Por un mañana
colectivo
Debe quedar claro que el Centro de Estudiantes de Ciencias Humanas continúa
al lado de los estudiantes preservando y proyectando sus derechos, garantizando
fundamentalmente lo público, libre y gratuito de la educación;
con seriedad y transparencia en la gestión.
La forma de conducir que entendemos del Centro de Estudiantes es trabajando
todos los días del año con hechos claros y concretos, y no
con palabras; promesas que en definitiva no se cumplirán. Humildemente,
creemos que es una forma de hacer política digna que se diferencia
de las prácticas que hoy desarrolla la ya desgastada clase política
argentina. La misma que llevó a que hoy vivamos tiempos de crisis
institucional, de crisis política y de conmoción social,
en donde los ciudadanos votamos, los políticos administran, el Estado
provee lo mínimo y no interviene en la regulación de los
negocios y todo se desarrolla en consonancia con los intereses globales
de la potencia en cuya hegemonía el país se cobija.
Desde luego este es el juego democrático que le conviene a la
derecha que siempre es autoritaria y violenta. Porque gobiernan pocos y
todos (millones) debemos obedecer.
La derecha (los de arriba, los que pretenden una globalización
obligatoria), desean una Universidad atrapada en el falso dilema
del inmovilismo o la acción irreflexiva. Cualquiera de estas dos
opciones beneficia a quienes han puesto en la mira privatizadora la Educación
Superior y la Nación entera.
Como dice Marcos, allá en las montañas del sureste mexicano:
“Pretenden que seamos siempre un número: el número de
la tarjeta de crédito, el número de la cuenta bancaria, el
número de la tarjeta de débito, el número de teléfono,
el número de carné de conducir, de la cuenta de luz, del
gas, del agua. También somos número en la encuesta, en la
votación, en el índice de pobreza, de indigencia, en el índice
de analfabetismo, en el porcentaje de enfermedades incurables, de preferencias
comerciales.
Pretenden que seamos sólo un número, no una historia.
Predican que lo más importante es el individuo, que hay que preocuparse
de uno mismo y no de los demás.
Para ellos, valemos como personas no porque luchemos. No porque hayamos
construido una historia personal donde la dignidad sea la columna vertebral
y única herencia valorada.
Seremos reconocidos si escalamos sobre los demás, no junto con
los demás. Actualmente por cada hombre exitoso hay millones sobre
cuyo fracaso se construyó el éxito de uno solo.
Ese es el futuro que nos prometen allá arriba y nos dicen que
somos libres para escoger. No nuestro futuro, sino el número que
tendremos en ese futuro al que nos quieren condenar”.
Por ello, con mis compañeros de trabajo nos negamos rotundamente
a ser número; pretendemos ser distintos a ese mundo de los dígitos,
reivindicamos las pequeñas cosas, lo colectivo, la solidaridad,
el compromiso, la igualdad, la universidad cada vez más pública
y popular.
A todos los compañeros estudiantes quiero pedirles que sueñen,
participen y luchen, para ser individuos con una historia propia con defectos,
virtudes, con victorias y derrotas, con ilusiones y frustraciones.
Allá afuera hay otro mundo y todos somos necesarios. Nunca dejemos
de mirar hacia abajo, nunca dejemos de buscar ni de encontrar un mañana
que como tal será colectivo o no será.
Esta es la idea, estoy seguro de que ustedes entenderán el mensaje
que les quiero dejar.
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Mario Alvarez, Presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias
Humanas - UNRC
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