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Mariana Carrizo 
¡Soy  de Salta y hago falta!

De pastorear en el monte a las rutas en combi polarizada: 
Seducir con la voz, con el humor, con la autenticidad de saber de dónde se viene y con qué bagaje se cuenta, eso es lo que produce escuchar y ver a esta joven coplera jujeña que el año 2004 fue Consagración del Festival del folklore argentino.
Mariana nos cuenta que iba con su abuela pastoreando a las ovejas y cantando, que siendo nenita recorría con su caja  los cerros jujeños de San Carlos y cerquita de Cafayate y que  para ella ha sido una suerte haber nacido en los Valles (Calchaquíes) y «haber heredado sus costumbres, haber mamado desde chiquita. ¡Mi abuelita me enseñó a valorar la cultura de esta tierra hermosa!».
 Ya en tercer grado, incluso antes  subía y participaba en los actos de la escuela primaria...

-Ahora eres un ejemplo a seguir, ¿qué creés que significás para las niñas de tu pueblo  y zona? 
-Ahora sí, pero antes costó mucho a la copla darle un lugar porque la juventud se avergonzaba de su propia cultura y yo me puse como meta cambiar eso...y por suerte la gente me ha ayudado a lograrlo un poquito y estoy muy agradecida por eso...

-¿Qué opinas del trabajo que ha hecho Leda Valladares?
-Creo que es un trabajo muy importante, de lo contrario no se hubiera conocido tanto este género, pero ella no es una cantora con caja,es una recopiladora a la que se le tiene un merecido agradecimien-to...yo no sabía de su trabajo  hasta que  cuando tenía 12 años me regalaron un casetito grabado de ella y ahí yo tomo conciencia de lo que tenía en mis manos... antes yo cantaba normalmente las coplas desde  chiquita, cuando iba a pastorear  con mi abuelita. Mi juguete era una “cajita”, así que era muy cotidiano y muy normal, para mí no era nada extraño... 
Mariana responde mirando el horizonte. Cuando te corresponde con los ojos es profunda  y breve, luego mira para otra parte y nos sigue contando. 
-Siempre he sido una admiradora de León (Gieco) porque siempre está acompañando las propuestas de los músicos jóvenes que están queriendo salir del huevito y esta vez he tenido la suerte y el honor de que me invite a su proyecto Planeta de Mujeres, que es un espectáculo integrado con variadas propuestas de mujeres, bluseras, tangueras, yo, etcétera, y León lo lleva por todo el país, es solidario, donde se lo pidan vamos. La verdad que es precioso.

-¿Cuál es el gran paso que das antes de Cosquín? ¿Fue un camino muy de hormiga? ¿Con qué espaldarazo y de quiénes contaste? 
-No, de nadie. Más que nada fue mi conviccción, se me puso  que quería  cantar, quiero esto de alma y nadie me ha podido tirar las ilusiones y los sueños que tenía, me ha costado mucho porque estaba la copla como discriminada y he seguido contra viento y marea hasta que llegué al escenario mayor del Folklore Nacional. Es  la pantalla para el resto del país, si bien yo en cada presentación adonde iba la gente me recibía con el mismo cariño que me recibió el público de Cosquín, era un trabajo de hormiguita, de festival en festival, un evento y otro donde siempre la gente aceptaba muy bien lo que yo hacía, pero quedaba ahí nada más.

-¿Y qué sentiste esa noche de tu presentación en Cosquín? 
-Uh, no lo podía creer...llevaron mi carpetita y mi disco, pero yo tampoco me estaba muriendo por ir a Cosquín. Bueno, me llaman y me preguntaron si quería estar en horario televisivo y yo dije que sí o si no nada, porque a veces te ponen cuando no queda nadie, el sonidista y nadie más, y me parece una falta de respeto al  artista, a mi trabajo y a lo que eso representa  para la cultura nuestra. No tenía ganas de hacerle faltar al respeto a mi música ni a mis ancestros. Pero por suerte se dio la oportunidad, primero me dieron 5 minutos y después 15 y se hicieron 25 y yo no lo podía creer, no sabía qué decirles, cómo agradecerles. 

 -¿Tu disco Libre y Dueña fue posterior?
-Sí, pero hace 2 años que lo venía planeando. Lo grabé después de Cosquín en Córdoba y ya se agotaron dos ediciones, ahora me he quedado sin discos, ya estoy preparando el nuevo.
  Son más de las 2 de la mañana. Mariana atravesó un permanente rodeo de personas que le piden fotos, autógrafos, besos y nos manifiesta que necesita cenar. Pellizca  como una nena que juega con la comida  los fideos que ordenó en el elegante restaurant y se advierte su cansancio. En algunas horas volverá a subirse a la combi que la lleva a Buenos Aires. Ya no viajará con su traje de gaucho y su poncho colorado, una moderna musculosa soportará la trenza negra que, suelta, sobrepasa sus caderas.

-Mariana, contame algo de tus cajas.
-La caja, para mí, es muy, muy especial porque es como que una golpeara de acuerdo al latido que te da el corazón y también a la vez es como que la tierra retumbara ahí, por lo menos para mí es bastante fuerte.  Los viejitos me regalan sus cajas y tengo ahí un tesoro  impresionante, cien años arriba.

-¿Nuestros pueblos son machistas? 
-En realidad todo el mundo es machista, más en estos pueblos. Por ahí me definieron como feminista, yo no me considero así, han visto que yo canto coplas de amor, picarescas, de todo, pero básicamente la idea es reírse cada uno de sus defectos, por ahí te dicen, yo me pongo a pensar, pero por ahí soy así, ojo yo no quiero hacer enemigo al hombre de la mujer, todo lo contrario, que sea parejo el asunto.
Libre y Dueña, la coplera calchaquí que seguramente va a recorrer el planeta, tal vez como ahora sus padres ni se den cuenta allá en los cerros. 

Por Vicky Sagarnaga. FM 97.7 Radio Universidad. 
 

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