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Solidaridad, personas e instituciones

El último número de “Hoja Aparte” incluye el articulo “Ser solidarios, una obligación Universitaria” del Prof. Gabriel Campetelli. Sin duda ciertas expresiones allí vertidas sobre la situación de crisis por la que atraviesa el país y también Río Cuarto, no nos son desconocidas. Más aún,  las hemos expuesto en distintas formas, en innumerables ocasiones y frente a diferentes personas, tanto a nivel interno como externo. Pues esta crisis no es nueva, viene desde hace muchos años, sólo que en los últimos años, sobre todo en los últimos meses se ha agudizado hasta los extremos indignos que hoy presenta. Hoy son más de 18 millones de argentinos que viven por debajo de la línea de pobreza y más de 7 millones están en situación de indigencia. En nuestra ciudad hay más de 70 mil pobres y cerca de 10 mil requieren asistencia alimentaria diaria.
 Comparto con el Prof. Campetelli que como ciudadanos y mucho más como universitarios, debemos contribuir a mitigar los efectos nocivos en los diferentes frentes de la misma, sobre importantes sectores de la población.
 Considero que la Universidad a través de miembros de su comunidad viene haciendo desde hace tiempo algunos aportes en este sentido: Programa de alfabetización para jóvenes y adultos; Organización de festival artístico para recaudar fondos para la adquisición de descartables de uso en salud y medicamentos para el Hospital Central; Taller sobre manipulación de alimentos para microemprendedores y amas de casa; Seminario taller sobre economía para no economistas; Curso de formación para microemprendedores-empresarios; Curso sobre inseminación artificial de bovinos; Formación de preventores en drogadicción; “Un mate por una sonrisa” de la Pastoral Universitaria, Capacitación para organizaciones sociales y comunitarias; Curso en formación ciudadana; Programa integral de actividades para jóvenes de ambos sexos con capacidades diferentes; Huertas familiares en instituciones sociales; Curso sobre manejo de las PyMEs: Recupero de empresas en crisis; Capacitación en producciones no tradicionales: apicultura, lombricultura, caracol; Cursos de informática para Centros Tecnológicos Comunitarios y para trabajadores e hijos de estos; Cursos para dirigentes de Bibliotecas Populares y Capacitación en gestión de cultura a nivel de Municipalidades; Talleres de cerámica y pintura; Programa de Educación de Adultos Mayores; campaña para juntar alimentos no perecederos por parte del personal No Docente, Estudiantes y alumnos de PEAM con destino a comedores comunitarios e infantiles; campaña de tejidos de cuadros de lana para confección de colchas de parte de alumnos de PEAM; apoyo alimentario mensual a comedores comunitarios; entre otros.
 Además, en sesión del Consejo Superior del 14 de mayo de 2002 solicité a los Consejeros representantes de los distintos claustros que presentaran propuestas concretas en apoyo a jóvenes y adultos carenciados asistidos por los programas sociales, más aún señalé en qué podrían consistir dichas propuestas. Si bien hemos recibido algunas respuestas, las verdad es que nuestra expectativa era mayor.  No obstante siempre existe oportunidad para la recepción y ejecución de las propuestas.
 Todo miembro de la comunidad Universitaria puede hacer un aporte en este sentido, a lo mejor lo están haciendo a su  manera, en buena hora que así sea.  Sólo que cuando planteamos el requerimiento al Consejo Superior deseamos que la oferta de propuestas sea Institucional, aunque la ejecutan personas de manera individual o grupal.
 Además estoy convencido que las acciones comunitarias no se declaman ni publicitan, a no ser que se desee obtener un rédito personal o político de los mismos. Es hora de cosas concretas. Es hora de hacer, no sólo de decir. Es hora de liderar, de comprometerse, de participar, y fundamentalmente de sostener los esfuerzos. Como universitarios debemos unir conocimiento y solidaridad, y ser capaces de hacer crecer y darle agilidad a la ayuda conforme la velocidad de la emergencia que viven nuestros vecinos.
 ¡Qué importante para muchos jóvenes sería tener una capacitación en soldadura o en mecánica de automotor o en electricidad básica para el hogar o en electricidad del automóvil o en instalaciones de gas y de artefactos! Como así también, microempresarios pudiesen tener una capacitación en formas de organización, gestión y comercialización, o bien capacitar a gente en microemprendimientos de producciones no tradicionales o en comunicación en organizaciones sociales, entre otros.
 Es hora de liderar proyectos que proporcionen soluciones más allá de las actividades habituales en la universidad, que ayuden a enfrentar las grandes demandas sociales que muestra hoy nuestro país,  demostrar que somos capaces de embestir contra la crisis, y que sabemos darnos un futuro más digno de ser vivido por todos los argentinos, aquí en nuestro propio territorio.
 


Por Leonidas Cholaky Sobari
Rector de la UNRC
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