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Ricardo Príncipe pasa sus días entre el trato respetuoso en la Facultad y las palabras que está condenado a escuchar como referí de fútbol
El árbitro de Ciencias Humanas

En Mesa de Entradas de la Facultad de Ciencias Humanas hay un hombre que llama a los profesores que son requeridos telefó-nicamente. Está sentado gran parte de su jornada. Total, para correr tiene los partidos de fútbol.

Ricardo Príncipe es árbitro desde 1991, cinco años después de haber empezado a trabajar en la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Juez de línea de Primera A de la Liga Regional de Río Cuarto tras desempeñarse como árbitro de la B, Príncipe es de los tantos que se inició como árbitro después de una campaña como futbolista.
“Jugué en Estudiantes, Comunicaciones, Colonias Unidas de Rodeo Viejo, Talleres de Las Acequias, Alberdi. El último club en la Liga de Río Cuarto fue Lutgardis Riveros de Gigena”.
Este ex volante que debutó en los setenta “de número 4 en Estudiantes” actuó en clubes de la Liga Adrián Beccar Varela como el “Sportivo Chazón, Jorge New-bery de Ucacha, Sportivo Atenas de Ucacha y Talleres de Etruria”.
Su año “más memorable” fue 1981, “dado que logramos el campeonato con el club Jorge New-bery de Ucacha, que hoy está en los 93 años. El único campeonato que tiene fue en el ’81 y gracias a Dios estuve como integrante y capitán del equipo.

-¿Lo echaron alguna vez en su carrera?
-Sí –se ríe y detalla-, cuatro expulsiones, una en Río Cuarto y tres en la Liga Beccar Varela.
Ninguna vez lo expulsaron por insultar a un árbitro, aunque tres se debieron a protestas. “La primera fue en 1977. Jugaba en Talleres de Las Acequias contra Sportivo Municipal. Había sufrido un golpe muy fuerte que me provocó un desgarro. Salí lesionado y cuando regresé lo hice muy ciego, muy nervioso y levanté la pierna buscando al adversario”. Reconoce que estuvo bien expul-sadco por “un árbitro con el que después fuimos compañeros, Víctor García, trabajador ferroviario que lamentablemente falleció”. 
Hoy el que tiene la facultad de  expulsar es él, quien mira hacia atrás y reconoce haber sido “un jugador hablador. Las injusticias que veía siempre fui de hacerlas notar”, lo que no le impide sentir siendo árbitro “que el jugador que protesta llega a cansar”. 

-¿Cuánto le sirvió haber jugado?
-El haber estado en las canchas y conocer la vivencia del fútbol dentro y fuera del campo de juego, con estadios seguros e inseguros, me ha servido muchísimo para desenvolverme con el público y los jugadores. Hay públicos que solamente son amenazantes y otros que van más allá. Hemos tenido circunstancias muy difíciles, de salir con cuatro o cinco comandos de la policía, gases lacrimógenos y tiros al aire para salir de la cancha.
Asegura que sus “33 años dentro de la cancha” le han dado una “experiencia para conocer las intencionalidades de los jugadores. Ejemplo: a veces un jugador abre el brazo y vos podés saber si lo hizo usando el brazo como arma o sin querer, o una pierna que llega a destiempo, pero sin mala intención”.

Padres zafados
A su trayectoria en Primera le suma la del arbitraje en infantiles. “Los chicos no protestan, más allá de alguno que tiene otra experiencia, sigue la televisión, el gesto de ´qué me cobró´”. Siente que “lo difícil es el entorno de los papás. Los chicos se están divirtiendo y ellos entienden que deben ser los Maradona del momento. Por ahí si los sobrepasan en el juego les piden a los chicos que apliquen golpes. Realmente desde adentro muchas veces me ha tocado parar un partido y advertir a esos padres que si no se portaban correctamente, yo no seguía el encuentro”. 


 


Ya en sus épocas de árbitro con jugadores de la 5º división de Belgrano de Córdoba y All Boys de Bs. As.en Adelia María

1991, con la camiseta de Jorge 
Newbery, de Ucacha.

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