Debate sin fin
La Asamblea Universitaria
no logra aún modificar la conformación
del Consejo Superior
El reparto del poder sometió nuevamente el lunes a la asamblea
universitaria a un debate que parece no tener fin, y la posibilidad de
dejar como está el Consejo Superior, que se impuso por la falta
de acuerdo, será reconsiderada.
La singular expectativa que se había depositado en la jornada
de este lunes en torno de la dilatada conformación del cuerpo colegiado
se vio así frustrada durante una sesión que por momentos
amenazó con echar por tierra cualquier posibilidad de consenso.
La cuestionada propuesta de integrar el cuerpo colegiado con 6 docentes,
5 estudiantes, 2 no docentes y 1 graduado, con la que arrancó la
asamblea como intento de superar las divergencias, no logró en la
votación los dos tercios necesarios y rápidamente se dio
de bruces.
Los estudiantes, con el apoyo de los graduados y los no docentes, no
claudicaron en la negativa de permitir que los docentes conserven la mayoría
en el Consejo, y lo hicieron sentir con el estruendo de sus bombos, que
obligó a los ocasionales oradores a interrumpir sus intervenciones
durante largos segundos.
Los ánimos caldeados llegaron a una extrema temperatura cuando
tres de los cuatro claustros se levantaron de la sesión disconformes
con la moción, presentada por el rector Oscar Spada, que parecía
a esa hora ser la favorita. Los docentes quedaron solos en la sala, junto
con los decanos y el rector. Y si bien son la mayoría y, por tanto,
podían imponerse, no lograron encolumnarse todos detrás de
ninguna de las tres propuestas presentadas. Los votos no alcanzaron a los
dos tercios necesarios y todo iba a quedar como estaba.
Mientras tanto, los estudiantes se aglutinaron en la puerta para hacer
sentir sus cánticos de repudio y los bombos casi no dejaban escuchar
cada una de las intervenciones de los docentes, los decanos y el rector,
que fueron expresando su voto de manera nominal.
La moción número uno fue de la estudiante Natalia Burgos,
quien pretendía que el Consejo tuviera 7 docentes, 7 estudiantes,
2 graduados y 2 no docentes. La dos fue presentada por el graduado Miguel
Paredes y propiciaba que hubiera 6 docentes, 5 estudiantes, 2 no docentes
y 2 graduados. Y la tercera moción fue la que impulsó el
rector, a partir del acuerdo mantenido con los decanos, por la que pretendía
que el Consejo estuviera conformado por 6 docentes, 5 estudiantes, 2 no
docentes y 1 graduado.
Para que se impusiera una de las propuestas se necesitaban 36 votos,
es decir, los dos tercios de los 54 asambleístas que habían
firmado como presentes. Pero no fue así: la moción de la
estudiante no tuvo ningún voto, porque su claustro se retiró.
La moción del graduado sólo tuvo dos votos y la del rector
consiguió 26 voluntades. Hubo 5 abstenciones.
A esa altura, ya no había quórum, porque los votantes
sumaban 33 y debían ser por lo menos 36. Luego fueron volviendo
los asambleístas que se habían levantado disgustados y la
reunión recobró el mínimo necesario.
Esta circunstancia no pasó desapercibida por el estamento docente,
que a través de la palabra de algunos de sus miembros, y arguyendo
que la asamblea “es soberana”, solicitaron la reconsideración del
artículo por el que se había votado minutos antes.
Hay que recordar que sin la presencia de los claustros de estudiantes,
graduados y no docente, los votos emitidos no alcanzaron los dos tercios
necesarios para su modificación, por lo que debía quedar
redactado tal cual figura actualmente en el Estatuto Universitario, es
decir con una conformación del Consejo Superior de siete docentes
(contemplando sí el claustro único), cinco estudiantes, un
graduado y un no docente.
Viendo a la asamblea empalidecida al extremo y que amenazaba con desvanecerse,
el decano de Ingeniería, Diego Moitre, fue quien se apuró
a proponer la reconsideración del artículo 14 del estatuto,
que tantos dolores de cabeza les está generando a los asambleístas.
La consejera Alejandra Méndez lo apoyó, al igual que Ysabel
Lopo y Adolfo Martino. Mientras la asamblea recuperaba sus miembros, se
votó a favor de la reconsideración, que obtuvo 39 votos,
contra 4 negativos.
Finalmente, se propuso un cuarto intermedio de una semana, hasta el
lunes a las 9, aunque algunos asambleístas no dudaron en postular
un plazo más amplio, incluso de un mes, para que cada sector pueda
reflexionar e intentar avanzar en la búsqueda de un consenso acerca
de la distribución del poder en la Universidad. |
Al ver que la asamblea empalidecía al extremo,
el decano de Ingeniería, Diego Moitre, propuso la reconsideración
del artículo 14. Ysabel Lopo, asambleísta no docente, fue
una de quienes lo apoyó
Discutir desde las convicciones
El vicerrector, Juan José Busso, instó
a los estudiantes, no docentes y graduados a volver al recinto. “No es
bueno que decida un solo claustro”, dijo. Y agregó: “Por eso, les
pido que vuelvan a la asamblea. La reforma del estatuto se discute desde
las convicciones, no desde la fuerza del poder”.
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