Elecciones presidenciales:
candidatos con poca educación
Las elecciones del domingo marcarán el rumbo hacia
nuevo modelo de país. Pero uno de los pilares del desarrollo nacional,
como es la educación, surge sesgada en las escuálidas plataformas
partidarias. El futuro de la misma, y en ella el del sistema universitario,
está echado, nuevamente, al compromiso y la vocación de educadores
y educandos
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Los candidatos a presidente que disputarán la elección
nacional del próximo domingo parecen decididos a relegar, una vez
más, el papel de la educación en el futuro escenario que le
depara a la Argentina.
Desde Hoja Aparte evaluamos las propuestas elaboradas por postulantes que,
a juzgar por el concierto de encuestas en danza, tienen mayores posibilidades
de acceder al casi seguro ballottage.
Desde la derecha y centro-derecha que expresan hoy Ricardo López Murphy
y Carlos Menem, pasando por el centro de Néstor Kirchner, el populismo
de Adolfo Rodríguez Saá y llegando al centro-izquierda de Elisa
Carrió, se coincide en la impostergable necesidad de reformular el
sistema educativo nacional público y privado, reorientar la oferta
académica del sistema universitario y dotar de nuevas herramientas
al alicaído sistema científico y tecnológico nacional.
Pero claro, se trata de enunciados generales que desnudan posiciones contrapuestas
a medida que se profundizan los conceptos y las estrategias de intervención.
Como muestra alcanza un ejemplo: presupuesto universitario y arancelamiento.
López Murphy, el candidato de Recrear se pronuncia por la “desideologización”
del tema, palabra que resulta funcional a su ratificada opción por
la implementación de ésta vía de cobro e ingresos. Carlos
Menem ha evitado pronunciarse sobre la cuestión, admitiendo apenas
que “eso está en estudio”, constituyendo de por sí una elegante
salida en plena campaña. Sin embargo, sus asesores técnicos
dan cuenta en sus documentos base la necesidad de revisar “el financiamiento
del sistema universitario” para “promover un sistema con eficiencia y justicia
social”. En el caso de Néstor Kirchner, la postura parece dubitativa:
“el arancelamiento universitario no puede imponerse de manera determinante,
porque existen otras formas de financiamiento”. Adolfo Rodríguez Saá,
manifiesta en su plataforma la decisión de “jerarquizar” los principios
de la Reforma Universitaria de 1918, pero provoca un sacudón cuando
anuncia que las inversiones del Estado en educación (y por ende en
las universidades) serán por cantidad de alumnos y no por corporaciones.
Aún cuando en la última consideración tenga una cuota
de razón, destinar fondos por matrículas, además
de una contradicción, arrastra un viejo problema a otro nuevo. Por
último, Elisa Carrió, se expresa abiertamente por “garantizar
la gratuidad de la enseñanza de grado”, aunque su plataforma no se
pronuncia sobre las formas de encarar (o mejorar) el actual mecanismo de
distribución presupuestaria.
La educación superior que se viene
La candidata del ARI (Argentina, una República de Iguales) enfatiza
en mantener a rajatabla la autonomía universitaria. En ese marco,
fija la necesidad de coordinar la labor de todas las instituciones universitarias,
para definir programas nacionales de desarrollo de áreas prioritarias
de enseñanza e investigación. Carrió, va a “privilegiar
la dedicación exclusiva” de los docentes e investigadores, al tiempo
que promete “realizar una efectiva articulación entre docencia, investigación
y necesidades de la comunidad”.
Adolfo Rodríguez Saá, destaca en su plataforma de 125 puntos
que “se consagrarán como normas con jerarquía superior los
principios de la reforma universitaria del 18, para ello se dictará
una ley estableciendo que la libertad de cátedra, la autonomía
universitaria y la excelencia académica es un derecho de todos los
ciudadanos y no de un grupo, corporación o sector”. Solamente cuatro
ítems destina el ex gobernador de San Luis al tema educativo, enfatizando
en el número 107 que “la crisis estructural de la educación
en nuestro país nos presenta una educación pública con
dos vertientes: la educación pública-corporativa-gremial-estatal,
y por otra parte, la educación pública-privada- corporativa-elitista.
Se promoverá, de inmediato, el dictado de una ley general de educación
que sin eliminar los actuales sistemas decadentes permita la creación
de un tercer sistema: la educación pública-democrática
para el futuro y el progreso”.
Por su parte, el candidato del oficialismo, Néstor Kirchner, manifiesta
en su plan de gobierno que “la necesidad de contar con universidades productoras
de conocimiento, exige volver a pensar a la educación pública
como una función indelegable del Estado”, al tiempo que en una reciente
entrevista periodística remarcó que “la universidad debe ser
pública y de puertas abiertas, pero tenemos que analizar los contenidos,
la situación presupuestaria y el rol educativo que cumple en la consolidación
de un proceso estratégico en la Argentina”. “Es que no puede haber
un proyecto para las instituciones de educación superior si no hay
un proyecto para el país”, completó.
El ex presidente Carlos Menem, subraya en su propuesta la decisión
de “adoptar medidas para que el sistema universitario argentino, como promotor
de la sociedad del conocimiento, contribuya a insertar al país en
el mundo global, considerando su perfil nacional y las necesidades regionales”.
En algunos de sus documentos específicos elaborados por su equipo
técnico se describe que “existen algunas jurisdicciones que carecen
de estructura a nivel de educación superior que deben revertirse”
y se critica que “la excesiva politización de la universidad deviene
en una disminución notoria de su rendimiento académico”. Por
eso, entre otros aspectos se postula “revisar las ofertas académicas
en las universidades para evitar superposiciones” y “llevar a cabo las acciones
tendientes a reducir las carreras de grado a cuatro años”.
Por último, López Murphy plantea “nuevas exigencias para un
mayor rendimiento que justifique los recursos, no es razonable que se gradúe,
por ejemplo, el 8% de los estudiantes que inician una carrera universitaria,
eso no va existir más”. El fugaz ministro de Economía de Fernando
de la Rúa, sostiene que “la oferta de las universidades deben ser
congruentes con las demandas reales de la sociedad. Queremos repensar nuestra
oferta y sus contenidos, no se pueden financiar inversiones que no tienen
ningún sentido”. Igual que Menem, enfatizó en una necesaria
despartidización de las universidades nacionales.
Ciencia y Técnica
Kirchner: promoción de la investigación científico-tecnológica
y afianzamiento del vínculo con las empresas privadas. Ligada a la
educación, fijar la política de ciencia y técnica en
un proceso estratégico para el país. Debe conformarse un proyecto
para las instituciones científicas en un proyecto para el país.
Menem: habrá una política de Estado que
cambiará la visión de la economía conducida por el mercado
a una de la economía gobernada por la tecnología. Se pondrá
en marcha el sistema de ciencia y técnica priorizando la inversión
en el desarrollo experimental y atendiendo a los requerimientos de las diferentes
regiones del país. Protegeremos la propiedad intelectual sobre los
productos generados por el sistema científico tecnológico con
incentivos a las inversiones en el sector. Incremento de la inversión,
tanto en el sector público como en el sector privado.
Carrió: desarrollar grupos de investigación
y docencia capaces de sostenerse con proyectos de largo plazo, plenamente
integrados al sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación.
Promover carreras de postgrado de largo plazo, con nuevos incentivos especiales.
Iniciar un proceso de revalorización de otras funciones, como la oferta
de calificación permanente. Articular con la producción económica
y social, promoviendo proyectos de probado interés público.
López Murphy: prevé un salto cualitativo
en ciencia y técnica. Habrá una expansión presupuestaria
para esas áreas, y consecuentemente, más exigencias. Los profesionales
y los científicos deben ser congruentes con la realidad y elevar proyectos
útiles al interés nacional. La política universitaria
se basará en más recursos para la investigación para
insertarse en un mundo competitivo.
Rodríguez Saá: potenciar el trabajo científico
y tecnológico a partir de un nuevo proyecto nacional y bajo el dictado
de una ley general de educación. Reorientar las inversiones del Estado
que, como en las universidades, prevé superar el peso de las corporaciones.
Se promocionará la excelencia de los proyectos.
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caricaruras: ricardo ajler
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