Opinión
Bienvenido el 25 de Mayo – Fiesta del Pueblo
“La historia es el punto de partida para entender el
presente”
Félix Luna
“Es curioso que la historia sea tan aburrida, siendo
que en gran medida es inventada”
Juan Gelman
Esta vieja docente que me alberga celebra jubilosa la idea de festejar
en su día el grito de nacimiento de lo que llamamos Patria.
A un pueblo que se le mintió tantas veces su historia es bueno
que se le vaya recuperando su verdadera identidad, porque nos pasa como
a esos chicos a los que se les negó, por distintos motivos, el saber
quiénes fueron sus verdaderos padres.
Volver a las fuentes es una terapia que comienza por saber de dónde
venimos, cómo fue nuestro alumbramiento, bajo qué cielo y
sobre qué tierra, para entender a ciencia cierta qué es lo
que festejamos.
Comprendo que los empresarios hoteleros y los que se dedican al turismo
prefieran tener las fechas conmemorativas acercadas a los fines de semana
para alargar los días de paseos y excursiones, pero tal temperamento
lesiona la tarea del docente que debe usar tácticas de enseñanza
alejándose de las efemérides, buena manera de anclar la noción
histórica que tenía esa plataforma de lanzamiento, ese disparador
del interés reforzado por lo que aparece en los medios, esa lección
que se queda en el aire, esa lectura que no tiene comentario. Hoy los chicos
saben cada vez menos de las fechas patrias, de quiénes fueron los
padres de la Nación y se aburren de las solemnidades que no entienden
y que ridiculizan.
Nos quejamos en que cada día la educación se desvaloriza
y se empieza por no festejar las fechas nacionales y las domésticas
que nos unen y regocijan. La familia argentina, tan dispersa, tan empobrecida
en nociones que la arraiguen a su origen, debe volver a rescatar del olvido
aquello que siempre fue sagrado, recreando en el arte infantil y juvenil
aquello que lo emocione y lo enorgullezca, óptima manera de amarrar
el pasado con el día presente.
Lamentablemente, otras costumbres extrañas ocupan los lugares
vacíos, por ejemplo la moda de salir de “Halloween” o noche de brujas,
copiada de los norteamericanos, que se lo robaron a su vez a los irlandeses,
inventores de hadas, ñomos y esas señoras de mala facha,
que vuelan en escobas haciendo piruetas con sus presuntas maldades.
Tengo hecha una estadística de lo que les gusta a los chicos
que les cuenten: ganan, por robo, las historias y leyendas de terror. A
menudo me los solicitan, aunque a la noche se hagan pis en la cama, por
miedo a levantarse.
Una vez, un Sr. muy ligado a la cultura riocuartense me dijo algo muy
sensato hablando del tema:
-¿Por qué asustarnos con monstruos y personajes terroríficos
ajenos si tenemos los propios?
Debe ser por esa opinión que me he puesto a la caza de esos
seres de las tinieblas encontrando en mitos y leyendas aborígenes
que son nuestros y de primera, cosas que nos hagan temblar. Allí
en el panteón vernáculo tenemos la viuda, la mula ánima,
el supay, el familiar, el lobisón y cuanto espectro y espanto anden
merodeando en las noches de niebla habitando nuestro desierto, nuestra
morada o nuestra jungla. Cuanto más chucho provocan, más
interés y más contá-melo otra vez, pero tapame y quedate
conmigo. Son criollos como el locro, las tortas fritas y el zapallo.
Todavía no se lo dijimos bastante a los chicos para que se espejen
en su autoestima: el 25 de Mayo de 1810 fue el primer acto de insumisión
ante un sistema político y económico que nos agobiaba, después
y contagiadas estallaron revoluciones en todo el continente. Muchas se
ahogaron en sangre, pero ese primer grito libertario sonó como un
sapucay por toda América y fue el que más duró hasta
convertirse en independencia. Fue un punto de partida para iniciar otra
vida, ser nosotros mismos, tener una definida identidad que no hemos seguido
cultivando por creernos que todo lo que viene de afuera es mejor que lo
nuestro.
Les tenemos que contar a los chicos la verdadera historia, ésa
que narra el porqué desaparecieron etnias enteras y quiénes
se aprovecharon de sus tierras, les tenemos que contar el origen de las
guerras civiles, la vergonzosa guerra con el Paraguay, la guerra de Malvinas
tal como fue, las opro-biosas dictaduras y dejarnos de echar incienso sobre
mentidas glorias con héroes de mármol y bronce muy discutidos
hoy.
Ya va siendo hora en que los estudiosos y los estudiantes se interesen
en este cambio elaborando estrategias que la incontada historia de los
vencidos, los ignorados pueblos y la epopeya de las mujeres se rescate
del silencio y el olvido, así nuestro orgullo será legítimo
y no mandado y fabricado desde el poder. Así lo que contemos y estudiemos
tendrá álito y carne de pueblo para que enseñemos
cantándolo a esta Nación que se despertó primera a
la vida en libertad.
Bienvenido 25 de Mayo, sin paraguas, sin mentiras de escarapelas, sin
falsos y tiesos héroes.
Los pasillos de la historia, ésa que se escribió con
letra menuda, nos esperan para que nos dispongamos a explorarlos.
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Por Susana Dillon
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