, ese nuevo suelo tenía características singulares
en su configuración interna, los sedimentos lo constituían
en una superficie propicia y fecunda para ser cultivado. Y en ese espacio
fueron creciendo, adaptándose y acomodándose entre la tibieza
de cada estación y cada plenilunio. Y sucedió, como en las
narraciones de Plinio, probaron y comieron los renuevos de las plantas
y al año siguiente observamos que aquellas grandes hojas alternas
y partidas nos ofrecían sus verdosas flores en racimos y que sus
frutos eran más abundantes y de mejor calidad.
Un cesta fuertemente entrelazada
contiene matizados, sabrosos y ardientes frutos invitándonos a vivir
tiempos de vendimia.
(*) por
Prof. Nora C. Bussone
Docente PEAM / Facultad
de Ciencias Humanas / UNRC. |
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