Ricardo Carrera, una de las
tantas víctimas del golpe de Estado de 1976
Siete años de detención ilegal no le
quitaron la memoria ni la esperanza
“Había terminado de cursar cuando me llevaron. Debía
6 materias que se hicieron 9 con el cambio de plan y me recibí en
1990. No pude terminar en tiempo y forma, para ese entonces me había
casado, trabajaba y tenía hijos”.
Ricardo Carrera, docente de Extensión Rural en cuarto
año de Ingeniería Agronó-mica y de Sociología
y Extensión Rural en segundo de Medicina Veterinaria, recuerda su
2 de setiembre de 1976.
También hace memoria respecto de la UNRC de la que era “ayudante
de segunda en 1973 y 1974” hasta que “me cesan-tearon”. Siente que “la
Universidad cambió cuando en reemplazo de (Jorge) Taiana como ministro
de Educación entró Ivani-sevich (Oscar), que asume un 11
de setiembre, de guardapolvo y con un crucifijo. Allí empieza la
intervención en las universidades. Es un avance de la ortodoxia,
López Rega, la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina)”.
Más allá de su cesantía dos años antes,
“no tenía una dimensión de lo que podía suceder; pensaba
en dictaduras anteriores y suponía que podía haber detenidos,
presos políticos, pero no pensé que se pudiera llegar a lo
que se llegó”.
“Yo estaba en la Juventud Universitaria Peronista y vivía con
mis padres –evoca- y en ese momento estaba peleado con mi novia. A ella
no la detuvieron, pero sé que pasó por situaciones difíciles
y que la vigilaban. Estudiaba Trabajo Social acá”.
Aislamiento
“Los primeros años prácticamente estábamos incomunicados
en Córdoba, donde estaba el Tercer Cuerpo del Ejército, a
cargo de Luciano Benjamín Menéndez. Empecé a tener
visitas en el ’77, cuando me pasaron a La Plata. Pero de un primer momento
donde podías tocar la mano de quien iba a verte pasamos a otro en
el que las visitas se veían a través de un vidrio o se escuchaban
hablándole a un caño. Podíamos escribir, pero las
cartas llegaban y salían abiertas”.
No era el único perjuicio: “Recibimos golpizas no sólo
cuando nos detuvieron sino también en la cárcel”. Carrera
no guarda rencor a quienes fueron sus torturadores, “personas con
muy baja formación, provenientes de zonas muy pobres, sobre todo
del Litoral, que recibían un pago adicional por lo que hacían”.
Agrega que “algunos de ellos no pudieron superar lo que hicieron”. Sabe
que había “distintas responsabilidades” y que “estuvo armado profesio-nalmente
con médicos y psicólogos, entre otros. Cuando nos preguntaban
qué era violencia, si para uno violencia era contactarse con la
familia a través de un caño, entonces el caño seguía
estando. Averiguaban de qué manera podían vul-nerarnos”.
Soluciones exteriores
“En 1979 empezamos a tener comunicación tras la visita de Amnesty,
Cruz Roja Internacional y Comisión Interamericana de Derechos Humanos
–recrea Carrera-. Se nos permite el acceso a los diarios nacionales, por
ejemplo, ya que no habíamos tenido acceso a revistas ni diarios”.
Si bien “el trato siguió siendo denigrante y con prepotencia”,
algunas cosas cambiaron y “pudimos, claro que siempre muy restringidos,
hacer deporte, artesanías, literatura. Yo empecé a escribir
cuentos y había que usar mucho la metáfora”.
Afuera sabían. “Exiliados latinoamericanos en Europa hacían
difusión de lo que aquí pasaba” y así fue como “en
el Mundial ’78 los franceses aceptaron venir a la Argentina a cambio de
que permitieran salir a presos, era algo así como que por cada integrante
de la delegación debía salir un detenido relacionado a Francia”.
Afuera también era Latinoamérica y otras dictaduras.
Afuera es hoy la reciente asunción de una víctima del régimen
de Augusto Pinochet, Michelle Bachelet, como presidenta de Chile, lo cual
es “es un ejemplo a imitar, alentador para las situaciones por las que
uno luchó y sigue luchando”.
Militancia, en síntesis. De alguien que tras cursar tres años
“en la Universidad del Centro” necesitó junto a compañeros
“manifestar para que se nos reconociera en la Universidad Nacional de Río
Cuarto lo que habíamos estudiado. Hicimos huelga de hambre, 13 personas,
en 1972, y hubo movilización y toma”.
Miembro actual del Partido Intransigente en Río Cuarto, todavía
sigue “creyendo en la participación”. Pese a la desilusión
“por lo sucedido en los noventa”. Pese a “los reciclados, aquellos que
venían del peronismo de justicia social y se adaptaron al modelo
menemista. Recuerdo haber hablado con algunos de ellos y me decían
que hay ocupar espacios, pero no creo en ocuparlos del modo en que lo hicieron”.
Pese a que siga sin evolución “un proyecto que había presentado
Griselda Baldatta para brindar formación complementaria” a las fuerzas
policiales.
Anteproyecto de ley
A 30 años del golpe de Estado de 1976, Ricardo Carrera, docente
de Agronomía y Veterinaria, apunta que “secuelas hubo, hay”. Compara
la situación con la de ex combatientes de Malvinas y cree que “puede
ser distinta la forma de resolverla” aunque hay una coincidencia en términos
de que “la atención psicológica es una gran demanda”, a tal
punto que “ya hay profesionales que se han especializado en esto”.
Comprometido con la suerte de otros compañeros, hoy trabaja
en “un anteproyecto de ley” en procura de reconocimiento a víctimas
tanto mediante cobertura social como de régimen jubilatorio. Próximamente
prevén elevarlo “ya sea al Congreso o al Poder Ejecutivo” para su
tratamiento.
El golpe y la sociedad
Para Carrera, “socialmente ha habido distintos momentos” respecto de
la insti-tucionalidad. “Con el advenimiento de la democracia hubo una exteriorización
muy fuerte, sobre todo de la juventud, a través del arte en general
y estuvo acompañado de un proceso de movilización. El tema
de derechos humanos centralizó un poco la cuestión”. A la
par, “otros miraban hacia España y temían por el destape
al cabo de vivir siete años bajo un orden establecido, bajo el silencio
de los cementerios, el por algo será”. Añade que “Semana
Santa (de 1987) fue un buen termómetro para ver cómo reaccionaba
la sociedad. Después hubo lo contrario, un período de desmovilización
que incluyó una campaña de desprestigio muy grande hacia
el Estado. Quienes alzábamos voces contrarias a las privatizaciones
éramos vistos como setentistas, con tono de descalificación,
utópicos. El orden mundial era otro”.
Valora que “después, con el gobierno de De la Rua, vino la posibilidad
de volver a un Estado menos corrupto, donde los índices de desocupación
cambiaran y el pueblo se manifiesta de modo importante queriendo cambiar.
Pero no se da”.
“Hoy –se esperanza- vuelve a haber algunos mensajes en derechos humanos
y el Estado vuelve a tener rol protagónico. Hay otros que son materia
pendiente, como la desocupación, más de tipo estructural”.
Sabe que llevan tiempo y que “los procesos de cambio dependen del contexto”,
el cual “no dejan ver en su totalidad muchos medios de comunicación”.
Quisiera ver en los medios más de los numerosos casos de “empresas
recuperadas, lo cual para el sistema capitalismo es algo ilógico.
“Hay muchos ejemplos de esto, pero no llegan a ser conocidos”.
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Portada del periódico del día en que
Carrera, actual docente de la Universidad, recuperó la libertad.
La graduación, finalmente, en 1990.
En breve
La vida en la cárcel: Detenido del 2 de setiembre
de 1976 al 13 de agosto de 1983, Ricardo Carrera reflexiona que en ese
período “revalorizamos nuestro accionar como mecanismo de defensa
y pensamos distinto de antes. En la cárcel valía tanto el
Ricardo que estudiaba en la universidad como el Ricardo que sabía
de electricidad”.
20 de diciembre de 2001: A Carrera, la abrupta
caída del gobierno de Fernando De la Rua le genera sensaciones encontradas:
“Por un lado, la tristeza por la caída de un gobierno que había
motivado una importante adhesión en términos de votos, que
había sido elegido democráticamente. Por otro lado, fue un
gobierno que no logró hacer realidad todas las esperanzas que la
gente le había depositado”.
El feriado: Otra tema sensible a su mirada y a
su hablar pausado es el feriado que habrá los 24 de marzo a partir
del corriente. Cree que es “una buena idea que lamentablemente terminará
siendo un feriado turístico”. Siente que “sería mejor hacer
un alto en el trabajo, jornadas de reflexión, de discusión
sobre el tema porque si no, con el feriado, ya la misma palabra te habla
de un descanso que se volverá un día de vacaciones”.
Recordatorio del 30 Aniversario del golpe militar del 24 de Marzo
de 1976
La Universidad Nacional de Río Cuarto llevará a cabo
actos con motivo del trigésimo aniversario del golpe militar del
24 de marzo de 1976.
Según se informó desde Ceremonial Universitario de la
Coordinación de Comunicación Institucional, este es el programa
de actos para este viernes 24:
-10 hs. En monolito recordativo del golpe
ubicado frente al Comedor Universitario.
Depósito de ofrendas florales a cargo de Autoridades
y Representantes de Agrupaciones Universitarias.
-10.15 hs. En Anfiteatro General San Martín.
Izamiento de Bandera Nacional a cargo del cuerpo de
alumnos abanderados.
Solemne interpretación del Himno Nacional Argentino.
-10.30 hs. Acto central en el Aula Mayor “Alfredo Duarte”
(el nombre del Aula recuerda a una de las víctimas de la dictadura,
cuya foto ilustra este programa de actos).
Emisión en Cadena de Radios Universitarias
con cabecera en la Universidad Nacional de San Luis.
Radio UNRC integrará la cadena de radios universitarias
con motivo de este aniversario.
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