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Afrontaron sus temores iniciales, aceptaron el desafío de volver a estudiar 
y ahora acarician el sueño de recibirse
74 trabajadores No Docentes
terminaron el secundario

La Universidad Nacional de Río Cuarto vivirá esta semana uno de los hechos más auspiciosos desde su creación: 74 trabajadores No Docentes recibirán sus títulos de Bachiller, luego de haber  terminado el ciclo de nivel medio. Un sueño del que participó toda la comunidad universitaria

Historias de vida llenas de emociones aflorarán este viernes en el acto de colación de grados que se realizará en el aula mayor.
Alejado de intereses mezquinos, sus cimientos son el saber y el querer. Un proyecto que atesora recuerdos y esperanzas. Hombres y mujeres, después de años de trabajo y lucha, ven concretado el anhelo de terminar el ciclo medio.
Estos estudiantes, de entre 25 y 65 años, sentían como una carencia no haber hecho el secundario, algo que les quedó pendiente y, a la vez, un gusto que se quieren dar.
Volvieron, pero con la frente bien alta. Imprenteros, administradores, ordenanzas, trabajadores de la salud, mantenimiento, almacenes y demás forman este grupo de adultos que se animó a volver a la escuela después de mucho tiempo.
Ellos son conscientes de que el conocimiento permite atravesar los muros más gruesos, los de la ignorancia. Por eso, no encuentran palabras para expresar su agradecimiento a quienes se ocuparon de su educación, dándoles herramientas para pensar.
Roberto Flores (50) trabaja desde hace 28 años en la carpintería de la universidad y cuenta que cuando terminó el primario tuvo que salir a trabajar. "Me hubiera gustado hacerlo antes al colegio, pero no se podía. Mi familia era pobre, mi viejo trabajaba en hornos de ladrillos. Por eso es que desde los 13 años me dedico a la carpintería". Dice que es muy lindo estudiar con los compañeros de trabajo. "Si no fuera así, yo no podría hacer el secundario. No tengo tiempo. Porque además de trabajar acá, tengo un tallercito de carpintería".
Cuando era niño tuvo que ayudar a su padre a cuidar los animales en el campo y no pudo seguir la escuela. Juan Gutiérrez (42) sólo había cursado hasta cuarto grado. Hoy cuenta con orgullo que termina el secundario en su lugar de trabajo. Él es uno de los agentes no docentes que concluyen el ciclo de nivel medio en la Universidad Nacional de Río Cuarto, desarrollado en horario de trabajo y con clases dictadas por personal universitario, que voluntariamente se ofreció para llevar adelante esta iniciativa, única entre las universidades nacionales.
El comienzo no fue fácil, pero ¿qué les fue fácil a estos luchadores de la vida?. Gente sencilla, de rostros alegres y manos acuñadas por el esfuerzo. 
Cada tarea y cada problema resuelto fue un granito de arena que durante tres años depositaron día a día para compensar la balanza y ponerla a su favor.
"Me salió esta oportunidad de hacer el secundario y no la desaproveché", cuenta Ramón Tissera (47), que desde el año '75 trabaja en la imprenta de la universidad. En lugar de ir a la escuela, a los 13 años tuvo que dedicarse a limpiar trenes, para ayudar a su familia que era muy humilde. Antes de tener este trabajo, juntó papas y vendió juguetes. "Tenía miedo. No sabía si iba a poder aprender. Pero pude. Por eso, terminar el colegio para mí va a ser una satisfacción muy grande".
La mayoría son padres de familia y muchos ya son abuelos. En estos años, el estudio se mezcló con preocupaciones, con trabajo y hasta con movilizaciones en defensa de la educación pública, la única instancia igualitaria de integración social y formación humana.
Decidieron abrir por sí la puerta del conocimiento. Nunca dejaron de remar para conseguir sus sueños. Esa humilde semilla que sembraron en su interior germina hoy, cuando este grupo de personas siente que su realidad ha cambiado para siempre.
 


 
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