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Opinión
A 40 años de la Ley Nacional de Enseñanza del Cooperativismo En Noviembre de 2004 se cumplen 40 años de la promulgación de la Ley Nacional de Educación Cooperativa N° 16.583. Aunque paradójicamente recién fue reglamentada 39 años después, mediante el Decreto N° 1171/2003, haciéndose por fin justicia con un reclamo histórico del movimiento cooperativo nacional. Esta Ley declaró de “alto interés nacional” la enseñanza del cooperativismo en todos los niveles: primario, secundario, terciario y universitario. Sin embargo, lamentablemente, ha sido sistemáticamente ignorada, salvo nobles y honrosas excepciones. El cooperativismo moderno comenzó a transitar su camino hace ya algo más de un siglo y medio. Desde sus orígenes, el principio de la educación y capacitación cooperativa fue llamado “la regla de oro del cooperativismo”. Poco después, numerosos pueblos entendieron que la educación en cooperativismo debía trascender más allá de las propias instituciones cooperativas. La amplia difusión del cooperativismo, en diferentes contextos y en países con distintos modelos políticos y económicos, habla de su carácter de “movimiento social”, y es a la vez prueba indudable de su capacidad como una forma de organización económica eficaz para mejorar las condiciones de vida de la población. Sin embargo, esta apreciación puede resultar insuficiente como para abarcar completamente el significado del cooperativismo. Portador de una ideología y destino propios, el cooperativismo reconoció desde los inicios un fin económico, y diseñó en ese sentido una estructura de funcionamiento diferente a las conocidas para procurar satisfacer las necesidades de la gente. Pero además, siempre defendió su papel y responsabilidad como estandarte y vanguardia en la lucha a favor de los máximos ideales de la humanidad, como la libertad, la justicia, la equidad, la solidaridad y la igualdad, en base a sus fines sociales y los métodos para alcanzarlos. Conceptos éstos que fueron tomados por los precursores para intentar transformar en realidad y paradigma la utopía, los éxitos y los fracasos que vislumbraban en las ideas cooperativas. Hoy, la recuperación de la llamada cultura de la solidaridad
frente a la ideología del individualismo resulta un aporte esencial
para la reconstrucción de nuestra sociedad, tan necesitada de valores
y principios.
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