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Opiniones
Formación docente y cambio educativo en la universidad

Formar ciudadanos para una sociedad abierta y una democracia cognitiva,  requiere que nuestros alumnos construyan  nuevas capacidades: que cuestionen la información, dialoguen con múltiples  perspectivas y recuperen su sensibilidad humana.
(Morín, 1999) 

Las tendencias actuales en el campo de la investigación educativa, vienen aportando pistas interesantes para una reflexión acerca de qué procesos formativos son necesarios para favorecer la innovación en la enseñanza universitaria con vistas  a promover mejoras de calidad.
Por otra parte, experiencias y estudios que hemos tenido oportunidad de desarrollar nos muestran la potencialidad de algunos de los principios teóricos que sustentan la formación docente, en particular en el contexto de nuestra universidad y nos alientan en la idea de rescatar, una vez más, la importancia de los espacios de formación como motores del desarrollo profesional  e institucional del profesorado universitario.
En esta oportunidad, deseamos poner el énfasis particularmente en la problematización como eje estructurante de una formación ligada a la reflexión con vistas a la acción, es decir orientada a la toma de decisiones en la enseñanza, como proceso  reflexivo y fundamentado.
Los intereses e inquietudes iniciales de los docentes universitarios al comenzar un curso o seminario de formación pedagógica, en general, giran en torno a la necesidad de repensar y compartir lo que se hace habitualmente en las clases. Los interrogantes más frecuentes son ¿cómo aprender a enseñar?,¿qué conocimientos, novedades, experiencias me pueden orientar?, ¿cómo y dónde realizar  la búsqueda?, etc.
Por ello, es importante el tipo de  preguntas problematizadoras y estrategias de debate colectivo que posibiliten la toma de conciencia y argumentación sobre las propias prácticas de enseñanza habitual. De esta manera, son los cuestionamientos respecto al qué, porqué, cómo y cuándo enseñar, los que ofrecen oportunidad para visualizar resistencias, obstáculos e innovaciones que dan cuenta de los progresos conceptuales y actitudinales. 
En tal sentido, lo que informan los estudios científicos es que las creencias, predicciones y juicios que los docentes activan en cada contexto –de programación, interacción o evaluación posterior-  serían resultantes más bien de un conocimiento intuitivo (práctico y experiencial) que otorga seguridad y argumentos para tomar decisiones en la enseñanza (cualquiera sea ella). Las concepciones que sostienen los profesores sobre el enseñar y aprender son ideas de alto valor pragmático, muy eficaces, útiles y verdaderas y, que se comparten culturalmente. Por ello, resulta una estrategia pertinente en la formación docente trabajar con problemas prácticos, que sirven para analizar la propia acción docente y las concepciones que la sustentan.


Mónica Astudillo, Alcira Rivarosa y Manuel Schneider *

 
 
 
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