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Del septiembre primaveral a la responsabilidad social de la educación

No podemos dejar de asociar este mes que transitamos con la educación, vista, sentida y vivida como compromiso diario y utopía permanente que signa nuestro paso. Día del maestro, día del profesor, día del estudiante: rememoraciones todas que se desarrollan en un tiempo cíclicamente relacionado con el mito de lo que se renueva, con la idea de lo que resurge, de lo que se levanta, verde y vivo, una y otra vez...  Precisamente sobre este sentido de renovación y de resurgimiento es que hoy queremos desarrollar nuestro pensamiento a partir de la comunidad educativa de la que somos parte en esta Universidad Nacional, Pública y Gratuita. 
En este sentido, no resistimos la tentación de reflexionar en voz alta, de intentar ser escuchados y de polemizar constructivamente en espacios y tiempos como éstos, en que todos sabemos que –de algún modo- lo que digamos puede ser leído como resonancia de lo hecho, lo pensado y lo vivido y, a la vez, como apelación y empuje frente a lo que queda por hacer.
Y como las palabras en primavera son savia verde, corazón latiendo, sentido vivo y libertad naciente hacia el futuro, pretendemos que sigan las curvas de los caminos recorridos y expresen e inciten también a la renovación de un compromiso social y público con la educación que recibimos y ejercemos en una institución  sostenida con los fondos del Estado. Porque la Universidad misma puede ser concebida y resumida en una idea: aquella que define a la Educación como el valor social y cultural más alto de un pueblo libre.
Y porque ésa es nuestra creencia y convicción más plena, esa renovación que queremos hacer de nuestro compromiso con la educación pública como valor social exige de cada uno el ejercicio de su rol como responsabilidad social: camino que implica asumir que la palabra “estudiante” deriva del verbo “estudiar”, y que la función del docente implica en su esencia primera, «enseñar».
«Responsabilidad social»  es la respuesta de los que hacen del esfuerzo y el deber la bandera de lucha cotidiana.
«Responsabilidad social» es la tarea asumida por la  enorme mayoría silenciosa de estudiantes que estudian, de docentes que enseñan, de no docentes que cumplen.
«Responsabilidad social» es el trabajo y el aporte de todos los sectores sociales, especialmente los de quienes más sufren en el día a día de sus luchas y supervivencias cotidianas y pese a ello construyen, posibilitan y hacen viable para más estudiantes el acceso al a veces único y siempre máximo bien que se les puede legar: la educación, el saber y las oportunidades que otros no tuvieron. 
«Responsabilidad social» que -por eso mismo- se realiza en la demanda y el cumplimiento de un deber moral frente a la sociedad que detrás del Estado sostiene con su aporte el libre acceso y la gratuidad, pero también y fundamentalmente de un deber moral frente a la gente real que idealmente denominamos Pueblo, esos  numerosos Juanes e incontables Marías que no tuvieron la suerte de gozar de este derecho a la educación universitaria.
Y si en principio estas palabras parecieran destinarse más al deber de los estudiantes, también como Universidad debemos generar nuevas metas y renovar nuestro compromiso con la tarea de la enseñanza de grado que debemos seguir cumpliendo como un deber irrenunciable de cara al futuro, porque es precisamente en la enseñanza donde como institución pública realizamos nuestra mejor apuesta al futuro: aquella que se realiza en la formación de los estudiantes como proyección más fuerte y concreta de nuestro compromiso con el cambio y las transformaciones que la sociedad requiere. 
Por estas razones exijámonos como institución y redoblemos esfuerzos para seguir cumpliendo con esta tarea. Exijámonos como comunidad de trabajo coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos para que sigamos asumiendo nuestro compromiso con la Nación y con el Pueblo, porque como lo dice Pérez Esquivel «Todos los discursos son bonitos y se pueden decir muchas cosas pero si no están respaldadas por el testimonio no sirven”. 
Sigamos construyendo oportunidades para todos y alternativas transformadoras en función de las necesidades de educación, ciencia y cultura. Compartamos esta misión y todos los desafíos de la vida por venir, para superar las desigualdades dolorosas de este pueblo, representado en la universidad por el que accede gracias a la gratuidad y cumple gracias a su esfuerzo, y afuera de la universidad por el que quiere acceder pero no puede hacerlo, y aún así sostiene con su tributo la gratuidad del sistema y con su lucha cotidiana mantiene viva la esperanza. 

 

Magister Marisa Moyano. Secretaria Académica - UNRC
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
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