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Día del estudiante 
El desafío de ser 
universitario hoy


Sistemas de producción en armonía con el ambiente
Javier Pesaresi y Rocío López Fourcade son estudiantes de quinto año de Ingeniería Agronómica.   Tienen 23 años y llegaron de Corral de Bustos y San Luis. Los movilizan las experiencias concretas de aprendizaje. Planean viajar por Cata-marca, Tucumán, Salta y Jujuy para recorrer viñedos, plantaciones de algodón, tabaco, caña de azúcar y cítricos. Rocío dice: «Nuestro  interés es aportar a sistemas de producción más acordes con el medio ambiente y con el medio social. Ver quién te necesita más sería el eje de nuestro futuro”.
Sus palabras desafían la lógica vigente de desigualdades entre grandes empresas agrope-cuarias y pequeños productores. 
Sobre su vida universitaria, Javier sostiene que “además de la carrera, me permite involu-crarme con el arte como la música, el baile, tango y folklore”.  Estas actividades y las reuniones en grupo matizan el estudio, aunque “nos falta tiempo de maduración», según afirman y  «recién cuando rendís el final podés relacionar las cosas”. 
Javier y Rocío reconocen que van “al campo durante toda la carrera, vemos un lote, un cultivo, analizamos lo particular” y aspiran a profundizar “las características generales de ese campo y de la gente que vive en torno a él”. Esta parece una de las razones por las que organizan  actividades no previstas por el cursado corriente. Quieren buscar nuevos rumbos y vivencias para enriquecer su paso por la universidad. Para que sea mucho más que eso...



Los estudiantes y la sociedad
Cuando los tiempos como estudiante se acortan, cuando graduarse ya no es tan sólo un sueño, es casi una realidad la pregunta ¿en qué medida es posible volcar el pensamiento crítico, las ideas creativas y realistas en una sociedad envuelta en constantes crisis, de la cual formamos parte?
Nuestro país atraviesa un profundo estancamiento, tanto económico como así también político, institucional y cultural.
La precariedad del empleo, el costo económico y social del endeudamiento, la falta de credibilidad y con ello la extrema pobreza que afecta a más del 50 por ciento de los hogares se conjugan  alimentando aun más la desesperanza y la resignación de nuestra gente.
Pero a pesar de todo es con esta sociedad que tenemos el compromiso de devolverle lo que ella misma nos da. La deuda es con nuestro país.
El país depende de los estudiantes, que si bien es una inversión a largo plazo somos quienes tenemos en nuestras manos la posibilidad de cambio. No todo está perdido, seamos actores activos y no caigamos en el clientelismo político, recompensemos con capacidad  crítica  y  honestidad a una sociedad que día a día trabaja, lucha y es de alguna manera cómplice de nuestra realidad estudiantil, de la Universidad y de la gratuidad de la enseñanza.
Lorena Lamia Estudiante avanzada de Lic. en Economía



Ingresar en la Universidad ha sido muy satisfactorio

Gastón Guidobaldi, de Almafuerte, estudiante de Ingeniería Electricista, trabaja en el kiosco de Ingeniería en la Universidad. Ingresó el año pasado y destacó: “La experiencia de ingresar a la Universidad Nacional de Río Cuarto ha sido muy satisfactoria en lo personal y hemos contado con mucho apoyo de la Facultad y de la Universidad». 
Veo bastante bien la Universidad con bastante apoyo para el estudiante, con más horarios de consulta e incluso el Centro de Estudiantes nos ayuda bastante con más consultas, que nos sirven mucho. Esto es muy bueno porque cuando uno entra a la Universidad requiere más ayuda”. 
   Sostuvo que “es muy bueno que la enseñanza sea gratuita” y destacó que  “la  enseñanza que se da en la Facultad es bastante completa y es un esfuerzo de docentes y alumnos”. 
   Reconoció que “es muy importante la ayuda que recibe de su trabajo en el kiosco en este momento difícil para obtener el sustento y poder seguir estudiando acá en Río Cuarto”. 
     También expresó su expectativa de poder recibirse y trabajar en un puesto vinculado a la carrera que está estudiando “ya sea en alguna empresa o de manera independiente”. 



Experiencia y oportunidad única
Mi nombre es Natalia Fusco, llegué desde Mina Clavero para iniciar mis estudios en la carrera Ciencias de la Comunicación. 
En febrero de 2001 comencé el cursillo de ingreso. Todo lo que me rodeaba era desconocido. Fue un tiempo de experimentación, exploración y adaptación a un nuevo ritmo de vida, muy diferente al que en el pueblo acostumbraba tener. 
El tiempo pasó  y los compañeros pronto se convirtieron en amigos, la Universidad en mi segunda casa y los profesores en los consejeros y  guías en este camino hacia lo que elegí y deseo ser.
Las exigencias se fueron haciendo cada vez mayores. Al mismo ritmo, uno como estudiante se vuelve más crítico en lo que hace. La responsabilidad y el compromiso toman prioridad.
Escuchar la radio, tomar mates (sobre todo en las largas noches de estudio), charlar y hasta pelear alguna que otra vez, entre lectura y lectura, se vuelven hábitos, que en vacaciones que extrañás.
Sumergirse en este gran universo, el de la Universidad, es sumergirse en un mundo donde todo desemboca en enseñanza. Claro que todo también depende de las ganas de aprender y de las decisiones que se toman. La teoría es mucha, y hasta se puede estudiar una y otra vez, pero la experiencia es una sola. La oportunidad es única también. La Universidad ofrece muchos caminos,  uno como estudiante y como persona elige cuál seguir.
 
Gente de todos lados

A los 18 años, Gonzalo Luc está en el primer año de la Licenciatura en Ciencias de la Computación. “Elegí esta carrera porque empecé buscando algo relacionado con la Computación”, asegura este joven de Villa Mercedes a quien le “interesa el hecho de saber cómo están hechas las cosas” con las que la gente trabaja en sus compu-tadoras.
Encontró diferencias entre su ciudad en San Luis y Río Cuarto, entre ellas que acá “la gente  es de todos lados; en Villa Mercedes te encontrás casi únicamente con mercedinos”.
“Por suerte, me adapté rápido”, expresa y apunta que un ejemplo de ello es que no se vuelve a su casa todas las semanas sino “fin de semana por medio”. Aspira a “trabajar de lo que me gusta, sea en una empresa o como empleado”.
Al mirar hacia atrás, Gonzalo indica que “en el secundario se aprueba más fácil” y valora “las clases de consulta” de la universidad a las que suele ir.
Con experiencia en exámenes finales tras rendir materias del primer cuatrimestre, encuentra ventajoso la posibilidad de presentarse en diversos turnos: “Es más conveniente, cada uno elige cuándo rendir, se manejan más los tiempos”.
Desde su llegada de Villa Mercedes, Gonzalo vive “con un compañero de secundario que estudia Ingeniería en Telecomunicaciones”.
 
 


 
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