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Perder entre exitistas 

La ilusión se estrelló. Se hizo mil pedazos. O cientos de banderas, gorritos y demás artículos pintados de celeste y blanco que no redituarán lo que sus necesitados vendedores esperaban. 
La temprana partida de la Argentina del Mundial Corea – Japón 2002 llevará consigo una andanada de críticas por parte de quienes habían apoyado casi sin restricciones el proceso conducido por Marcelo Bielsa. Exitismo puro, injusto, olvidadizo. 
Quedó eliminado un equipo que prestigió durante todo el ciclo eliminatorio al fútbol nacional. Le dijeron “hasta el 2006” a la formación que menos pagaba en las apuestas, de tanto que de ella se esperaba merced al invicto de 17 cotejos que registraba antes de la Copa. 
No sería conveniente, pues, borrar así como así lo bueno que se escribió antes de los dos párrafos finales que dejaron tristes a los argentinos. 
“Los mundiales son así” habrá que decir hasta que se asuma que castigan con extrema dureza los errores. No da igual cargar un lastre de 3 puntos perdidos en un torneo que pone en juego 57 (19 fechas) que en una ronda en la que a lo sumo se sacan 9. 
La Argentina falló frente a Inglaterra, quedó sumamente comprometida con Suecia y no pudo levantarse. No más que eso. Nada menos que eso, tratándose de un mundial. Asimismo sería dañino caerle encima a Marcelo Bielsa. El mensaje consecuente resultaría desastroso pues comportaría una condena a quien ha trabajado denodadamente, con criterios discutibles, pero con un empeño fuera de duda. 
Además, así como resulta inmerecido que a quien comete una idiotez se lo llame idiota, es incorrecto descalificarlo por la marginación del seleccionado. Mientras sigan siendo humanos los entrenadores y los futbolistas, Bielsa no será el último que esté al frente de una esperanza que se desbarranca. 

Alberto Ferreyra 
Otra Vez Fútbol. Lunes, 21.30 a 22.30 - FM 97.7 
 

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