Aula Mayor “José
Alfredo Duarte”
Reconocimiento a los desaparecidos
Los universitarios pasan muchas veces enfrente del Aula Mayor,
sea por una colación, una disertación o una clase teórica.
Sea como fuere, ven allí el nombre de José Alfredo Duarte.
Hay una vida, y un desaparecido, tras esta denominación.
“La historia empieza cuando por medio de una solicitud de becas viene
una alumna que es hija de un desaparecido. De esta manera nace la inquietud
y entonces me encuentro con la historia del compañero Duarte, más
allá de que yo ya tenía algo de idea del tema”.
Miguel Daniele, no docente del Departamento de Becas de la Universidad
Nacional de Río Cuarto, recuerda así el inicio de su propuesta
para que el Aula Mayor llevara el nombre de José Alfredo Duarte,
quien trabajó en la UNRC durante 1974 y 1975 en el Comedor y en
el Departamento de Imprenta y Publicaciones.
“En el año 2000 –sigue Daniele- yo era consejero superior y
presenté ante el Consejo la propuesta a fin de que el Aula Mayor
de la Universidad Nacional de Río Cuarto llevara su nombre”.
Lo planteado por Daniele concluyó en la resolución rectoral
029 del 7 de marzo de 2000, por medio de la cual el Consejo Superior propuso
que el Aula Mayor lleve el nombre de Duarte. La decisión constituye
un “reconocimiento de todos aquellos miembros de la comunidad universitaria
que fueron víctimas de desaparición forzada”. El Consejo
también resolvió “reiterar el repudio a la desaparición
forzada de personas que el terrorismo de Estado utilizó como metodología
represiva sistemática en la oscura noche de intolerancia que sufrió
nuestro país”.
Cuatro años después, Daniele considera que la medida
del cuerpo colegiado universitario fue “una decisión política
trascendental en esa materia. El aula podría llevar el nombre de
cualquier terrateniente de la ciudad, o de un científico, pero lleva
el nombre de un desaparecido”.
No volvió de vacaciones
Mario Cattana fue compañero de José Alfredo Duarte en
el Departamento de Imprenta y Publicaciones de la universidad. Lo recuerda
como “un tipo muy alegre, agradable”.
Tiene de Duarte la idea de “un muchacho comprometido con la realidad,
que trabajaba en los barrios humildes haciendo asistencia social”.
Conserva su imagen de “petiso, pecoso –de allí su sobrenombre,
Peco-, morocho, de pelo largo”. Cattana cuenta que Duarte “venía
de la JP y le gustaba el fútbol: era hincha de Talleres de Córdoba,
se prendía en los picados y jugaba de delantero”.
En Imprenta, Duarte estaba “en el mimeógrafo, que vendría
a ser el antecedente de la fotocopiadora y la duplicadora” hasta que “no
volvió de las vacaciones del ‘75”. |
Miguel Daniele impulsó la medida de llamar
«José Alfredo Duarte¨ al Aula Mayor de la UNRC. |