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A nuestros héroes vivos

“Cada uno de los graduados de la UNRC representa el resultado de una serie de esfuerzos combinados: el esfuerzo de un país, el esfuerzo de cada una de las familias y el de cada uno de los propios graduados.
“Cada de uno de los graduados representa el vivo reflejo de la educación pública, son la muestra del valor fundamental y estratégico que la Educación  debe tener en nuestro país.
Debemos por esto comprender que la Educación representa un bien social  como tal es nuestra la responsabilidad de proteger , cuidar y defender cada una de las instituciones públicas que generan y transmiten conocimiento a la comunidad; permitiendo que el sistema educativo esté en un constante diálogo con la sociedad y con las soluciones que la misma le reclama.
Y es precisamente por ello que la Universidad Pública Nacional debe reivindicarse como un organismo fundamental del Estado y, por ende, reclamarle a éste su obligación de asegurar todos los recursos necesarios para su desarrollo.
La pregunta que aquí debemos formularnos es: ¿qué país queremos construir?
No invertir en Educación Pública garantizada para todos es condenarnos a convertir esta crisis en un retraso cultural estructural.
Y debe ser, y es, la educación pública y cada uno de nosotros los responsables máximos de cambiar la actual situación que vivimos; porque no debemos permitir que nos sigan robando nuestro presente, no debemos permitir que un puñado de sinvergüenzas lapiden nuestro futuro y conviertan nuestra rica historia en historieta.
Debemos comprender que como Nación estamos echando día a día la suerte de miles de niños y jóvenes que pierden todas sus responsabilidades y esperanzas de ver un mañana mejor.
No debemos y no podemos tolerar el pecado más grande que como país y como sociedad argentina podemos cometer: no debemos y no podemos dejar que la corrupción generalizada, la desidia, la burocracia y la deshonra funcional nos lleven todos los días niños muertos de hambre.
Niños muertos de hambre en nuestro país…señores, seamos nosotros, la propia sociedad argentina la que revierta el curso de la historia.
Dejemos de soñar  con soluciones mágicas y con falsos héroes patrióticos que nos saquen de la decadencia económica, moral y social en la que nos encontramos.
Comprendamos y veamos que estamos rodeados de auténticos héroes cotidianos que son la verdadera salida para nuestra nación; héroes vivos que día a día reconstruyen el país de las ruinas… comprendamos que nuestro héroe vivo es aquella nena que se desmaya de hambre en las escuelas del país, y es nuestro héroe porque a pesar de no tener pan para su boca aún sigue estudiando con esa utopía loca de crecer, de ser alguien mejor, de saber y de poder “ser” en este querido país.
Nuestro héroe vivo es el tipo que se levanta todos los días a las seis de la mañana y hasta la noche no regresa a su hogar, y es nuestro héroe porque sigue tirando y aguantando, sigue resistiendo, sabiendo que en esa suerte está también la suerte de sus hijos.
Nuestro héroe vivo es aquél que ni tiene la oportunidad de ir a trabajar, y es nuestro héroe porque en su supervivencia está el mensaje de que debemos cambiar y de que debemos mejorar.
Nuestro héroe vivo es el nuevo pobre de todos los días, y es nuestro héroe porque en su pobreza y en su dolor, está nuestro reflejo y en su dignidad destruida están el valor y el coraje de sobrellevar su propia indigencia.
Nuestro héroe vivo es la maestra que sin ningún reconocimiento deja su vida y sus días en educar, y es nuestro héroe por ese sueño eterno de ver que cada cara sonriente que pasa por esa aula puede significar el comienzo de una nueva Argentina.
Somos nosotros, todos y cada uno los artífices del mañana, somos un cien por ciento responsables del curso de nuestras vidas y de nuestro país.
Señores, el desafío es éste y es hoy: debemos tomar el destino por la solapa, levantar la cabeza y gritar bien fuerte: “vamos, todavía, vamos”.

   
Lic. Germán Monge
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