El Consejo Superior aprobó la firma del convenio
Universitarios mejoran un inoculante natural para
soja y lo transfieren a una empresa
Investigadores de Ciencias Exactas, que vienen prestando servicios
a distintas empresas del país, mejorarán la formulación
de un inoculante natural para soja, producido por la compañía
Nova S.A. de la ciudad de Cañada de Gómez –Santa Fe.
El convenio específico fue aprobado por el Consejo Superior y
será firmado para continuar los trabajos que se vienen realizando
para el perfeccionamiento del mencionado inoculante a base de Bradyrhizo-bium
japonicum, a la vez que establecer un sistema eficiente de producción
y control de calidad.
“Es un inoculante biológico, a base de una bacteria que es un
simbionte de soja. Este inoculante le aporta nitrógeno a la planta.
Es una fórmula con ingredientes de vehículo, que le sirven
a la bacteria para poder crecer, multiplicarse y sobrevivir”, explicó
el microbiólogo Oscar Masciarelli, quien junto con el doctor Fabricio
Cassan es responsable técnico de esta iniciativa.
“A la mejora la llevamos a cabo nosotros en nuestro laboratorio y le
transferimos a la empresa los resultados. Hicimos el estudio, logramos
la mejora y actualmente los estamos asesorando en cuanto a la manera de
implementar estas sugerencias”, comentó la doctora María
Virginia Luna, docente del Departamento de Ciencias Naturales, que viene
llevando adelante estos trabajos en el Laboratorio de Fisiología
Vegetal e Interacción Planta-Microorganismo.
Luna es responsable y coordinadora de esta iniciativa, respecto de
la cual aseguró: “Se mejoró la calidad de un producto comercial
que se aplica a campo, en particular en soja. Al reformular el medio de
cultivo, mejoramos la supervivencia de los microor-ganismos, la reproducción
de los mismos dentro del medio y la producción de compuestos o metabolitos,
que van a ayudar a la planta a crecer mejor”.
“El inoculante viene en una bolsa de plástico o en un envase
con un contenido que puede ser sólido o líquido. Nosotros
evaluamos si la composición química de ese medio es la adecuada
para asegurar la supervivencia de la bacteria y un adecuado crecimiento,
es decir que produzca los factores de desarrollo que la planta va a necesitar”,
detalló Luna. Y acotó:
“Hacemos ese tipo de análisis y le sugerimos a la empresa modificar
determinadas metodologías o composición del medio. En el
caso particular de Nova, además de la reformulación del medio
de cultivo nos ocu-pamos de controlar in situ si los biorreactores están
en condiciones y si están funcionando a la temperatura adecuada”.
Masciarelli, investigador del CONICET, al igual que sus dos compañeros
de laboratorio, adelantó que “este producto saldrá al comercio
el año que viene”. Y sostuvo: “Esto comenzó con un trabajo
a escala de laboratorio. Después se hizo una primera visita a la
empresa para trasladar a escala piloto. Y ahora hemos vuelto al laboratorio
para hacer algunos retoques de la fórmula, y posteriormente volver
a la empresa. Estamos en un proceso con el que se procura llegar a un producto
final que pueda ser comercializado en la próxima campaña”.
“Nos encontramos en un proceso intermedio. Estamos trabajando con pruebas
de laboratorio, para luego pasar a una escala industrial, lo cual requiere
de metodologías distintas. Hay que probar si lo que se hace en el
laboratorio es útil a la planta y, de esa forma, extrapolarlo
a nivel industrial, con los necesarios reajustes y mejoras”, explicó
el joven investigador.
Virginia Luna apuntó que “debido a la trayectoria en el estudio
de hormonas vegetales, que hasta el año pasado no lo hacía
ningún otro laboratorio en la Argentina, nuestro laboratorio comenzó
a ser referencia en materia de control de calidad de inoculantes en el
país” y agregó que “formamos parte de una red nacional de
control de calidad de inoculantes. |
Profesores Luna y Masciarelli, con sus equipos
de trabajo.
|