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Consolidado el ingreso, la UNRC 
apuesta a la permanencia de los estudiantes

Superada en parte la grave crisis institucional y política que debió afrontar el gobierno nacional y que paralizó al país durante los últimos 15 días, sectores y organizaciones intentan retomar las agendas de temas comunes y encarar –con algún grado de previsión- los desafíos futuros, más allá de la agobiante recesión económica.

Después del cimbronazo que causó el por ahora fallido paquete económico que preveía una reducción del presupuesto universitario en 360 millones de pesos, la comunidad universitaria local normalizó sus actividades. Entre ellas, la profundización de una política de ingreso y permanencia que se desarrolla intensamente en los últimos años. 

La primera sorpresa para los universitarios
Desacomodado y en un ámbito poco menos que esperado, el ex Ministro de Educación de la Nación, Hugo Juri, había lanzado días atrás una contundente afirmación que cayó como un rayo fulminante en los claustros universitarios del país: “los graduados universitarios deberán rendir un examen final para obtener el título”.
En el Congreso de la FUA desarrollado en San Luis a principios de marzo, Juri anunció en esa oportunidad la implementación de un sistema de evaluación obligatoria y confidencial de los graduados de universidades estatales y privadas, mediante el cual se procurará conocer la calidad de la formación universitaria que los profesionales recibieron a lo largo de sus carreras.
Superada la sorpresa inicial, la respuesta oficial de la UNRC no se hizo esperar, pues la Secretaria Académica, Marisa Moyano, sentenció en primer término que esta institución “se halla en condiciones de rendir cualquier tipo de examen, porque sabe del nivel de sus graduados”. Después, avanzó en el análisis del proyecto gubernamental y aclaró que a la UNRC no le preocupa lo que sabe el que egresa, porque conoce cabalmente cuanto sabe, “si nos preocupa el que se lentifica en el medio de una carrera, el que no egresa; nuestra preocupación es cómo mejorar permanentemente los rendimientos académicos de los alumnos que permanecen en la Universidad”.
La tajante respuesta, acabó por desnudar –con sencillez- un recurrente problema de las universidades nacionales: la educación de grado, su ingreso y fundamentalmente la permanencia de los alumnos.
Por eso, tal vez, la Secretaria concluyó en que “si no se considera al proceso educativo en su totalidad, la posición oficial es reduccionista”.

Después del ingreso, la permanencia.
Próxima a cumplir 30 años de fructífera vida institucional, la UNRC se prepara para transitar el exigente camino que promete el nuevo siglo, pero también, como el resto de las universidades nacionales arrastra inconvenientes estructurales propios a la enseñanza de grado, razón por la cual desde hace años afronta el reto de buscar las mejores soluciones para la creciente cantidad de alumnos que ingresan y desbordan las aulas del campus.
Con esfuerzo en la ejecución de sus políticas estratégicas, la UNRC consolidó en forma progresiva el ingreso de alumnos a la institución. Ahora, se enfrenta al desafío de retener la mayor cantidad de estudiantes en actividad, reducir los niveles de deserción y asegurar en mejores condiciones el egreso de las carreras de grado.
Para el presente año, la cantidad de ingresantes a primer año se ubicó en 4.188, cantidad que si se la compara con el promedio de los que ingresaron en los años 1998, 1999 y 2000, se determina una leve merma de solo 1,1 por ciento.
Con esos datos, lejos parecen quedar los años 95 y 96 cuando la cantidad de aspirantes a iniciar sus estudios de grado se ubicaban apenas por encima de los 3.000.
Para la Secretaría Académica, el ingreso a la Universidad se ha estabilizado en los últimos períodos, por eso se proyecta que, si el año anterior hubo 15.611 alumnos efectivos, durante este nuevo ciclo académico podría rozarse la cantidad de 20.000 estudiantes.
Pero solo se trata de una estimación porque en el medio se producirán –inevitablemente- deserciones propias de quienes cursan el primer año, situación que preocupa sobremanera a las autoridades y por la cual ha encarado un profundo cambio en las actividades de iniciación a la vida universitaria. 

Mientras se cursa, también se trabaja
“... vuestra graduación confirma que la Universidad ha cumplido socialmente con uno de sus fines primordiales: la enseñanza universitaria de grado; pero también, por que a lo largo de vuestra etapa de vida universitaria, conformamos una comunidad de una Universidad Nacional y Pública, donde cada uno cumple un rol definido hacia un objetivo común.”
El Rector de la UNRC, Leonidas Cholaky, definía en esas líneas el objetivo casi esencial de la institución en un acto de colación del año pasado. Sin duda, la educación es una inversión estratégica, y cuando un alumno egresa se cumple un ciclo iniciado años antes con natural incertidumbre.
La Secretaria Marisa Moyano abordó con Hoja Aparte el fenómeno del ingreso y la permanencia en la Universidad. Enseguida disparó que el problema debe enfocarse desde tres aspectos centrales, “la permanencia, el rendimiento académico de los cursantes y la lentitud”, para lo cual acotó que la institución tiene un decidido apoyo a los estudiantes para no solo superar la etapa del ingreso y cursado del primer año, sino fundamentalmente permanecer en el cursado total de la carrera.
En un relevamiento realizado por el área académica entre alumnos de toda la Universidad se obtuvieron datos relevantes sobre el cursado de asignaturas en los distintos años. A través de encuestas de 1999, se determinó que entre los cursantes del segundo año de las carreras un 50 por ciento no cursa todas las materias fijadas en las currículas, mientras que entre los cursantes de cuarto año, un 40 por ciento deja de cursar el total de asignaturas previstas.
En la primera grilla de datos, se desprende que en esa etapa del cursado comienza el denominado proceso de lentificación de los alumnos en el cursado de sus carreras. Para el segundo ítem, se observa una un leve retracción entre los alumnos que dejan de lado el cursado de materias, instancia positiva porque se supera la deserción, y se instala sobre la consolidación de alumnos que definitivamente están decididos a completar sus estudios.
Para la Secretaria Académica, el concepto clave en este problema es el de la lentificación de los alumnos en sus estudios de grado, por eso se insiste “en la necesidad de evaluar un complejo proceso y no un simple producto, a los fines de posibilitar que la mayor cantidad de alumnos permanezcan y egresen”.
En este sentido, la cantidad de alumnos que trabaja constituye uno de los aspectos que da forma a la situación de retraso en los estudios de muchos estudiantes universitarios. Según datos oficiales de la UNRC, entre los alumnos que cursan el segundo año, el 25 por ciento desarrolla actividades laborales, y para el caso de los que cursan el cuarto año, el porcentual de los que trabajan se incrementa hasta el 38,2 por ciento. Allí, es donde se incide sobremanera en la lentificación.

Fuerte impulso a la enseñanza de grado
Para este año, el Consejo Superior aprobó los nuevos lineamientos del ingreso 2001, a partir de los criterios esbozados anteriormente. 
La UNRC decidió entonces extender el período de ingreso hasta la finalización del primer cuatrimestre, para afianzar como etapa la incorporación del aspirante a los estudios universitarios y procurar una mayor retención de los ingresantes.
Por eso, el cuerpo sustentó la decisión en “desarrollar políticas educativas que faciliten la orientación, la continuidad, el seguimiento y el apoyo para una retención de los alumnos con calidad, y contribuyan a una más adecuada transición entre el nivel medio y el universitario”.
También, encomendó a cada facultad que “deberá presentar al HCS sus proyectos específicos de ingreso para el año próximo, así como el correspondiente informe de evaluación sobre su implementación en agosto de 2001”.
La trascendente decisión, es acompañada con una reasignación de recursos para el área académica que comenzó a ejecutarse con el presupuesto anterior. En esa oportunidad se dio un vuelco hacia la enseñanza de grado, a la que se priorizó por encima de la obra pública, mediante la conformación de dos partidas por un total de 965 mil pesos, destinados a la contratación de docentes y afrontar compromisos de las facultades.

Políticas nacionales que afectan
En el reciente Congreso de FUA que tuvo lugar en San Luis, el ex Ministro Juri, abonó su propuesta de examen final para que los graduados obtengan su título, mediante un concepto espinoso. Argumentó que en la actualidad “el progresismo no significa facilismo”, razón por la que –completó- “las elites se tienen que seguir formando en el sistema universitario, especialmente en las universidades públicas”. La afirmación, si no alimentó una polémica en los claustros (debido a la crisis institucional y económica desatada), por lo menos fue observada como curiosa.
Cuando, el ex presidente de la Nación, Raúl Alfonsín, fue distinguido por la UNRC con el título de Doctor Honoris Causa, se explayó sobre el futuro de la universidad argentina, y en un tramo de su cuidada exposición, manifestó: “la deserción de los estudiantes universitarios es alarmante y neutraliza el indicador positivo del número de jóvenes que ingresa a la universidad. ¿De qué sirve esto, si la mayoría no llegará a graduarse?. Debemos encontrar una solución inclusiva, democrática y que al mismo tiempo garantice la calidad de la formación de nuestros profesionales”.
Vaivenes de políticas educativas generales. La UNRC, en el medio, está a la búsqueda de nuevos resultados con programas en marcha.

Lic. Sergio Rivarola. 


 



 
 

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