“Las voces de la villa”
El debate de la erradicación
La villa que está ubicada entre la Av. Argentina y Conchancharava
es el símbolo de la pobreza estructural en Río Cuarto. Allí
viven 1239 personas según lo indica el censo municipal de 1999.
El municipio se dispone a erradicarlos. Muchos están a favor, otros
en contra. En este informe se pretende dar voz a los mas silenciados: los
habitantes de las villas.
_ ¿Por qué optó por vivir en este lugar?
_ ¨ Porque nosotros éramos muy pobres, éramos muchos
hermanos y no teníamos a donde ir, nos dieron la casita acá
y vinimos a vivir acá¨.
Algunos de los habitantes viven en ese barrio desde hace más
de 40 años, y lo recuerdan como un lugar hermoso y tranquilo. Sobre
Conchancharava, vive Segundo Contreras, quien a pesar de sus ganas de irse,
no puede evitar la nostalgia:
_ ¨ Bueno yo digo que a todos duele algo en la vida, lógico
¿no?... lo que es interesante pensar y saber de que esto nosotros
lo hemos aprovechado al máximo, así que a mí me duele
por esa parte. ¿Sabe por qué? porque yo viví muchos
años con mi madre acá, nuestra madre nos crió a todos
y luchamos todos. Y si no llegamos más allá es porque quizá
no pudimos porque no tuvimos estudios o algo parecido, pero yo aproveché
la oportunidad donde estuve y adonde estoy y porque me lo brindaron de
una forma u otra. Y prácticamente gratis¨.
La pobreza, la marginación y la desocupación jaquean
a los habitantes de la villa. La mitad de los jefes de hogar no tiene trabajo,
pese a que la mayoría conoce numerosos oficios.
_ ¨ En este sector era cotidiano así en el sentido de que
mayores, gente adulta, trabajaba todo el mundo acá, se hacían
todo tipo de trabajos. Se sacaba arena, trabajaban en el río, dejábamos
de trabajar en el río e íbamos a la cantera, yo me iba a
trabajar a los hornos, salíamos de los hornos de ladrillos y nos
íbamos a trabajar en el pasto, levantábamos gramilla, trabajábamos
en la cosecha de maíz, de todo hicimos un poco. Yo trabajé
en la ciudad de muy chico, de 9 años empecé a trabajar. Yo
trabajaba en la farmacia Constitución, de Bautista Nuñez.
Y después bueno, cuando me quedé sin trabajo... empecé
a lustrar zapatos, conocí toda la ciudad así”. |
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