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Enfermedades de transmisión sexual: SIDA

Desde su descubrimiento, en 1981, hasta la actualidad, el SIDA ha pasado de ser una epidemia incontrolable a una enfermedad grave pero con posibilidades de tratamiento.
La información de la población, las políticas mundiales de prevención y el desarrollo de la medicina ofrecen grandes esperanzas al control de esta enfermedad, aunque aún siguen existiendo prejuicios e intereses que obstaculizan el camino.

Mundialmente, el SIDA se ha cobrado  557.000 vidas en sus 20 años de existencia. En promedio, este número en los últimos tiempos ha descendido considerablemente, al igual que la cantidad de enfermos: mientras que a comienzos de los ‘80 se registraron 36,1 millones, a fines del 2000 los casos de SIDA reportados fueron 5,3 millones.
En la Argentina, según la Fundación Huésped, 29.017 fueron los enfermos  de SIDA registrados hasta el 2004. 
El pico más alto de casos nuevos fue de 2876 en el año ‘96. En el 2004, las estadísticas arrojaron una cantidad de 1620 casos nuevos, mostrando un descenso del 56%. Esta marcada disminución en el desarrollo de la enfermedad  del SIDA encuentra sus causas en la prevención (hay menos infectados de HIV), la información, el avance en los tratamientos médicos y las leyes promulgadas en pro de la protección y la asistencia a los enfermos de SIDA en todos los centros del país.

Estar infectado y estar enfermo
El SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) es una enfermedad infecciosa producida por el virus llamado HIV (Virus de Inmunodeficiencia Humana). 
Cuando este virus entra en la sangre, ataca a las células de defensa del organismo. Muchas veces el virus HIV queda inactivo y la persona no tiene ningún síntoma, aunque sí puede transmitir el virus a otras personas. Con el tiempo el HIV se activa y empieza a reproducirse atacando el sistema inmunológico. Si esto sucede, la persona empieza a sufrir todo tipo de enfermedades contra las que el cuerpo no puede defenderse. Este conjunto de enfermedades es lo que se conoce como SIDA.
Así, estar infectado por el HIV no es lo mismo que estar enfermo de SIDA. Se llama portadora a la persona en la que se detecta la presencia del virus. Enferma es la persona en la cual se han detectado enfermedades causadas por la inmunodeficiencia producida por el virus.
En este sentido, una persona que ha estado en contacto con el HIV puede no desarrollar síntomas o ya no tenerlos gracias al tratamiento. Un portador no siempre está enfermo, de todos modos, esto no implica que deje de ser portador del virus.

Lo que SI contagia y lo que NO contagia
Si bien existen innumerables mensajes y campañas de información sobre los cuidados frente al HIV, los prejuicios, tabúes y miedos aún generan negligencia y discriminación frente a esta enfermedad. Por esta razón, conocer las vías de contagio como las de no contagio son de fundamental importancia para protegerse y proteger a los demás.
El virus del HIV sólo vive en el organismo humano (muere al estar en contacto con el aire) y se transmite a través de la sangre, el líquido preseminal, el semen, fluidos vaginales y la leche materna.
Lo que SI contagia:
- Relaciones sexuales vaginales, anales u orales sin protección. 3 de 4 casos se contagian sexualmente y el 90% de éstos son a través de relaciones heterosexuales.
- Vía sanguínea. Compartir agujas o elementos cortantes y transfusiones de sangre no controladas.
- Transmisión perinatal. Si no recibe atención médica, una mujer HIV positiva tiene, durante el embarazo, el parto o la lactancia un 30% de probabilidad de contagiar a su bebé. Estas posibilidades se reducen al 2% en caso de recibir adecuada atención médica.
Lo que NO contagia:
- Tener relaciones sexuales utilizando preservativos. 
- Un estornudo, la picadura de un mosquito, compartir vajilla, servicios higiénicos o piletas, la depilación con cera, el servicio odontológico.
- Practicar deportes, besar, abrazar, jugar, trabajar o intercambiarse la ropa con infectados.
- La saliva, las lágrimas, el sudor, el aire y el agua, al igual que los alimentos no son vehículos de transmisión.

Fuentes: www.huesped.org.ar; OPS-ONUSIDA; Boletín del Ministerio de Salud de la Nación 09/2000. 

 

anticonceptivas no protegen de las ETS.
 
 

Análisis de HIV
Un simple análisis de sangre demuestra si existe virus en el organismo. De ser así, al saberlo evitamos contagiarlo a otra persona y  podemos realizar los controles o tratamientos necesarios para no llegar al SIDA. 
Como en toda enfermedad crónica, un diagnóstico precoz siempre aumenta las posibilidades de éxito en los tratamientos.
El análisis se realiza con un método llamado ELISA. En caso de dar positivo, se comprueba a través del método Western Blot. Es conveniente realizarlo tres meses después de la sospecha de contagio para que el resultado del análisis sea fiable.

Si el análisis da positivo significa que:
- Está el virus del HIV en el organismo.
- Que debes protegerte ante cualquier relación sexual.
- Que podes llevar una vida normal.
- Que tenés derecho a recibir atención médica completa.
Si el análisis da negativo significa que:
- Que no está el virus del HIV en el organismo.
- Siempre se recomienda hacer dos análisis para mayor seguridad. 

El análisis es confidencial, voluntario y gratuito en cualquier institución pública.
 
 


 
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