¿Qué es un centro
de estudiantes?
Aunque no lo creas esta pareciera ser la pregunta ideal para desaprobar
a cualquier integrante de un agrupación que conduzca un centro de
estudiante. ¿Qué paradigmático, no?
Estas “pequeñas instituciones”, que surgieron a principios
del siglo XX de la mano de nuestra querida reforma universitaria, son hoy
una reliquia de aquel logro estudiantil.
A pesar de todas las presiones que los centros de estudiantes sufrieron
para ser extinguidos, a mi entender sólo dos tuvieron los resultados
esperados. La primera, la más bruta, se dio lugar en las décadas
de plomo, es aquí cuando el fuego y la tortura de la ley terminaron
con la vida (o la desaparición) de decenas y decenas de jóvenes
(como vos y yo) pensantes, con ideales e ilusiones.
La otra, la más fashion, es la que nos está tocando vivir
pero que tuvo su época de apogeo durante los años convertibles.
Años en que todo se convertía; un peso en un dólar,
una universidad pública en una rentada, un centro de estudiantes
en una mini o macro empresa. Sí, los centros de estudiantes que
habían nacido como centros de sueños, utopías y
cambios adquirieron la peor metamorfosis. Sus objetivos pasaron de ser
las ideas a las ganancias, la participación al clientelismo, la
politización a la desi-deologización. En resumen los hicieron
desaparecer. Pero, si es que los hubo, ¿quién o quiénes
fueron los culpables de tales acontecimientos?. No cabe duda que a finales
de los ochenta y durante todos los noventa el sistema o modelo (llamémoslo
como quieras) imperante no sólo acabó con los centros de
estudiantes sino también con toda forma de organización;
sindicatos, gremios y asambleas encontraron el principio del fin. Aunque
fue este modelo o sistema un factor importante, alguien les abrió
las puertas a esos lugares, alguien les permitió instalarse
en las aulas o en los gremios.
Así como todos vimos nacer esos horripilantes gremialistas,
los “gordos” de la CGT, CTA , ATE, etc. Aquí en la universidad las
agrupaciones estudiantiles, especialmente las derivadas de los grandes
partidos políticos, fueron las culpables directas de la desaparición
de los centros de estudiantes como tales. La JUP (peronistas), algunos
sectores Independientes y Franja Morada (radicales) son las agrupaciones
que coparon, especialmente esta última, la mayoría
de las universidades durante fines del siglo pasado. Estos
niños políticos son una copia de los que hoy ves por
TV, al igual que aquellos se manejan con clien-telismo; “te doy una
mano, pero si me votás”. Es más, cuando la mayoría
de la sociedad critica a los grandes partidos políticos porque
en épocas de elecciones llevan a votar a grandes masas de gente
por el choripán y el vino, en la universidad estos estudiantes,
llevan a votar a los ingresantes (o no tan ingresantes) por la fiestita,
el descuento o el asado. Gran parte de nuestro pueblo también cuestiona
el impresionante gasto de dinero en los días previos al escrutinio.
¿Y aquí?, en la facu, de dónde obtienen los
recursos para hacer esas mega-banderas y repartir esa cantidad de panfletos.
De dónde consiguen tanto dinero para poder tapizar las paredes con
esos afiches de primera calidad. Cabe desatar que en estas agrupaciones
tuvieron su embriología gran parte de los políticos y políticas
que llevaron a nuestro país a lo que hoy es, sino cómo se
explica que la educación y, en especial, las universidad se encuentren
tan castigadas.. Sólo defendieron derechos individuales y no les
importó que el resto del país se derrumbara.
Junto a ellos la universidad vivió en una nube,
totalmente aislada y sin vinculación con los problemas sociales.
Ah!!. Pero, según sus lemas, ellos alababan la educación
pública y gratuita, ¿Pública para quién?, ¿para
los ricos y poderosos?. No se dieron cuenta (o tal vez no quisieron ) que
para proponer una educación pública y libre, antes
había que luchar por un país sin hambre, con trabajo y con
salud.
Los centros de estudiantes se convirtieron, gracias a
estos pibes (chorros en muchos casos), en centros de fotocopiado (empresas;
pymes). Promotores para los boliches y fiestas. Lugares donde todo giraba
en torno al lucro y en donde los estudiantes eran considerados como clientes.
Algunos de esos centros, como el de económica de la U.B.A. (Franja
Morada), llegaron a facturar cerca de ¡$1.000.000 al año!
en plena época de la convertibilidad. Si...¿ te pusiste a
pensar qué se hizo con tanta guita?. Lo interesante de todo esto
es que nunca mostraron los balances. Acaso ¿vos sabés cuánto
factura “tu” centro de estudiantes?.
Como si todo este desgaste que los centros de estudiantes
sufrieron fuera poco, muchos de ellos también sirvieron como escalera
a la fama. Aquí, integrantes de las agrupaciones iban escalando
para obtener más poder, el mismo que mas tarde los terminó
transformando en ministros y funcionaros públicos.
Pero la fiesta alguna vez se le tenía que acabar,
la caída de muchos de sus líderes (Ménem, Alfonsín
y De La Rúa) también se reflejó en las universidades.
Ahora las nuevas agrupaciones que conducen los centros
de estudiantes deben barajar y dar de nuevo. Los tiempos cambiaron y las
sociedades también. No podemos pretender que los centros sean fuentes
de revoluciones. Tampoco que sean sólo centros de servicios (fotoco-piadoras
o kioscos).
A mi entender, los centros deben articular y ser parte de los nuevos
movimientos sociales (desocupados, fábricas recuperadas, asambleas
barriales, trabajadores en lucha, etc.) que hoy prosperan en nuestro país.
Deben ser espacios de debate, en donde se discuta desde la problemática
del alumnado hasta la realidad social que hoy nos toca vivir. |
Lucas Forlani
Alumno de Microbiología y Lic. en Biología
Sec. de prensa y difusión del C.E.C.E.x.
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