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La alimentación en invierno
Llegan los meses más fríos del año y, con
ellos, las temperaturas que ponen a prueba nuestro organismo. La alimentación
se constituye entonces como una herramienta muy eficaz para hacer frente
al invierno.
Para compensar el frío, el organismo debe mantener las reservas
energéticas, lo que implica un mayor desgaste físico y, por
ende, mayor requerimiento alimenticio. Manteniendo un aporte equilibrado
de vitaminas, sales minerales y proteínas de elevada calidad la
prevención de las enfermedades del invierno se vuelve más
simple.
¿Qué alimentos son los apropiados?
Es recomendable para mantener una dieta equilibrada incluir legumbres
al menos cuatro veces a la semana, dos como primer plato y otras dos como
guarnición.
Las legumbres brindan un aporte calórico adecuado al gasto energético
durante el invierno. Asimismo, es óptimo consumir arroz y pastas
entre dos y tres veces por semana.
Si se están tomando antibióticos a causa de alguna infección
respiratoria, es necesario reforzar la flora bacteriana intestinal con
yogurt y fruta fresca muy rica en vitaminas.
No debe faltar la vitamina C, pues esta permite activar nuestras defensas
orgánicas y ayuda a prevenir catarros y resfriados. Se encuentran
en los cítricos, en las hortalizas verdes, y en los tomates.
Los alimentos con vitamina A, como la leche, manteca, quesos, hígado
y yema de huevo, ayudan a proteger la piel del frío y evitan las
grietas de los labios.
Por otro lado, la ausencia del sol disminuye la incorporación
de vitamina D a nuestro organismo. Esta vitamina ayuda a la asimilación
del calcio y el fósforo. Agregando pescados de color azul y alimentos
que contengan yodo se incorpora vitamina D al organismo.
El consumo de miel en reemplazo del azúcar aporta sanas calorías
para hacer frente al mayor desgaste energético que exigen las bajas
temperaturas.
Las frutas desecadas son también un buen recurso. Durante la
desecación, las frutas frescas reducen su contenido en agua, produciendo
una concentración de nutrientes. Por esta razón, son una
buena fuente de potasio, calcio, hierro y provitamina A, además
su contenido en fibra soluble les confiere propiedades laxantes, muy eficaces
para tratar el estreñimiento.
Las papas son un alimento rico en hidratos de carbono complejos. Se
recomienda consumirlas entre cuatro y siete veces por semana con verduras,
carnes, pescados y huevos, cocidas, al horno y con menor frecuencia fritas,
cuando en la misma comida no están presentes otros alimentos ricos
en hidratos de carbono tales como las legumbres, el arroz y la pasta.
Comer mucha fruta y verdura es siempre importante, ya que son la mejor
fuente de vitaminas. En esta época del año ayudan a equilibrar
una alimentación que tiende a ser muy rica en grasas e hidratos
de carbono, reforzando además el sistema inmunológico.
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Otros alimentos
Comer sano se hace aún más necesario en
invierno. A continuación un listado de alimentos que ayudan a llevar
una vida más saludable:
Porotos: Contienen grandes cantidades de hierro. Sus
proteínas mantienen los músculos en buena forma. Contienen
fibra, excelente para la digestión, y además tienen vitamina
B en abundancia.
Yogurt: Es una fuente de calcio insuperable. Contiene
riboflavina y tiene tantas proteínas como la leche, pero sin la
grasa. Además sus bacterias ayudan a maximizar el proceso digestivo.
Mandarinas: Útiles para combatir las infecciones
de las vías respiratorias, como todos los cítricos. Proporciona
vitamina C, contiene algunas vitaminas del grupo B, calcio y fósforo
Repollo: Con sólo 25 calorías por cada
100 gramos, proporciona 400 miligramos de potasio, 22 de calcio, 16 de
sodio y 6 mg. de magnesio.
Zanahorias: Al ser muy ricas en betacaroteno, una ingesta
de 100 g satisface las necesidades diarias de vitamina A de una persona
adulta.
Apio: Reduce y previene la hipertensión, es diurético
y resulta eficaz en caso de artritis y gota. También que ayuda a
calmar estados de nerviosismo. Aporta vitamina C. |