ALERGIAS: CÓMO
TRATARLAS
Las alergias, en diferente grado, implican una disminución
de la calidad de vida de quienes las sufren. Frente a esto, existen alternativas
de prevención y tratamientos accesibles que permiten disminuir sus
efectos y, en algunos casos, hacerlas desaparecer.
Las alergias son “errores” de funcionamiento provocados por el sistema
inmunológico. Existen sustancias que son inocuas para nuestro cuerpo
y sobre las que normalmente no necesitamos protección alguna contra
ellas. No obstante, una alergia puede considerarse como la respuesta del
sistema inmune ante lo que considera un “agente agresivo”. El sistema inmunológico
ha aprendido en algún momento a proteger al organismo contra estas
sustancias. Entonces, las alternativas pueden buscarse en evitar esas sustancias
“agresivas”, tratar el efecto que provoca en nuestro sistema inmunológico
o intentar que nuestro sistema modifique lo que ha aprendido.
Algunas opciones de prevención
La primer alternativa que surge al observar síntomas de alergia,
es buscar cuáles son las sustancias alergenas (las responsables
de la reacción) para así poder evitarlas. Esta actitud nos
permite conocer nuestro organismo y poder actuar en consecuencia para evitar
que la alergia se intensifique. No obstante, la alergia es una enfermedad
sistémica, es decir que afecta a todo el organismo pero se expresa
localmente, con síntomas en la nariz, en los bronquios, o en la
piel. Puede suceder que un niño tenga problemas gastrointestinales
por intolerancia a la leche de vaca, cuando es lactante; luego de superarlo,
aparezcan eczemas en la piel y más adelante llegue a sufrir crisis
asmáticas.
Identificar entonces cuales son los alergenos que nos afectan y disminuir
el contacto con ellos es una alternativa útil, siempre y cuando
no implique limitar excesivamente nuestro hacer cotidiano. Algunas
opciones de prevención pueden tenerse en cuenta ya que no implican
grandes esfuerzos y pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas
alérgicas.
Reducir la humedad de sus viviendas (disminuyendo el crecimiento de
ácaros y hongos).
Reducir la permanencia en lugares muy terrosos los días de mucho
viento.
Evitar las corrientes de aire directo en la cara (ventiladores, refrigeración).
Optar por mascotas sin pelos ni plumas o mantenerlos fuera de la casa.
Evitar tener en casa objetos que acumulan tierra como alfombras, almohadas
de plumas, sillones viejos.
Para la limpieza, utilizar aspiradora o trapos húmedos.
Prestar atención a los alimentos más alergénicos:
la leche, el huevo, la harina de trigo, el chocolate, la nuez, el pescado
y los mariscos, los cítricos y los alimentos enlatados o envasados.
Tratamientos
Existen diferentes tratamientos que actúan a corto y largo plazo.
Los antihistamínicos intervienen directamente sobre el efecto alérgico,
suprimiéndolo. En los últimos años se han desarrollado
antihistamínicos de “segunda generación” que no producen
tantos efectos colaterales. Estos medicamentos son eficaces para controlar
algunas de las alergias como las urticarias, la picazón y los estornudos
y especialmente el temible shock anafiláctico. Los corticoides son
eficaces en controlar la alergia especialmente cuando ésta se transforma
en “inflamación alérgica”, ya que frenan todo el agravamiento
que esta inflamación produce. Sin embargo, suelen traer algunos
inconvenientes por lo que siempre deben utilizarse bajo control médico.
Si bien los antihistamínicos son útiles para reducir
efectos de la alergia y evitar complicaciones graves, no son una alternativa
que permita tratar la alergia profundamente.
Hasta el momento, los tratamientos más útiles para actuar
sobre el sistema inmunológico y reeducarlo incluyen dietas alimenticias
equilibradas y tratamientos con vacunas (inmunoterapia o hiposensibilización).
La inmunoterapia consiste en aplicar al paciente las sustancias a las
cuales es alérgico. Se realiza por un tiempo prolongado y en pequeñas
dosis cuya cantidad va aumentándose. El objetivo es modificar la
respuesta inmunológica del organismo en forma tal que luego no reaccione
al estar expuesto a los alergenos. |
MITOS Y REALIDADES
Las enfermedades alérgicas aparecen sólo
en la infancia: falso. Las enfermedades alérgicas pueden comenzar
en cualquier época de la vida, incluso en la edad madura.
La alergia es contagiosa: falso. El que en una familia
pueda haber varios miembros con enfermedades alérgicas, se debe
a la predisposición genética, nunca al contagio.
Los niños alérgicos no deben vivir con
animales: esto es cierto, sobre todo en los dos primeros años de
vida.
Se puede prevenir la alergia: sí, en parte. Cuando
un niño tiene antecedentes alérgicos en la familia y cuando
tiene un nivel de IgE elevado es muy importante realizar un régimen
alimenticio y un control ambiental. De esta manera se disminuyen las posibilidades
de hacerse alérgico a los alimentos y a las sustancias que lo rodean.
Las enfermedades alérgicas deben tratarse precozmente:
Sí. Cuanto más rápidamente se inicie el tratamiento,
mayores serán las posibilidades de éxito y menores las de
complicaciones.
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