Retorna a página principal de Hoja Aparte

 
La especialista Alejandra Grzona participó de Jornadas en el campus
Alumnos con discapacidad en la Universidad: un camino para recorrer entre todos

“La gente joven es el semillero de la integración; mi generación y las precedentes crecimos con la idea de que había que separar”, dijo la magíster Alejandra Grzona, docente de la Universidad Nacional de Cuyo, en las Jornadas “Estudiantes con disca-pacidad en la Universidad. La equidad frente a la diversidad”. Con el lema “Cuando las puertas se abren todos tenemos un lugar”, se llevaron a cabo organizadas por la Comisión de atención a las personas con discapacidad de la Secretaría de Bienestar de la UNRC. Fueron en doble turno en el Aula Magna ante más de cien estudiantes, entre ellos de Educación Física y Educación Especial de la Facultad de Ciencias Humanas.

Antes de su exposición relativa a la experiencia en la materia, compartió el acto de apertura junto al rector de la Universidad, Oscar Spada; la secretaria académica, Silvia Nicoletti; la secretaria de Bienestar, Carmen Cholaky; el director de Educación Física, Deportes y Recreación, David Bustos, y la secretaria de Investigación de Ciencias Humanas, Diana Sigal.
Lejos del paternalismo, Alejandra Grzona indicó que “no podemos asegurar el egreso de las personas con discapacidad, pero sí las condiciones de equidad en el ingreso y el cursado”. Planteó que en el programa inicial que han ido llevando adelante en la Universidad Nacional de Cuyo hubo “acciones fundamentales”, tales como asignar “becas para estudiantes con disca-pacidad”, que requieren del reconocimiento del alumno como tal, tras lo cual se le hace una entrevista.
Señaló la mejoría respecto de tiempos en los que “la certificación que se daba a personas con discapacidad por sus estudios no les permitía ingresar en la secundaria ni mucho menos en la universidad”. En consonancia, planteó la “necesidad del respeto: más allá de diferencias, somos ante todo personas unidas por la dignidad de ser personas”. 
De su experiencia en Mendoza, Alejandra Grzona dijo que “empezamos con acciones voluntarias y asistemáticas tratando de sortear desde lo actitudinal -por ejemplo, pasando una clase de planta alta a planta baja- las barreras arquitectónicas de la universidad”, en un marco en el que “los que más entraron fueron personas ciegas y con deficiencias motóricas”.

Cuestión de actitud
La docente resaltó la predisposición como elemento clave para resolver problemas, aun cuando el trabajo no estuviera sistematizado. Lo ejemplificó con “un examen para un ingresante ciego que tuvimos que hacer de la noche a la mañana siguiente en Braille con pizarra y punzón”; el examen había que tomarlo. “Hay una posición ética en esto”, a fin de que no por buscar equidad se llegue al favoritismo.
Indicó que el proceso es complejo. “Trabajamos con adultos con poder de decisión, por lo cual respetamos la decisión de aquellos ingresantes que no se anotan como personas con discapacidad en el diagnóstico inicial”, lo cual les impide acceder a este tipo de becas. Como contraparte a esta dificultad para asumir la discapacidad, “en el primer año de implementación de la ficha diagnóstico para la beca hubo muchos que por usar anteojos se declaraban con discapacidad”. Ahora la situación ha cambiado y “hay un circuito institucional con referentes por cada facultad”.
 


Alejandra Grzona: «No podemos asegurar el egreso de las personas con  discapacidad, pero sí las condiciones de equidad en el ingreso y el cursado”.
Escríbanos y envíe
sus sugerencias
y comentarios
a nuestro e-mail
Página Principal de la UNRC