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Hoy: Acerca del humor
Es actividad específica de las Ciencias Humanas el pensar acerca de la cultura, la sociedad, la historia, la educación, la política, la economía y todo lo que tiene que ver con el hacer y el sentir humano. En conformidad con este pensamiento, el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Humanas ha tomado la iniciativa de abrir, en el marco de sus sesiones, un espacio reflexivo sobre diferentes problemáticas emergentes en nuestra realidad académica, institucional y social. Los resultados de ese debate serán expuestos a la opinión crítica de la comunidad universitaria. En ese contexto, fue motivo de reflexión y debate en el Consejo Directivo, el estatus, la relevancia y el impacto del chiste. El tema fue discutido a raíz de la polémica que produjo la aparición de un chiste en la Revista Hoja Aparte de nuestra Casa. Nuestras conclusiones son las que siguen. Pertenece a la fineza de un pensamiento sutil, crítico e inteligente resguardarse de caer en lugares comunes propios del pensamiento “rápido” y utilitario dominante en nuestras sociedades. Mal ejercicio haríamos de nuestras facultades intelectuales en una Casa de Altos Estudios si disminuyéramos ciertos signos, síntomas o emergencias. Un chiste dicho en un contexto determinado tiene una lectura que no puede reducirse a la categoría de humor aséptico. La ironía, la denuncia, el juicio de valor y la voluntad de verdad irrumpen con toda fuerza en el dibujo, en la caricatura y en la palabra. Por lo tanto, un chiste es un texto. Por otra parte, el humor es un don, tanto del que ríe como del que hace reír. Sin embargo, allende la risa que pueda producir, la sutileza de la que hablamos nos debe conducir a interrogarnos: qué dice el texto y de qué nos reímos. Y es aquí donde caben algunas distinciones, por ejemplo, el valor de verdad del texto. Si es cierto que estudiar Ciencia Política tiene el fin de “cobrar sobresueldos”, esto sería una denuncia, que además se estaría manifestando en la revista oficial de una Universidad pública. Con lo cual deberíamos hacernos cargo de ser maestros y aprendices de tal “asignatura”. Entonces el mensaje sería grave. Pero si además nos reímos de ello, debemos interrogarnos acerca de quiénes somos. Si robamos y nos reímos de nosotros mismos, eso habla mal de nosotros, por lo tanto, el principio que reza “que hay que saber reírse de uno mismo” tiene reservas y debería tener pudores. No sería un tema menor que la Universidad pública invirtiera en adiestrar en las habilidades de la corrupción. Como no sería un detalle que sus estudiantes estuvieran condenados socialmente por ser alumnos de ciertas carreras. Si así fuera nuestra imagen sería penosa. Por el contrario, en medio de corrientes ideológicas y de contracorrientes, la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC alimenta el ideal de preparar profesionales con una amplia formación crítico-reflexiva y ética, en vistas a destrabar, justamente, los vicios que corrompen a nuestra sociedad. El caso de la Ciencia Política, es especialmente delicado, dado que “lo político” tiene matices polisémicos que suelen confundir las prácticas sociales más despreciables con la labor de diseñar políticas, incorporando nuevos criterios y valores con el fin de construir una sociedad más justa, igualitaria y comprometida que –entre otros- constituyen los objetivos básicos de la carrera que se dicta en nuestra Universidad. Finalmente, y asumiendo nuestro compromiso con el humor y sus creadores que, en muchas ocasiones nos salvan tanto en lo personal como en lo social, queremos entender que el humor es una cosa seria. |
Consejo Directivo de Ciencias Humanas |
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