Por una vez, el Aula Mayor del campus universitario, escenario de tanta solemnidad en la que se entregan los diplomas de egresados de la casa de altos estudios, se convirtió en un sitio poblado de alegría de chicos y grandes con la realización de la fiesta de fin de año del Jardín Maternal Rayito de Sol.

   Padres, hermanitos, tíos, abuelos, colmaron la sala en medio de globos, gritos y escapadas de los más pequeños, para observar a sus chicos en escena, en la que demostraron los movimientos y las expresiones aprendidas durante el año, bajo la tutela de un cuerpo de 21 maestras jardineras.
   El Jardín Maternal Rayito de Sol, creado en 1986 como una forma de contención de las familias de la comunidad universitaria para que sus pequeños hijos estuvieran bien cuidados mientras docentes, no docentes y alumnos desarrollan sus actividades, atiende 160 pequeños.
   El Jardín Maternal de la Universidad recibe a los chicos desde 45 días hasta 4 años y los atiende y entretiene entre las 7 y las 19.
   Posee seis salas que atienden maestras jardineras, que llevaron a escena en la fiesta de fin de año distintos juegos, números y recreaciones.
   Payasos, globos y canciones hicieron las delicias de los pequeños y de los grandes, que con sus cámaras fotográficas y filmadoras, quisieron registrar cada momento de actuación de sus pequeños.
   Lilian Morosini, la directora del Jardín, les agradeció a los papás y a las mamás el haber «confiado sus chicos» durante el año y destacó «la predisposición» del cuerpo docente para enseñarles y contenerlos.
   «Hemos tenido aciertos y errores -remarcó al dirigirse a los presentes- pero todos hemos trabajado para que los pequeños hijos de la comunidad universitaria tuvieran un lugar para crecer felices y aprendiendo».
   «El Jardín Maternal Rayito de Sol -dijo Morosini- también acoge a chiquitos con capacidades diferentes para que sus padres puedan desenvolver sin inconvenientes sus tareas en la Universidad».
   La fiesta de fin de año del Jardín Rayito de Sol transcurrió con mucha alegría, color, música y canciones, que será recordada por los pequeños y sus padres.

Los niños del Rayito del Sol,  con el apoyo de sus docentes,  le dieron color a la tarde del martes con su frescura  e inocencia. Los padres agradecidos.