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Edulcorantes en los alimentos
La ausencia, deficiencia o mala alimentación es una de las causas fundamentales que provocan el daño que conlleva a la muerte en nuestro país en estos últimos años. La industria alimenticia viene utilizando desde muchos años, una serie de productos denominados aditivos con el propósito de conservar, dar color, sabor a los productos elaborados. Los edulcorantes son sustancias que tienen la propiedad de dar sabor
dulce a los alimentos. Las sustancias que poseen propiedades edulcorantes
se pueden agrupar, inicialmente, en edulcorantes naturales y artificiales.
La elaboración de alimentos implica, muchas veces, la incorporación de edulcorantes no nutritivos, siendo los más utilizados sacarina, ciclamato, aspartamo y acesulfame K en sus diferentes presentaciones. Los dos primeros, sacarina y ciclamato, son los más antiguos, los más estudiados y la incorporación de los mismos a los alimentos está muy difundida en la Argentina. La industria consigue grandes ventajas comerciales cuando sustituye el azúcar por edulcorantes potentes en la manufactura de alimentos y bebidas; por ejemplo, en estas últimas, la sustitución del azúcar por edulcorantes potentes puede dar lugar a un ahorro de hasta el 75% de los costos de inversión. Mientras que la demanda de azúcar ha caído en la Argentina, el consumo de edulcorantes fuertes ha aumentado mucho, principalmente como consumo indirecto. Esto significa que fueron consumidos en bebidas y alimentos que fueron elaborados reemplazando el azúcar, parcial o totalmente, por edulcorantes. Sin embargo, el uso de edulcorantes artificiales ha sido objeto de múltiples polémicas en lo que respecta a su seguridad a largo plazo. Por ejemplo, el ciclamato no tiene la consideración universal de aditivo alimentario sin riesgos. La IDA (Ingesta Diaria Admisible ) es un dato teórico, estimado
a partir de estudios en diversos animales, desde ratones a monos, a quienes
se administra la sustancia tóxica con el objeto de observar
los efectos adversos.
Nuestra legislación define un límite superior de ingesta diaria de sacarina de 5 mg/kg peso corporal; para el ciclamato de 11mg/kg peso corporal; para el aspartamo de 4 mg/kg peso corporal; y para el acesulfame K de 9 mg/kg peso corporal, entre otros edulcorantes artificiales. Además, se han estipulado los requisitos específicos de etiquetado de los productos alimenticios conteniendo edulcorantes artificiales para el uso directo por los consumidores. Mediante un relevamiento llevado a cabo recientemente en
nuestra ciudad por tres alumnas del Instituto Secundario de Charras
que realizaron una pasantía educativa en el Departamento de Química
se analizaron las etiquetas de alimentos y bebidas de consumo masivo y
se recopiló la información sobre el contenido declarado en
los mismos de sacarina y ciclamato.
En conclusión, los edulcorantes, como aditivos, no aportan nutrientes,
no mejoran la calidad de los alimentos y pueden ser tóxicos.
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