Opinión
Talleres para ingresantes
Uno de los grandes desafíos del adolescente es decidir
su futuro ocupacional. En este sentido, la vocación hacia una determinada
actividad debiera conducir, entre caminos posibles, a una clara elección.
Los estudios superiores en general, y la universidad en particular,
se presentan como una alternativa. Es así como año tras año
miles de nuevos estudiantes pueblan las aulas universitarias con grandes
expectativas y muchos temores. Conocedores de esta situación,
cada Facultad arbitra medios para recibirlos, contenerlos y sostenerlos
en el sistema. Entre las propuestas más comunes se encuentran los
«talleres para ingresantes» con una diversidad de actividades
que atienden a las necesidades de estos grupos.
Si bien las evaluaciones para aspirantes evidencian dificultades cognitivas,
el acceso y permanencia en el Sistema Educativo implica otras cuestiones
a tener en cuenta, que van más allá de las estrategias de
aprendizaje. Hoy por hoy, los adolescentes constituyen uno de los
grupos vulnerables que más atención reclaman de la sociedad
y es sumamente importante que las instituciones brindemos espacios
que propicien la reflexión acerca de sus relaciones vinculares
para consigo mismos, con el estudio y con los demás.
Sin embargo, como los textos universitarios poseen características
particulares que requieren de continuos procesos de lectura y escritura,
una de las tareas que está caracterizando el ingreso en el Nivel
Superior consiste en «enseñar a estudiar». Sucede
que a la hora de aprender existe una clara necesidad de acentuar determinadas
competencias de aprendizaje que posibilite trabajar con mejor desenvolvimiento
en todas las disciplinas. En este sentido, hablamos de estrategias de estudio.
En los talleres para ingresantes, las mismas ponen énfasis en las
estrategias de lectura.
La diversidad de alumnos, tanto de formación como de valoraciones
y expectativas, exige que los docentes compartamos unos conceptos
con la finalidad de poner a los estudiantes en mejores condiciones para
los aprendizajes.
Desde el punto de vista de los textos es importante destacar que la
situación de lectura de cada uno depende tanto de los objetivos
que se persigan como lector como de los que orientaron al autor la escritura
del texto. No es lo mismo leer para buscar una información
o un dato específico que leer para aprender. Frente a un texto
podemos sentirnos más o menos incluidos porque el mismo no ha sido
dirigido para una persona exclusiva sino para un público determinado.
Esta es una razón para comprender que cada lector «actualiza»
el texto cuando lee, en función de lo que sobre el tema conoce y
de lo que el texto ofrece. Apropiarse significativamente de
un texto requiere de su actualización. En los talleres
se hace hincapié en el proceso de lectura necesario, aunque no suficiente,
para alcanzar un aprendizaje significativo.
Desde el punto de vista de los valores, investigaciones y aplicaciones
realizadas reconocen la existencia de variables vinculadas a la mejora
del rendimiento académico de los estudiantes. En este sentido,
determinados tipos de valores individuales están asociados a estrategias
de aprendizaje exi-tosas, como también a mejores actitudes y conductas
de estudio. Tal es el caso de la Benevolencia y el Universalismo, entre
otros. Aprovechar estas relaciones, para influir sobre las prioridades
valorativas de los estudiantes como estrategia para lograr la mejora del
rendimiento académico, viene constituyéndose también
como línea de intervención posible en los talleres para ingresantes.
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Lic. Azucena Alija, Facultad de Ciencias Exactas, Físico
- Químicas y Naturales.
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