Dónde poner
atención:
el origen de la enfermedad cardiovascular
Los accidentes cardiovasculares, una de las principales causas
de muerte en nuestro país, son consecuencia en la mayoría
de los casos por obstrucciones en las arterias del cuerpo. Estas obstrucciones
son resultado de un proceso en el que influyen diferentes factores de riesgo
y que se va agravando con la edad. Por esta razón los cuidados necesarios
también deben priorizarse a medida que vamos cumpliendo años.
Las arterias son conductos por los que circula la sangre y reciben diferentes
nombres según el órgano que irrigan. Su interior es liso,
y se halla recubierto por un grupo de células que forman una alfombra
denominada endotelio. Estas células son de vital importancia para
el normal funcionamiento de las arterias.
En un cuerpo sano las arterias poseen un tamaño acorde con la
cantidad de sangre que deben llevar al órgano que irrigan. El paso
de los años y los factores de riesgo -como el colesterol elevado,
el tabaquismo, la hipertensión, el estrés-, generan el depósito
de grasa en las paredes internas de las arterias. Con el tiempo, estos
depósitos producen obstrucciones que dificultan la llegada normal
de sangre a los diferentes órganos y músculos.
Consecuencias de la arterosclerosis
Estas obstrucciones pueden producirse en diferentes sectores del cuerpo,
dando lugar a diversas afecciones con consecuencias particulares.
Cuando la obstrucción se localiza en las arterias que irrigan
el corazón se denomina aterosclerosis coronaria. La obstrucción
parcial de una arteria coronaria puede producir en el corazón un
trastorno denominado isquemia, que consiste en la falta de oxígeno
ante un aumento de su demanda, por ejemplo al realizar un esfuerzo. Se
lo reconoce como angina crónica estable.
La obstrucción de una arteria coronaria puede ser subtotal generando
una falta de aporte de oxígeno al corazón, lo que produce
isquemia sin necesidad de hacer un esfuerzo. Esta situación se denomina
angina inestable. Este cuadro es de suma gravedad y puede evolucionar a
un infarto.
Cuando la obstrucción de la arteria es total, se produce la
muerte de todas las células irrigadas por dicha arteria. Este evento
es denominado infarto de miocardio y cuenta con pocas posibilidades de
recuperación.
La aterosclerosis puede afectar también a las arterias
que irrigan el cerebro, como las carótidas, y puede producir isquemia
o infartos en el cerebro.
La enfermedad aterosclerótica puede afectar todo el sistema
arterial. Sin embargo, existen territorios vasculares en donde se expresa
con mayor agresividad. La aterosclerosis en la arteria aorta es una afección
común
y puede generar dilataciones o aneurismas en esta arteria. También
suele afectar las arterias que irrigan los miembros inferiores o las arterias
renales.
Diagnóstico y tratamiento
Hasta hace algunos años, el diagnóstico de la aterosclerosis
se establecía a partir de la aparición de síntomas
según el órgano afectado. Actualmente, existe una serie de
pasos que permiten la detección precoz de la enfermedad, reduciendo
considerablemente su incidencia y consecuencias.
Los primeros pasos de la detección precoz consisten en un análisis
de rutina de sangre y orina y la confección de la historia clínica
para reconocer posibles factores de riesgo. Cuando el resultado de esta
aproximación indica alguna irregularidad se continúa con
estudios más específicos y complejos para reconocer el grado
de la enfermedad.
De acuerdo al diagnóstico elaborado, el primer paso para tratar
la arteriosclerosis es a través del control de los factores de riesgo.
Una dieta equilibrada, ejercicio físico y el cambio de ciertos hábitos
permiten reducir factores como la hipercolesterolemia, la hipertensión
arterial, el tabaquismo y el stress.
Cuando la enfermedad ya está avanzada, el grado y la extensión
de la misma son las que definen el tipo de tratamiento. |
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