Medicamentos: un
problema sanitario, político y económico
La toma de decisiones en el uso de medicamentos en la mayoría
de los casos escapa al ámbito de la persona común. Este supuesto
generalmente justifica un desconocimiento generalizado acerca de qué
es lo que consumimos, si es lo que realmente necesitamos y cuánto
debemos pagar por ello.

Como consecuencia, surge un problema de gran magnitud que es el uso
clínicamente incorrecto y económicamente ineficiente de los
medicamentos. No obstante, muchas prácticas de utilización
inadecuada sólo son advertidas cuando la urgencia económica
o la carencia de medicamentos se transforma en una realidad.
Conocer lo que se consume y sobre todas las variables que influyen
al momento de indicar, vender o consumir un medicamento es una necesidad
que va más allá de lo estrictamente financiero, es parte
esencial de nuestra calidad de vida.
¿Qué es el uso racional?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el uso
racional de medicamentos "requiere que el paciente reciba la medicación
apropiada a su necesidad clínica, en las dosis correspondientes
con sus requerimientos individuales, por un período adecuado de
tiempo y al menor costo para él y su comunidad".
La realidad actual, en nuestro país y en el mundo, se aleja
cada vez más de lo que, más allá de la definición,
es una cuestión de sentido común. Y en esta brecha no sólo
intervienen aspectos sanitarios, sino también aspectos políticos,
sociales, culturales y económicos.
En los países en desarrollo, como Argentina, mientras el producto
bruto interno se duplica cada 16 años, el gasto en medicamentos
lo hace cada 4 años. Paralelamente, los países en desarrollo,
donde viven las tres cuartas partes de la población mundial, consumen
menos del 25% del gasto mundial anual en medicamentos.
Medicamentos en la Argentina
Nuestro país se ubica entre los de mayor gasto en medicamentos
per cápita con relación a su producto bruto. Sin embargo,
este gasto no implica una mejor asistencia sanitaria.
En los últimos años, el crecimiento en el gasto se contrapuso
a la reducción en el consumo. En la década del `90, la cantidad
de medicamentos vendidos disminuyó un 11%, mientras que la facturación
creció hasta un 80%.
Estas incoherencias se agravaron considerablemente con la aprobación
de la Ley de Patentes en 1992, la que ha provocado que el 43% de los medicamentos
vendidos hoy en la Argentina sean importados.
A esto se suma que un 10% de las empresas farmacéuticas reconocidas
en nuestro país (sobre un total de 250 aproximadamente) concentran
alrededor del 60% del mercado, definiendo por ende los precios y, en muchos
casos, los controles de calidad.
Este cuadro de situación agrega nuevas dudas a los criterios
científicos de la calidad y costo de los medicamentos e incentiva
a la participación de todos los involucrados en esta problemática.
¿Uso irracional en ASPURC?
En ASPURC, el sobrecon-sumo de medicamentos se ha vuelto un problema
urgente. El gasto en farmacia, además de implicar casi la mitad
del presupuesto total anual, supera en gran escala a otras Obras Sociales
de nuestra ciudad.
Según datos extraídos de una nota reciente aparecida
en diario Puntal, obras sociales como PAMI u OSECAC han declarado un gasto
promedio mensual en farmacia de $ 230.000 en el primer caso y $120.000
en el segundo. Estos montos, cruzados con la cantidad de afiliados de cada
obra social - PAMI con 43.000 afiliados y OSECAC con 16.000 -, arrojan
un gasto promedio por afiliado de $ 5,30 en PAMI y $ 7,50 en OSECAC.
Frente a estos datos, la comparación resulta sorprendente. ASPURC
posee un gasto promedio en medicamentos de $ 100.000 y una población
de 5.500 afiliados. En consecuencia, el gasto promedio por afiliado es
de $ 18,20. Aproximadamente tres veces más que en otras obras sociales.
Paralelamente, este gasto no se condice con las afecciones comunes
de la población afiliada. El estado de salud-enfermedad de nuestra
población no debería requerir de un consumo tan alto de medicamentos. |
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