Retorna a página principal de Hoja Aparte

 
Y con el agua hasta el cuello 

V vivimos esos momentos en donde pareciera que la vida nos cachetea fuerte una y otra vez.
Y los pies se cansan y las espinas te clavan hasta el dolor.

Pero el agua purifica…

No en este caso, urticaria, hongos alergias y el olor que se vuelve insoportable, entre aquellos que la naturaleza no benefició con un bote salvavidas y los que por miedo, orgullo o tesón resistieron hasta la muerte, como clavados en esos bloques de concreto que hoy son todos del agua.
Esperanzas, cambios, expectativas, ¡con qué facilidad todo se borra de un plumazo!
El frío que perfora y el disparate de vivir arriba del techo, hoy, se vuelve más cotidiano que nunca.
De los casos que te hacen agachar la cabeza porque las pupilas se cristalizan  hasta más no poder, porque la tele muestra lo que no podemos ver.
Y una madre, que con el llanto desesperado grita querer a su hijita, la menor de siete hermanitos que se perdió con la corriente. Y aquí, la última bocanada de aire desgarra la laringe.
Porque el corazón se hace miguitas, cuando una criatura de cuatro años mira el objetivo de una cámara de televisión y llama a su mamá perdida.
O el grito de sentir, de un viejito de 70…largos…de sentir que no se puede más, que sus tres by pass se “desconectarán” cuando le toque estar la noche número diez a la intemperie y al temor, con la compañía de un perro que mira resignado desde sus patas traseras.
Cuando la fuerza de la juventud se materializa entre hermanos que hacen turno para empuñar tal vez , una escopeta más grande que ellos mismos.
Y nos sentimos desgraciados, pareciera que la locura y la irracionalidad lo justifican todo. Anteponer balas a un plato de polenta y salir en bote a robar, los marcos de una puerta.
¿Será este el Reino del Revés?
Tal vez sí, tal vez no.
Tal vez no, cuando un médico carga bajo su brazo una conservadora con el riñón de otro que corrió una peor suerte. Pero la familia tuvo la incalculable voluntad de hacer a su muerto en alguien que hoy agradece hasta el cansancio.
Tal vez no, cuando una maestra recorre con su canoa los barrios más castigados de la mojada Santa Fe, en un intento voraz por lograr que sus niños puedan digerir una taza de leche caliente y algo de comida.
Y lo hace remando, tal como estamos acostumbrados los argentinos, a remar y a remar… para salir apenas de un pozo que virtualmente nos absorbe o de un río que literalmente nos arrastra, nos revuelca y ahí, nosotros, sólidos nos volvemos a incorporar.
Tal vez no estemos en el Reino del Revés cuando 23 provincias argentinas se movilizaron donando todo.
O quizá sí, cuando inocentes y confiados donamos todo sin pensar que  algunos inescrupulosos e indignos podían hacerse dueños de un patrimonio tan argentino como el de la solidaridad.
Cuando la clase política bastarda ensucia una actitud solidaria con el clientelismo y la campaña.
Aquí, el estómago se retuerce de asco.
Cuando con el mayor de los descaros se rotula una caja con el nombre de Menem, Carlos, en un intercambio imaginario comparable al soborno de: esta caja por un voto.
Así, los esquemas se desmoronan y las esperanzas se esfuman.
Porque el cambio está en la actitud.
Seguramente serán estas situaciones límites las que nos ayudarán a reflexionar, proporcionándonos la confianza que como ciudadanos necesitamos para crecer y para cambiar.

Walter Rossi
Estudiante de Ciencias de la Comunicación / walter50@hotmail.com
Escríbanos y envíe
sus sugerencias y
comentarios
a nuestro e-mail
Página Principal de la UNRC