El legado de la
Diosa
Más allá de las características biológicas
del sexo, cada época, sociedad, cultura, crea los contenidos específicos
de qué es ser Mujer y qué es ser Hombre; establecen reglas
que rigen luego, las relaciones de poder entre hombres y mujeres. De estas
determinaciones deviene históricamente una variedad de modos de
ser hombres y mujeres.
Las sociedades valoran cada sexo de manera diferente, esto se observa
por ejemplo en las distintas oportunidades que tiene hombre y mujeres de
acceder a la toma de decisiones, al poder, al protagonismo en el espacio
público, a la responsabilidad afectiva del espacio privado-hogar.
Esta valoración diferente favorece las desigualdades y opresiones.
En nuestras sociedades occidentales con fuertes componentes ideológicos
del Sistema Patriarcal aún, se han ido determinando ciertos estereotipos
de mujeres (y de hombres); la característica esencial ha sido, constituir
su identidad femenina fundamentalmente en ser “Seres para otros”: tanto
su cuerpo como su sentir es consagrado a los demás, la mayoría
de las veces sin tomar conciencia ni dimensionar el alcance de sus posibilidades
de autonomía, independencia y/o decisión. Algunos estereotipos
importantes:
- La madreesposa: mujeres casadas y con hijos. Es el personaje
central (independientemente de su nacionalidad, edad, religión o
clase social). El mandato social hace a la “Madreesposa” depositaria de
un mítico instinto maternal, es una institución clave de
la reproducción y de la realización del Ser Social de las
mujeres. “Incluye” la valoración de la virginidad, el matrimonio
y la monogamia femenina.
Los cambios que van teniendo este personaje central se los puede observar
hoy: se puede ser madre y esposa o decidir ser una de ellas nada más.
La madre otrora categoría sagrada hoy puede ser madre lo suficientemente
buena; puede ser madre soltera aunque no sola; puede ser madre separada
aunque no necesariamente abandonada o resignada; puede ser madre del corazón
y no esposa estéril.
- Las monjas : es el segundo personaje valorado positivamente
en el orden patriarcal. Son todas hermanas entre sí y esposas de
Cristo. La renuncia, la obediencia y la entrega jurada en los votos, muestran
la más alta relación de sujeción, aman la renuncia
de sí mismas. Ellas también están dedicadas a cuidar
a los otros maternalmente. Se les reconoce el trabajo de contenido maternal,
pero no la maternidad.
Este personaje desarrolla importantes actividades sociales, intelectuales,
disputan jerarquías de poder dentro del patriarcado eclesial; ya
no son las mujeres separadas del mundo, corren sus velos y acortan sus
vestimentas perdiendo el temor al propio cuerpo.
- Las prostitutas: tercer personaje. Son las “Mujeres del mal”,
especializadas en la sexualidad prohibida, en el erotismo para el placer
de otros, que permitieron a las “Madreesposas” continuar virginales, fieles
y castas. Son las que transgreden las normas materno conyugal; por lo tanto
viven en la dimensión del pecado condenable pero codiciado. En el
orden del patriarcado sólo los hombres pueden desear y las mujeres
sólo ser el oscuro objeto de ese deseo: las prostitutas se ubican
entonces cerca de los hombres, representan la maldad del erotismo femenino.
Sin embargo, este personaje comparte con todas las mujeres los designios
particulares de la feminidad: muchas de ellas son madres con grandes cargas,
muchas veces se ven ocultadas o negadas sus vivencias de mujer. Para el
patriarcado en esta categoría, además entran todas las mujeres
que evidencian un desea erótico, sin fines pro creativos por ejemplo:
las amantes, las queridas, las modelos, las artistas, las madres solas,
etc.
- Las Locas: es otro de los personajes característicos.
Las locas actúan la locura genérica de todas las mujeres,
cuyo patrón de medida ha sido “La razón masculina”. Los personajes
femeninos de locura son: las histéricas, las solteronas, las santas,
las brujas, las beatas, las madrastras, las que abortan, las rebeldes,
las lesbianas, las menopáusicas, las sabias, las artistas, las intelectuales,
las mujeres solas y las feministas.
Cuando una mujer es signada como “loca” sale de su mundo doméstico
y se le prescribe una “Institución” o se le receta una “tranquilidad”
en pastillas o medicamentos.
Estos personajes de la “locura” que han representado históricamente
la resistencia de las mujeres pasan a ser como un “deber ser” femenino,
como en un estado del cumplimiento del mandato social, que explica de este
modo, el accionar de las mujeres que cuestionan y se rebelan al orden patriarcal.
Este tipo de “locura” ha sido y es también uno de los espacios
culturales de la trasgresión de la feminidad; por ejemplo, una locura
consiste en buscar la desaparición de los cautiverios, es decir:
transformar lo aún vigente del “injusto” orden patriarcal que enfrenta
a los hombres con las mujeres, a las mujeres contra otras mujeres y a los
hombres contra otros hombres. Si esta “locura” incidiera en la vida social
podríamos generar un auténtico cambio del mundo moderno.
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Norma Figueroa – Psicóloga – Artículo
publicado en LA LUNA Año 1 – Nro 3 – Enero 2004
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