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El miércoles dejará el cargo de rector después de seis años
Cholaky: “Quiero que me recuerden como un defensor de la educación pública”
 

“A mí me gustaría que me recordaran como una persona que defendió la educación pública, porque provengo de ella, y creo que hemos hecho lo que correspondía para preservarla”, sostuvo Leonidas Cholaky Sobari, quien dejará el miércoles el Rectorado de la Universidad, cuando se produzca el traspaso que pondrá el cargo en manos del electo rector Oscar Spada. “Yo puse el mayor esfuerzo, estoy con la conciencia tranquila. Será la comunidad la que haga los análisis”, indicó.

El hombre que pagó con la cárcel su militancia política y llegó a la UNRC en busca de un refugio hasta que pasara la tempestad generada por una de las dictaduras más sangrientas que vivió América Latina, de la mano de Augusto Pinochet, terminó dejando para siempre su Chile natal para radicarse en Río Cuarto, donde vio crecer a sus dos hijas y ahora anhela dedicarse de tiempo completo a disfrutar de sus tres nietos.
Si bien comenzará de inmediato los trámites para jubilarse, no descarta regresar a las aulas, la tiza y el pizarrón, aunque prefiere apoyar a los estudiantes en sus tesinas e involucrarse de nuevo con la investigación. “Quiero conversar con los alumnos para compartir valores, sobre su responsabilidad social”, expresó e indicó: “Yo me siento orgulloso de pertenecer a esta comunidad universitaria. Y una de las cosas que más me agrada es la cantidad de egresados que constituyen la primera generación de profesionales en el seno de sus familias. Resulta interesante ver que esta casa fue su camino al ascenso o movilidad social”.
En alusión a sus sucesores, dijo: “Si requieren de mi consejo, lo tendrán. Pero serán ellos quienes conduzcan la Institución”. Remarcó que tiene plena confianza de estar dejando en buenas manos el Rectorado y destacó la hombría de bien de Spada. “Es un tipo honesto y muy buena persona, que ha obrado siempre con corrección. Yo lo conozco desde que vine a esta ciudad, cuando él tenía 24 años. Con el tiempo, nuestra relación se incrementó. La honestidad para mí es algo primordial en una persona”, insistió.
Seguidamente, recordó que a Juan José Busso, vicerrector electo, lo conoce también desde aquellos años. “Entonces, él era ayudante de segunda. Después fue mi compañero de fórmula cuando yo me presenté en la reelección de decano, oportunidad en la que perdimos por un voto. Siempre hemos mantenido una relación de amistad. Y tanto Busso como Spada sienten respeto por mí y yo por ellos”. 
Aquella salida desesperada de 1975 llevó a Cholaky a encontrar su lugar en el mundo. Aquí pudo concretar sus sueños profesionales y afectivos y hasta alcanzar con el voto universitario el honor de ser durante seis años el rector de esta Universidad a la que le entregó su vida y de la cual se va por la puerta grande y colmado de reconocimientos, que provienen tanto de sus pares docentes cuanto de los trabajadores y estudiantes.
Casi como una despedida, afirma que le hubiera gustado dejar a todo el personal efectivizado, aunque remarca que “de ese tema se hizo un uso electoralista”. También considera que se deben ajustar las prioridades de investigación en la UNRC, para lo cual se tendría que estar dando un debate franco en el Consejo Superior, al tiempo que piensa que falta difusión hacia la comunidad sobre las actividades científicas que se están realizando. Por otro lado, admitió que hay investigadores con vocación y otros que investigan para incrementar sus sueldos. “Los incentivos significan un aporte importante, hacen variar algunos salarios en un 30 por ciento. Es un programa que motivó la participación por parte de mucha gente”, sostuvo. Sin embargo, señaló que el desarrollo científico que tuvo lugar en la Universidad en el último tiempo se debió también a la formación de la gente de las distintas facultades. 
Su aparente parquedad no fue un obstáculo para el acercamiento con los universitarios. Partidario de las conversaciones distendidas, de bajo perfil y dueño de cierta timidez. Riguroso, puntual, contundente en sus definiciones, de pensamiento socialista, admirador del Che y de Fidel, amigo de revisar los números, las proporciones, los porcentajes y las letras chicas, Cholaky dejó una marca propia, difícil del borrar. 
Sus huellas quedaron grabadas en su empeño por capacitar a los trabajadores, que permitió a muchos de ellos terminar la escuela primaria, luego la secundaria y hasta iniciar una carrera de nivel terciario. También en la llanura de su estilo de conducción, en el hábito de llegar muy temprano por la mañana para comenzar su rutina, en la formación de sus alumnos de Ingeniería Agronómica, en sus trabajos de investigación y extensión y en sus 200 artículos publicados. En el aval otorgado a quienes compartieron con él el poder dentro de la UNRC, en la minuciosidad de su accionar, en su vasto conocimiento del paño universitario y en la vocación puesta de manifiesto a lo largo de sus 30 años en esta casa de estudios.

“La enseñanza de grado es la médula de la Universidad”
Cholaky subraya que la educación de grado constituye la médula de la Universidad. Y, en tal sentido, sostuvo: “Nosotros apostamos a la educación de grado y destinamos recursos para ello”. Aunque admitió su preocupación por los fracasos a los que muchos estudiantes se enfrentan en las vida universitaria, sobre todo en los primeros años. “Hay deserción y está determinada por varios factores. Una de las cuestiones que más pesa es el perfil de las carreras, porque aquellas que tienen un perfil bien definido son las que menos bajas registran. A eso se agregan cuestiones sociales, económicas, culturales, académicas y metodológicas”, afirmó. Sin embargo, subrayó: “Esto no es algo que tenga que ver con la masividad, ni con la falta de un sistema de ingreso restricto”.
En este marco, señaló que la enseñanza secundaria pasa por un momento de crisis y consideró que una de las salidas sería la doble escolaridad, la capacitación y el buen pago para los docentes, para que “no tengan que andar por varias escuelas para poder hacer un sueldo digno”. Y agregó que la Universidad debe participar en la conformación de los programas de la escuela media para que haya una mayor vinculación entre los dos niveles. 


«Me siento orgulloso de pertenecer a esta comunidad universitaria», sostuvo.
 
 
 

Ping pong

-¿Cuáles son las diferencias que lo alejan de Alberto Cantero?
-Yo con Cantero no tengo nada personal. Él tiene una postura, una forma de actuar, y yo otra.
-¿Cómo salvó esas incompatibilidades  durante los nueve años en los que fue su funcionario?
-El era rector y yo era su secretario.
- O sea que Usted era obediente.
- Sí. Y creo que eso le hacía bien a la Institución. Pero no era una obediencia a rajatabla, sin embargo, nunca preferí los problemas. Ha habido un mal entendido y sigue existiendo, cosa que no justifico.
-¿Cómo vivió la simpatía de Cantero por el Menemismo?
- Yo no compartía eso. Pero Cantero no fue el único que expresó su apoyo a Menem.
-¿Qué opina de los diez años de Menem?
-Dejó muchas cosas que desear. No hizo bien al país, sobre todo por la corrupción, los indultos y por la cultura consumista e individualista que generó.
-En su despacho hay una foto en la que Usted posa con el presidente. ¿Es kirchnerista?
- Estuve con Kirchner la vez que vino a Río Cuarto, pero no soy kirchnerista. Me gustan ciertas cosas.
-¿Qué no le gusta de Kirchner?
-Que está con un modelo capitalista.
-¿Qué le agrada?
-La defensa del país ante los organismos internacionales y de defensa de los derechos humanos, sin entrar a aceptar la receta.
-¿Le gusta la Argentina de hoy? 
-Está habiendo cierta esperanza. En el país se está queriendo volver a ser lo que hemos sido.
-¿Se podría decir que Usted es socialista Kirchnerista?
-No. No me coloque títulos
-Pero sí es socialista
-Sí. Siempre he sido.
 


 
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