Los estudiantes,
entre la exclusión académica y la crisis económica
Mientras el poder adquisitivo de la clase media argentina sigue deteriorándose
y el descenso de importantes sectores de la misma a estratos sociales más
bajos de la sociedad es cada vez más acelerado, aparecen los intentos
de muchos jóvenes por permanecer en el sistema de educación
superior como última esperanza para escapar de la crisis.
Es un hecho. El estudiantado está empobrecido y siente sobre
sus hombros cada vez más el peso de la crisis que para nada parece
revertirse, sino más bien acentuarse.
Aparece así una imperiosa necesidad del grueso de los estudiantes
por recibirse, posibilidad cada vez más amenazada por la crisis,
los intentos por acelerar el egreso empiezan a dejar en descubierto las
insólitas fallas de nuestro sistema de grado, la deserción,
no sólo de los estudiantes que comienzan el primer año, sino
también aquellos que aún no han finalizado el ciclo básico
es abrumadora, es posible afirmar que aproximadamente el 50 por ciento
de los estudiantes que se encuentran en el ciclo básico recursa
alguna materia o dicho de otra forma, se encuentra imposibilitado de llevar
sus estudios al día.
La deserción de los estudiantes que cursan los primeros años
de sus carreras es llamativa, seguramente la crisis económica se
suma como un factor más, pero este no es el verdadero problema de
aquellos alumnos que se sienten frustrados académicamente por no
poder avanzar (o hacerlo a paso muy lento en sus carreras).
Se podría diagnosticar, quizá superficialmente, que estamos
ante un aparente colapso del sistema de grado; con una exagerada carga
horaria, con contenidos mayoritariamente repetitivos de año en año,
inmensa diversidad de criterios (de corrección) en una misma cátedra,
con hasta algunos casos de falta de compromiso al tener que preparar las
clases y también se puede advertir la falta de sistemas de contención
(sistemas que funcionen como clases de apoyo para aquellos estudiantes
que no puedan asimilar contenidos académicos puntuales) para aquellos
alumnos que pierden sus regularidades o los que estén a punto de
perderlas.
No es casualidad entonces, que aproximadamente entre el 40 y el 58
por ciento de los estudiantes que se encuentran cursando el ciclo básico
hayan desaprobado el primer parcial de sus respectivas asignaturas, (haciendo
peligrar sus regularidades) lo increíble de esto es que muchos actores
del sistema universitario pretenden deslindar responsabilidades aludiendo
que los únicos responsables de estos resultados son los estudiantes.
Qué vergonzosa actitud, teniendo en cuenta que los estudiantes intentan
adaptarse, como ya dijimos, a un sistema de grado casi colapsado.
Pero no se trata de que todo esté perdido, sino más bien
de reconocer los problemas que tiene en su sistema de grado la Universidad
Pública, para a partir de ello enfocar políticas académicas
tendientes a permitir que una cantidad cada vez mayor de estudiantes ingresen,
se formen con calidad y puedan egresar de la universidad.
Ya no hay dudas, la exclusión de las aulas avanza sin que nadie
se atreva a detenerla. Habrá que preguntarse ¿Quiénes
trabajan para cambiar esta realidad?, ¿Quiénes intentan generar
programas de contención para los estudiantes que pierden sus regularidades?
La Universidad debe tener la capacidad de interpretar esta problemática,
para luego darle una rápida solución.
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Eliseo Méndez, consejero directivo
de la Fac. de Cs. Exactas - UNRC
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