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Cáncer de cuello de útero

El cáncer de Cuello de Útero es el más frecuente dentro del grupo de tumores ginecológicos. Su incidencia ha disminuido en los últimos años debido a que, a diferencia de otros tipos de cáncer, se efectúa una fuerte difusión de sus métodos de prevención. Estos métodos no sólo están dirigidos a la detección del cáncer sino a un importante número de enfermedades que afectan a los órganos genitales femeninos y cuyas consecuencias pueden ser irreversibles.

En la comunidad universitaria se han detectado en los últimos cinco años 4 casos de cáncer de cuello de útero, de los cuales algunos aún siguen en tratamiento.

Formas de prevención
Este tipo de enfermedad se origina en las células del cuello uterino, que es la porción más baja del útero o matriz. 
Antes de llegar al cáncer declarado, la cubierta cervical de esta zona puede pasar por una etapa premaligna denominada displasia (anomalía en el crecimiento de un tejido) que implica alteraciones en las células pero sin llegar a ser cáncer. 
Estos cambios pueden volverse cáncer con el transcurso del tiempo. Por esta razón, un control ginecológico periódico permite no sólo detectar células cancerosas sino también tratar a tiempo posibles anomalías o enfermedades y evitar que éstas se transformen en tumores.
La prevención del cáncer de cuello de útero puede lograrse complementando dos conductas básicas: realizar el control ginecológico una vez al año como mínimo y disminuir los factores que aumentan las probabilidades de su aparición.
Existen tres estudios básicos que permiten diagnosticar y tratar las alteraciones premalignas o tumores pequeños, evitando que se vuelvan cáncer. Los estudios básicos son:
- Papanicolau: en el consultorio, el ginecólogo extrae una muestra del tejido que recubre el cuello uterino y lo analiza. Debe efectuarse una vez por año.
- Colposcopía: a través de una sustancia que colorea células anormales, el ginecólogo  visualiza  la existencia o no de las mismas. 
- Biopsia: si se en-cuentran células anormales se extrae una muestra de tejido para observarlo a través del microscopio y determinar la presencia o no de células cancerosas. 
Otra forma importante de prevención es evitar la promiscuidad y la práctica de sexo sin protección. El virus del papiloma humano (HPV) es un importante  factor de riesgo del cáncer de cuello de útero y su contagio se produce a través de las relaciones sexuales. Su tratamiento es sencillo, sin embargo, si no es tratado a tiempo sus complicaciones pueden derivar en tumores. 
 

 

 

Sus factores de riesgo

Como todo tipo de cáncer, no pueden identificarse características o conductas que impliquen directamente la aparición de la enfermedad. No obstante, existen factores cuya presencia en la persona pueden aumentar las posibilidades de desarrollarla. 
- Antecedentes en madres o hermanas.
- Cáncer de mama o de colon en familiares.
- Uso de terapia hormonal en la posmenopausia.
- Ser mayor de 50 años.
- No tener hijos, relaciones sexuales a edad temprana, infecciones genitales periódicas, no tener pareja sexual estable o tener relaciones sin protección.
- Otros factores: fumar, estar infectado con VIH y usar anticonceptivos orales por más de 5 años.  

A través del Programa de Prevención del Cáncer de Cuello de Útero, ASPURC ofrece a las afiliadas mayores de 18 años:
- Un estudio Papanicolau anual sin cargo.
Para utilizar el programa, debe presentarse la indicación médica del profesional para su autorización.
Actualmente, el 65% de las afiliadas mayores de 18 años se realizan los controles de prevención necesarios. ASPURC invita a las afiliadas que aun no han participado a que no dejen de hacerlo, pues es la única forma de prevenir la enfermedad y de detectar la mayoría de las alteraciones ginecológicas.
 
 
 

Fuentes: www.saludhoy.com – www.inmujer.df.gob.mx – www.elmundosalud.com - www.tuotromedico.com
 
 


 
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