La seguridad social
en épocas de crisis
Argentina está atravesando una profunda crisis económica,
social y política, con impredecibles consecuencias que sin duda
afectarán su destino, involucrando no sólo presentes generaciones,
sino también a las de nuestros hijos y nietos.
Es oportuno en momentos tan críticos como el que nos toca vivir
por estos días hacer una referencia a la previsión social
en nuestro país.
La información emanada de la Administración Nacional
de Seguridad Social de la Nación, muestra que entre todos los organismos
de seguridad se invierten en Argentina 6,7 puntos del producto bruto nacional,
que a valores actuales significan más de veinte mil millones de
pesos.
Si a esta cifra se la divide por la cantidad de personas mayores de
sesenta y cinco años, bajo el supuesto que se repartiera equitativamente
entre los mismos, cada uno debería cobrar mensualmente un importe
cercano a los quinientos pesos.
En lugar de ello, en nuestro país encontramos una elevada cantidad
de personas que deben sobrevivir con prestaciones de ciento cincuenta pesos,
mientras otros perciben haberes del orden de los nueve mil pesos.
Tales desigualdades no se compadecen con la solidaridad que tendría
que tener una sociedad que enfrenta una de las peores crisis de su historia;
menos aún se condice la falta de atención a los principios
básicos de solidaridad que deben existir en cualquier sistema previsional.
Otro indicador a tener en cuenta para vislumbrar el rumbo de la seguridad
social en nuestro país, es el de cobertura a la contingencia de
la vejez.
Si se analiza la evolución de las personas mayores de sesenta
y cinco años amparadas, se observa que en el año 1994, en
nuestro país el 93% de los mismos gozaban de un haber aunque sea
mínimo, es decir que sólo el 7% no lo disponía.
De persistir las actuales políticas, se prevé que para el
año 2011 el porcentual de personas mayores de sesenta y cinco años
que no tendrá ningún haber previsional se elevará
al 37% y para el año 2020, dicho porcentual se ubicará aproximadamente
en el 54%.
En cuanto a la transparencia en la concesión de las prestaciones,
no es preciso exponer en detalle - ante la abundancia de artículos
periodísticos sobre el particular - la cantidad de jubilaciones
otorgadas en forma irregular, tanto en el ámbito nacional como en
las jurisdicciones provinciales.
Ante este panorama de injusticia, incertidumbre en el futuro de nuestros
mayores e irregularidades en el otorgamiento de prestaciones, las Cajas
Complementarias surgen como ejemplos de solidaridad, principio básico
con el que se concibió el Ente de Complementación Previsional
para el personal de la Universidad Nacional de Río Cuarto - Asociación
Mutual (EDECOP).
Así cuando se ejerce la solidaridad, equidad, transparencia
y eficiencia en la administración, queda demostrado que un conjunto
de personas priorizando objetivos mayores y el bien común, hacen
factible la existencia de regímenes que amparan a todos y cada uno
de sus integrantes.
Esta tarea requiere que todos y cada uno de los asociados participen
de la vida de sus instituciones, aporten ideas y proyectos fundamentados
y formulen las críticas necesarias que permitan mejorar los servicios
ofrecidos.
Los lazos intergeneracionales deben mantenerse vigentes, amparando
a los actuales jubilados sin dejar de considerar la situación de
los aportantes activos.
Está en nosotros batallar por estos ideales de solidaridad,
justicia y bien común, o adormecer y conducir por una cultura de
mezquino individualismo.
Ente de Complementación Previsional para el personal de la
Universidad Nacional de Río Cuarto - Asociación Mutual (EDECOP). |
|